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La Vieja del Monte

La Vieja del Monte vuelve por Nochebuena (y expulsa a Papá Noel de la Navidad Leonesa) 

En la tradición leonesa también encontramos un personaje bondadoso que siempre se acuerda de los niños, a los que envía pequeños  obsequios a través de sus padres: es la Vieja del Monte, entidad legendaria, genuinamente leonesa. Para rescatar la tradición, en la Navidad del 2017 la Cabalgata de Trobajo del Camino (León) estuvo bajo su advocación.

¿Quién es la Vieja del Monte?

Es una figura de la mitología del Reino de León, que hunde sus raíces en tiempos precristianos, como un alma mater de la naturaleza, protectora y benévola, que tiene manifestaciones por muchos lugares de Europa. La vieja, “la güela” o “la vieya’l monte” es un personaje benévolo de la mitología leonesa que daba alimentos a los pastores para que se los llevaran a los más pequeños de la casa, los cuales rebuscaban en la zurrona de sus padres al llegar de trabajar en el monte, para ver lo que les mandaba la “Vieja del Monte”. Una especie de ‘Papá Noel’ o de ‘Olentzero’ femenino y muy nuestro. (Raigañu. Asociación de Cultura Tradicional Leonesa).

Viste pañuelo negro a la cabeza, blusa negra y dengue cruzado al pecho granate pajizo, saya verde con tiras negras y mandil blanco con adornos negros. Calza madreñas, lleva una media blanca y otra negra y unos pendientes con forma de viejos aros de plata. En la toponimia se conservan infinidad de lugares con los nombres de Pico la Vieja, Peña La Vieja, Cueva la Vieja…..etc. y el mito se extiende por todas las comarcas del Reino de León.

Diversos autores han estudiado la figura de este mito leonés, entre ellos el alemán Gerhard Rohls; Nicolás Bartolomé Pérez en su libro Mitoloxía Popular del Reinu de Llión; y otros.

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 Hay un conjunto de personajes mitológicos que aún hoy gozan de vitalidad, es decir, que cuentan todavía con una legión de creyentes que asumen sin problema alguno su existencia real, como son los casos de el  Olentzero de la tradición vasca y navarra, viejo carbonero que baja del monte para anunciar la Navidad con regalos para los más jóvenes; al tronco de Navidad de las tradiciones catalana (tió) y aragonesa (tronca), que es un leño humanizado que golpean los niños y reparte regalos también en Navidad; o  la figura de la Befana de las tierras italianas que aparece en la víspera del día de Reyes (suplantando a éstos)  para distribuir presentes entre la infancia.

La Vieja del Monte es la denominación más generalizada de este mito que se extiende por todo el norte montañoso de León, aunque a veces tiene nombres locales como el de la Güela, en Candanedo de Fenar (municipio de La Robla), entre otros. Casi siempre se presenta como una panadera que vive en una peña o cueva en el monte y que tiene una cueva anexa a su morada que utiliza como horno; es en él donde amasa pan para los niños de los pueblos cercanos y a quienes se lo envía a través de padres y familiares a la vuelta de su jornada en el campo.

El pequeño rito de dar a los niños los restos del almuerzo o merienda que los labradores y pastores llevaban al campo es denominado en algunas zonas leonesas pan de paxarines o pan de pajarines, o pan de raposa. Algunas tradiciones sobre este personaje, por ejemplo, las que se cuentan en Salamón (municipio de Crémenes), nos indican que se trata de un ser amable con quienes se aproximan a su lugar de habitación y que conoce muy bien la naturaleza y a todos los animales y plantas, e incluso es frecuente encontrar herbívoros salvajes pastando cerca de ella sin miedo.

En ocasiones regala trozos de chorizo, tortilla, queso o avellanas. Solo los mayores pueden verla, aunque ella conoce perfectamente a cada niño y niña del pueblo. Vive rodeada de los animales salvajes en sintonía y hay quien dice que tiene un lobo, como si fuese su perro dócil.

Y en el desaparecido pueblo de Lodares los rapaces esperaban con ansia la llegada de los mayores por la noche, y los recibían con preguntas del tipo: «¿Qué nos trajo la Vieja?», quedando maravillados al ver los trozos de pan, queso o embutido que les había dado la señora para ellos.

Este entrañable mito tiene además un interés notable; de hecho quizá sea la figura mitológica leonesa de orígenes más remotos, pues destacados lingüistas europeos como Gerhard Rohlfs o Mario Alinei han estudiado en las lenguas y folclores de toda Europa la existencia de un antiguo mito común a casi todo el continente que se muestra de múltiples formas y que remite siempre a una Magna Mater benefactora y señora de la naturaleza que es imaginada en las culturas populares europeas como una mujer vieja.

Una de las figuraciones de esta deidad ancestral es el arco iris que se vincula a este ente en varias lenguas de Europa, como la leonesa, en la que este fenómeno meteorológico es designado como arcu la vieya (arco de la vieja) o cinta la vieya (cinturón de la vieja, en la variedad leonesa de Sanabria) He aquí, pues, el conjunto de características de la Vieja leonesa: vive en la montaña, se manifiesta en el cielo como el arco iris, es hilandera y se relaciona también con la luna, configurándose como un personaje legendario que hunde sus raíces en estratos culturales antiquísimos pero cuyo recuerdo se ha conservado como un tesoro en la tradición de la sociedad rural leonesa hasta nuestros días.

César José Tamborini Duca

Fuentes                                                                                                                                                                                      Raigañu. Asociación de Cultura Tradicional Leonesa                                                                                                                      Nicolás Bartolomé Pérez / Emilio Gancedo, Diario de León, edición de 12-I-2014                                                 Antonio González, Asociación Cultural Montaña de Vadinia; Periódico El Buscador. Diciembre del 2017

Imagen cedida por “La Parva” Plataforma de Tradiciones y Cultura Llïonesa.

About author
César José Tamborini Duca, pampeano-bonaerense que también firma como "Cronopio", es odontólogo de profesión y amante de la lectura y escritura. Esta última circunstancia y su emigración a España hace veinte años, le impulsaron a crear Pampeando y Tangueando y plasmar en él su cariño a la Patria lejana.
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