Recuerdo ya de mi barrio
el viejo café «La Paloma»
donde reinaba el aroma
de aquel tintillo ordinario.
Vamos a englobar dentro de ésta temática no sólo a los cafés propiamente dichos, sino también a las confiterías-cafés y a los cafés-bailables (más propiamente ‘cabaret’), resaltando los aspectos de los mismos relacionados con el tango. Antes de la epidemia de fiebre amarilla que asoló la zona sur de Buenos Aires casi a finales del siglo XIX, en la zona norte, en Recoleta, estaban los prostíbulos más turbios, ambiente de malevos, cuchilleros y lunfas. Después -y a raíz de ese episodio- éste se convierte en un barrio bacán y las prostitutas se desparraman por el centro. Hay que recordar que hacia 1920 en la calle Lavalle, entre Callao y Junín, había más de 20 prostíbulos; mientras que en El Bajo, en calle 25 de Mayo, había prostíbulos más elegantes conocidos como cabarets.
En una segunda parte trataremos los cafés de la Avda. de los Españoles, como se mencionaba a la Avda. de Mayo; sus tertulias y las connotaciones asociadas a los republicanos y a otros intelectuales.
Iª) PARTE
A) CAFES BAILABLES
1. Café de Hansen
El café de Juan Hansen, famoso lugar de diversión nocturna, fue inaugurado en 1877 en el barrio de Palermo, en el cruce de las Av. Figueroa Alcorta y Sarmiento (frente al actual Planetario). La avenida Sarmiento anteriormente era llamada de las Palmeras y terminaba en la actual Plaza Italia, que hasta 1904 se llamó Plazoleta de los Portones, pues estaba cerrada con grandes portones de hierro de 3 hojas, con dos arcos de medio punto en los extremos sobre las veredas donde circulaban los viandantes. Esos portones y las verjas que delimitaban el Parque 3 de Febrero fueron demolidos en 1917. Éstos son Los Portones mencionados por Enrique Cadícamo en su tango Tres Amigos: «… una noche, allá en Portones / me salvaron de la muerte / nunca faltan encontrones / cuando un pobre se divierte…».
Se cree que el local se habilitó en una de las edificaciones que tuvo Juan Manuel de Rosas en Palermo, y que era frecuentado por gente adinerada, siendo habitué entre otros el famoso deportista Jorge Newbery.
En él se había prohibido tocar la milonga “El esquinazo”, conocida entonces como “Golpiá que te van a abrir”, porque a sus sones “Nada me importa de tu amor/ golpiá nomás, el corazón me dijo./ Que tu amor fue una farsa…” los contertulios golpeaban las copas con los cubiertos siguiendo el ritmo de la música.
En esas noches de milonga animadas por las orquestas de Enrique Ponzio o la de Padula, se podía ver a “la rubia Mireya”, mencionada en el tango “Tiempos Viejos” que popularizaron Manuel Romero y Francisco Canaro (“Te acordás hermano, la rubia Mireya / que quité en lo de Hansen al loco Cepeda”).
Cuando murió Hansen en 1892, se hizo cargo del local Anselmo R. Tarana, transformándolo en el Restaurante del Parque 3 de Febrero, y fue demolido posteriormente en 1912, durante el gobierno municipal de Joaquín S. Anchorena.
2. Café Domínguez
Este popular café estaba ubicado en la avenida Corrientes nº 1537. Era frecuentado por Eduardo Arolas (“El Tigre del bandoneón”), Francisco Canaro (“Pirincho”) y otros grandes del tango. En su salón se estrenó el tango “Tierra Negra” de Graciano de Leone, autor que se menciona en el tango “Café Domínguez” con glosas de Julián Centeya, tango que fue inmortalizado en una feliz interpretación de la orquesta de Angel D’Agostino, en la que el poeta popular Julián Centeya presta su voz para decir: «Café Domínguez de la vieja calle Corrientes que ya no queda / café, del cuarteto bravo de Graciano de Leone, / a tus mesas caían Pirincho, Arolas, Firpo y Pacho a escuchar tus tangos, / era el imán que atraía como el alcohol atrae a los borrachos; / Café Domínguez de la vieja calle Corrientes que ya no queda».
3. Café de los Angelitos
Nacido en 1890 como bar Rivadavia en la intersección de las calles Rivadavia y Rincón, en un galpón con piso de tierra frecuentado por malvivientes, cambió su nombre precisamente en 1920 por sugerencia del Comisario Ariño, de la Seccional Octava, por decir irónicamente que los clientes eran “angelitos”. Aunque otras versiones indican que en esa esquina de Balvanera, unas estatuas de angelitos en las cornisas le dieron su nombre. Vaya a saber cuál es la versión correcta, aunque es posible que se aúnen las dos. Tuvo su época de gloria pero también de decadencia en sus 102 años de existencia, pues fue demolido en 1992 tras el derrumbe de su techumbre.
