Persona adinerada y jactanciosa que vive rumbosamente. En el París de fines del siglo XIX cientos de argentinos, generalmente estancieros de fortuna, atestaban las calles y sitios de placer de la urbe que representaba el centro del mundo de entonces.
El duque de Morny (medio hermano por parte de su madre, Hortensia de Beauharnais, del Emperador Napoleón III) preguntó cierta vez en 1869 quiénes eran esos seres que deambulaban por París, con brillantes en la pechera y ropa estrafalaria. Se le respondió que eran originarios del “país del cuero” y desde ese momento se los bautizó “rastaquouère”, quedando incorporado al habla coloquial argentina como “rastacuer”.
A propósito de esto, el escritor francés Jules Huret en su libro «La Argentina» decía: «Aparte de lo que el animoso Eugenio Garzón nos enseña cada día, no sé gran cosa de esa Argentina lejana, como no sea que en ella se crían rebaños innumerables, que se cultiva el trigo en abundancia y que entre nosotros se prodiga a sus hijos, generosamente, el epíteto de rastacuers«.
Una referencia altamente significativa. Rodolfo Leiro