Si nos guiamos por la introducción, esta novela fue publicada por primera vez transcurridos 20 años para su elaboración, entre 1715 y 1735, y se consideró la primera novela realista de Francia. La edición de 1747 -después de varias anteriores- se considera la edición definitiva por ser la última aparecida en vida del autor, Alano Renato Lasage. [La que obra en mi poder, traducción del Padre Isla, se imprimió en Sevilla en el año 2001, Ediciones ALFAR S.A.]
Originalmente y por su gran extensión, se publicó en 4 tomos, y en España se editó, en la versión traducida por el Padre Isla, en los años 1787-1788. [Según éste, “Aventuras de Gil Blas de Santillana”, robadas en España y adoptadas en Francia por Monsieur Le Sage, restituidas a su patria y a su lengua nativa por un español ‘zeloso’, que no sufre se burlen de su nación. Madrid, en la imprenta de Manuel González, Libr. De Cuesta, 1787-1788, 4 vols.]
En América Latina fue publicada por primera vez en la “Biblioteca Mundial Sopena” de Argentina, primera edición en 1941 y segunda en 1945. Mism edición por SOPENA se editó en España en 1951.
Voltaire, en su obra Le Siècle de Louis XIV afirmó que la obra era copia de la novela española de Vicente Espinel, “Vida del Escudero Marcos de Obregón”.
En España no fue conocida hasta la versión del padre jesuita José Francisco Isla (1787-1788) siete años después de su muerte acaecida, como jesuita expulso, en Bolonia (1781) con el atrevido título de “Aventuras de Gil Blas de Santillana, robadas a España y adoptadas en Francia por Monsieur Le Sage, restituidas a su patria y a su lengua nativa por un español ‘zeloso’, que no sufre se burlen de su nación”.
En el prólogo a su traducción, el jesuita señalaba que Lesage había estado mucho tiempo en España en la Embajada de Francia en Madrid. Y llevado a su afición a las cosas y gentes de España, hizo amistad con un abogado andaluz que le confió el manuscrito de Gil Blas. Pues como la novela contenía una sátira contra dos importantes ministros y era imposible publicarla en España, el autor le pidió a Lesage que la tradujera al francés y la publicara en París como si hubiera sido escrita en aquel reino. Encargo que cumplió Lesage, pero apropiándose de la autoría.
En París, el 1 de octubre de 1822, Juan Antonio Llorente concluía con sus observaciones sobre el autor del Gil Blas, con el título de “Observaciones críticas sobre el romance de Gil Blas de Santillana (ediciones española y francesa, de 1822) en las cuales se hace ver que Mr. Lesage lo desmembró de ‘El Bachiller de Salamanca’, entonces manuscrito español”.
Como Lesage había publicado Le Bachelier de Salamanque que, según confesión propia, había tomado de un manuscrito español, Llorente presenta la tesis que este manuscrito había sido también el original del Gil Blas, que contenía las dos novelas. De esta forma Lesage había publicado los 4 volúmenes que constituyen el Gil Blas sin confesar su origen, y después “Le Bachelier de Salamanque” como una traducción confesada.
Llorente supone que el manuscrito español se llamaba “Historia de las aventuras del Bachiller de Salamanca don Kerubin de la Ronda”, y que Lasage lo había adquirido de un amigo suyo, hijo del marqués de Lionne, embajador de Luis XIV en la corte de Madrid.
Otras opiniones, como las de don Adolfo de Castro, y la de Alborg, otorgan la autoría a Lesage.
Lo que antecede fue extractado de la Introducción de Manuel Moreno Alonso, en su estudio sobre la autoría de la obra.
Contenido
Dejando de lado la autoría de la obra y siendo muchos los temas tratados, sólo haré referencia algunos de ellos y las páginas en que se encuentran:
La lealtad (¡) de los grandes está relatada brevemente en la pág. 68,
El muy famoso madrileño “Agua va” retratado en la pág. 115.
La sorpresa (para un pampeano que se precia de gaucho) se refiere a una carrera de sortijas en una boda en Olmedo (pág. 127). Diversión que se repite en la pág. 163. Hace un tiempo escribí en mi página www.pampeandoytangueando.com una serie de “Juegos de los gauchos” entre los que figuraba la carrera de sortijas; indudablemente me equivoqué al considerarla un invento de los gauchos.
Foto carrera sortijas en Mataderos
La opinión de Gil Blas sobre los jueces se encuentra en la página 137.
El autor tampoco se privó de mencionar a la “triforme Hécate”, diosa de las encrucijadas que era invocada como protectora de los caminos y encrucijadas, pág. 168
Siendo tan importante como lo fue al principio de la monarquía española, no podía estar ausente la ciudad de León, aunque fuese para mencionar su cárcel en la pág. 140. Y más adelante el papel asignado como Rey niño de León en una ‘obra teatral’ en págs.. 506 y 509.
Los amores frustrados de Gil Blas con Violante, en págs. 294 hasta 298.
El pueblo como maestro de la lengua (que permite asociar con la memoria de Sócrates) se menciona en pág. 366.
Un accidente: el del mono del Conde Galiano, permitiendo hacer una comparación con el famoso caballo de Calígula, en la pág. 375.
La opinión de Isócrates sobre los ricos, en pág. 406.
La ambición se encuentra detallada en la pág. 421.
Al mencionar la zarabanda, se aclara que era una danza lenta del período barroco, procedente de África; pág. 494.
Las cortesanas, devoradoras de caudales de los mishé (o jailafes, o bacanes, todos términos del lunfardo que no resistí la tentación de ‘colar a los lectores’) en pág. 514. No resulta incoherente un salto a la página 580, donde se detalla el gasto de los ricos (mishé) para mantener a una mujer fuera de su matrimonio.
La altanería, en contraposición a la modestia, pág. 547.
Relata la “cena de los poetas” en la pág. 587. Dos páginas más adelante, la rebelión de Cataluña y Portugal, págs. 589 y 590.
Colofón
En mi humilde opinión, como simple lector de esta extensa obra, es indudable que para realizarla, mencionando tantos personajes y sitios de España cuando las comunicaciones para trasladarse de un sitio a otro requerían mucho tiempo, debo suponer que el autor debió vivir toda una vida, o al menos gran parte de ella en este país, para poder describir los personajes y situaciones como las que aparecen en este libro. Tal vez no sea una opinión muy sólida ya que carece de las investigaciones necesarias, simplemente apelan al sentido común.
“Aventuras de Gil Blas de Santillana”, de Alano Renato Lesage, Sevilla, año 2001, Ediciones ALFAR S.A., Traducción del padre José Francisco de Isla.
César J. Tamborini Duca
Académico Correspondiente para León
Academia Porteña del Lunfardo