Solía frecuentarlo Carlos Gardel, que vivía en una pensión cercana en la calle Rincón nº 137, mencionándose que en sus mesas firmó su primer contrato con el sello Odeón, juntamente con José Razzano. También era frecuentado por el actor Florencio Parravicini y los payadores José Betinotti, Higinio Cazón y Gabino Ezeiza, éstos 3 últimos mencionados en el tango “Café de los Angelitos” (“Café de los angelitos / bar de Gabino y Cazón / yo te alegré con mis gritos / en los tiempos de Carlitos, / por Rivadavia y Rincón./ …y de nuevo se sienta a mi lado / Betinotti, templando su voz…”).
También lo frecuentaba el poeta Carlos de la Pua (el “Malevo Muñoz) junto a prestigiosos socialistas como Juan B. Justo, José Ingenieros, Nicolás Repetto, Alfredo L. Palacios que tenían el centro socialista (Casa del Pueblo) a poca distancia.
En 1944 Aníbal Troilo, con la voz de Alberto Marino, grabaron el tango “Café de los Angelitos”, escrito por José Razzano y Cátulo Castillo.
Reabrió sus puertas el 19 de Junio de 2007 como cafetería y restaurante en un renovado local con una superficie que duplica la original, recreación del estilo afrancesado de los años ’40; diariamente se ofrece una cena-show con la participación de un quinteto de tango y 2 parejas de bailarines.
4. Pigall
Estaba situado en la calle Corrientes 865, cerca de Esmeralda. Funcionaba en la planta alta, mientras que en planta baja funcionaba el Teatro Royal. Al suprimirse el teatro pasó a denominarse “Royal Pigall”, funcionando en la planta alta. Precisamente es mencionado en el tango “Corrientes y Esmeralda” (“…rebotando tangos el Royal Pigall”); y Juan Maglio (“Pacho”) compuso en su homenaje el tango “Royal Pigall”. En la década de 1920 dirigían sus orquestas Roberto Firpo y Francisco Canaro; Azucena Maizani (la “ñata gaucha”) comenzó ahí su carrera, como milonguera.
Posteriormente en el mismo sitio funcionó el “Tabarís” otro cabaret más tarde reconvertido en teatro. El edificio fue demolido en 1936 al ensancharse la calle Corrientes.
5. Armenonville
Su homónimo el «Pavillón de Armenonville» funcionaba en el Bois de Boulogne (París), y en 1909 se construyó éste en la intersección de Avda. Alvear y Tagle, siguiendo los lineamientos del parisino. Sus dueños, Loureiro y Lanzavecchia, contrataron a Roberto Firpo y su orquesta para animar los bailes. Fue el primer cabaret de lujo de Buenos Aires, y un restaurante refinado de estilo francés con excelente menú. Además de bailarse el tango tambien fue reducto para el canto y fue precisamente ahí donde Gardel y Razzano obtuvieron su primer contrato
importante de trabajo: debutaron el 1º de enero de 1914 cantando a dúo en el cabaret. Posteriormente actuaron otros grandes del tango, entre otros Francisco Canaro, hasta 1925 en que fue demolido. La mayor afluencia de público se registraba durante los meses de verano, para disfrutar la amplitud de sus glorietas y sus pérgolas al aire libre. Si bien Juan Maglio “Pacho” nunca actuó en ese sitio, le dedicó el tango “Armenonville”; en la partitura de la primera grabación lo dedica “A los distinguidos señores Loureiro y Lanzavechia”. También lo menciona el tango “Zorro gris”, de García Giménez y Rafael Tuegols /”…Y tras la farsa del amor mentido / al alejarte del Armenonville…”).
6. Tibidabo
Estaba en Av. Corrientes e/ Talcahuano y Libertad. Durante años el centro de atracción fue la orquesta de Pichuco, que actuaba de abril a diciembre. Ahí estrenó el tango Garúa con la voz de Francisco Fiorentino; también Los Mareados que al año siguiente cambió de nombre por la censura y se llamó En mi pasado, pero posteriormente retomó su nombre; este famoso dúo también estrenó Malena en 1942.
Destacaban las voces de Francisco Fiorentino y Alberto Marino, quien debuta el 5 de abril de 1942. En su escenario actuaron otros destacados intérpretes, como Pedro Mafia, Osvaldo Pugliese, Atilio Stampone, Julio Martel. En el año 1947 hacía furor en su escenario la orquesta que formaron Francini-Pontier, mientras que en 1952 la que triunfaba en el cabaret era la orquesta de Stamponi-Federico. Fue demolido en 1955.
7. Marabú
Este famoso local bailable ubicado en Maipú 359 (entre Corrientes y Sarmiento) funcionó desde fines de la década del ’30 hasta fines de la del ’80 convirtiéndose en el tradicional cabaret de la noche porteña que todos habrán oído nombrar. Fundado por iniciativa del español Jorge Sales, en él se produjo el debut de Aníbal “Pichuco” Troilo el 1º de julio de 1937, cantando Francisco Fiorentino; Pichuco tenía entonces 23 años. Por largos períodos fue un baluarte de Carlos Di Sarli. También contó con la actuación de los dos Ángeles del Tango (D’Agostino y Vargas). El poeta ciudadano José María Contursi era un habitué, y presenció un drama pasional que le inspiró la letra del tango “Como Dos Extraños”; porque ese cabaret fue cuna de tangos, de amores acunados a su ritmo, pero también de desencuentros amatorios.
En mayo de 1984 fue reinaugurado con la actuación de Osvaldo Pugliese, pero en esta ocasión la apertura duró poco tiempo. Actualmente ahí funciona el «Maracaibo».
Café Dominguez es un tema instrumental. Curiosamente hay como una especie de leyenda, bastante extendida, sobre la «interpretación» de Angel Vargas que, como es evidente al reproducir el tema, no existe.
!!! QUE RECUERDOS!!!! EN LOS ALREDEDORES DEL 50 TOCABA EL PIANO EN EL QUINTETO DE TULIO MANFERRE ,LE HACIAMOS LOS CAMBIOS LOS SABADOS Y DOMINGOS A LAS ORQUESTAS QUE SE IBAN A HACER BAILES A LOS CLUBES GRANDES.TAMBIEN TOQUE EN EL EMPIRE.!!! OTRO BUENOS AIRES!!!
Que bueno!! lo conocí al gran Tulio Manferre tocando en la peatonal florida, un maestro! me encantaría volver a verlo! Tenés algún dato! Un abrazo!
Agradeço a minha amiga Alicia por ter me enviando toda essa preciosa história aqui publicada.Abraços e felicitações desde São Paulo- Brasil. Gracias…….
«Café Domínguez de la vieja calle Corrientes que ya no queda / café del cuarteto bravo de Graciano de Leone…» son las glosas que Julián Centeya le adosó al tango de Angel D’Agostino, inspirado a su vez en un poema de Enrique Cadícamo de 1918. También fue inmortalizado por el «Negro» Celedonio Flores con su poema «Tristezas» en el libro «Cuando pasa el organito». Algunos la consideran letra del tango, y también al poema de Cadícamo. Tiene razón amigo Schoua pues no lo canta Angel Vargas y me disculpo por el lapsus, fruto no del desconocimiento sino de esa asociación casi indisoluble entre los dos Ángeles del Tango. Un abrazo
Quérido César… comienzo destacando lo irónico… mucho Armenonville pero los dueños eran un gallego bien de Galicia y un super tano! Qué hermoso país el nuestro…
Cuando recorro textos como éste, no todos tan bien amasados y horneados, me vienen a la memoria las palabras de Héctor Negro al glosar a Cátulo Castillo… «nos mostraste cosas que no nosotros no vimos porque llegamos tarde». Tengo ese sentimiento. Me habría gustado anticipar mi ciclo vital unas décadas para vivir esos años, de más inocencia… aunque no me hubiera permitido añorarlo como si fuera algo de nosotros, los que estamos unidos por el tango, y lo hemos atesorado.
Felicitaciones, aunque sea reiterativo en esto cuando leo tus notas. Un abrazo (Siempre quiero cambiar al pictograma celestón y agobiado que me ha tocado, pero no sé como hacerlo. Sólo tengo esa cara y color cuando pierde el Real Madrid, y eso ocurre menos que cada muerte de obispo)
Hermosa colección de nombres que dejaron la huella de su paso y nuestro paso….Faltaría mencionar el Ocean Dancing, en el bajo, donde un día de 1943, entré ¡payuca tonto! para «levantar una nami»…Y tomamos licor, puso su mano en mi pierna flaquita de muchacho endeble y me citó a las tres de la mañana en Florida y Corrientes. Allí estuve. Todavía la estoy esperando…Rodolfo Leiro, desde Buenos Aires, Argentina, un domingo 17 de noviembre de 2013.
César, tú en la parte que escribes del Café Domínguez no veo que cometas ningún error. Lo releí y sólo mencionas las glosas de Centeya, ese gran poeta que no se estudia en literatura argentina porque somos así de tontainas. Lo escuché alguna vez pero en la radio siempre hemos puesto temas con la dupla de Angelitos, D´Agostino-Vargas… otros dos que pagaría por haber podido ver actuar juntos en un escenario… pero llegamos tarde.
Mi querido Cesar, gracias por este paseo maravilloso. Los cafés de Buenos Aires «tienen ese no se qué, ¿Viste?». Un fuerte abrazo!!
En 1961/2 en Marabú cantaba Rivero ( y descansaba entre sus entradas en uncafé de enfrente, ern el que tocaba Ciriaco Ortiz) y en el 63/4 éscuché a Troilo con Elba Berón.