La Recoleta: Haciendo propios los versos de Machado en el sentido que “caminante no hay camino, se hace camino al andar” y apelando al más antiguo medio de transporte, decidimos caminar por La Recoleta, zona cuyos terrenos fueron otorgados por Don Juan de Garay en el reparto de tierras al fundar Buenos Aires a Don Rodrigo Ortíz de Zárate (familiar suyo). A principios del siglo XVIII las tierras fueron donadas a los padres Franciscanos que en 1706 construyeron un convento y la Iglesia del Pilar.
Antes en La Recoleta estaban los prostíbulos más oscuros, donde iban los malevos, constituyendo un ambiente pesado, de «lunfas» y cuchilleros; pero con la epidemia de fiebre amarilla de 1871 se mudaron a esa zona familias adineradas que construyeron palacios y palacetes afrancesados y se convierte en un barrio bacán desplazando a las prostitutas hacia el centro de la ciudad: hacia 1920 en la calle Lavalle, entre Callao y Junín, había más de 20 prostíbulos.
En Recoleta hay actualmente varios Museos y Centros de Exposiciones como en casi todos los barrios porteños aunque en mayor medida. Y muchos espacios verdes, entre los que merece destacar la Plaza Francia, con un monumento central realizado por el escultor francés Edmond Peynot en 1910 y que fue obsequiado al país por la comunidad francesa con motivo de los actos del Centenario (1910).
Un recorrido por varias plazas encadenadas nos lleva al Palacio Nacional de las Artes (que en otro tiempo fuera el famoso salón de baile Palais de Glace), la Facultad de Derecho, la Biblioteca Nacional y, en la Plaza de las Naciones, la Floralis Genérica realizada en aluminio y acero por el arquitecto argentino Eduardo Catalano; tiene una altura de 20 metros y un sistema por el cual sus 6 pétalos se abren diariamente a las 8 y se cierran al caer la tarde… excepto los días 25 de Mayo, 21 de Septiembre, y 24 y 31 de Diciembre que no se cierran por la noche.
La Iglesia del Pilar fue inaugurada en 1732; su fachada de aspecto austero fue obra del arq. Jesuita Andrés Blanqui. Un juego de dobles pilastras sostienen un frontispicio coronado por 5 pináculos. A la derecha una DOBLE ESPADAÑA, única en la ciudad; a la izquierda la torre, que remata en una cúpula acampanada. La planta es de una sola nave y el altar mayor, con trabajos en plata repujada, fue traído del Alto Perú (actual Bolivia).
Con un pórtico neoclásico en su entrada, el Cementerio de La Recoleta alberga Mausoleos y Bóvedas de variados estilos ejecutados en general por artistas franceses e italianos, y fue uno de los conjuntos edilicios remodelados durante el plan de embellecimiento de la ciudad encarado por el Intendente Torcuato de Alvear e iniciado en 1881.
Alberga entre otras figuras prominentes de nuestra historia: políticos, científicos, militares, estadistas, poetas, artistas plásticos, a Carlos Pellegrini, Hipólito Yrigoyen, Juan B. Alberdi, Federico Leloir, Eva Duarte de Perón, el Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas, Facundo Quiroga, Manuel Dorrego. Fue inaugurado el 17 de noviembre de 1822 y sus dos primeros moradores fueron el negro liberto Juan Benito y la joven Mª Dolores Maciel.
Cafés y restaurantes sofisticados y de renombre como LA BIELA completan la oferta cultural, en este caso gastronómica. En La Biela, -a la que un español había bautizado “Viridita” pues en su origen era una angosta vereda con solo 18 mesas- se reunían figuras de la política, el periodismo, las artes y el deporte, entre los que podemos mencionar a Adolfo Bioy Casares, Silvina Ocampo, Guillermo Divito (fundador y dibujante de la mítica revista Rico Tipo).
Si al escribir “Los Cafés de Buenos Aires el protagonismo principal lo tuvo el Café Tortoni por ser fundamental como sitio de encuentro de la intelectualidad, en esta ocasión el mismo corresponde a La Biela, así llamado porque sus mesas convocaban a deportistas de élite y a lo más granado del automovilismo argentino, como Juan Manuel Fangio, José Froilán González, Juan Tamborini (*) y sus amigos Sáenz Valiente y Vito Dumas (el “navegante de los mares”), Alfredo Pian, Daponte; y en épocas más recientes Jorge Cupeiro, Carlos Pairetti, Juan Manuel Bordeau, José D’Agnillo.
Para los que desconocen el funcionamiento de los motores a explosión, “biela” es ese artilugio mecánico que en un extremo va unido al pistón, subiendo y bajando con éste en sus sucesivas explosiones en la cámara de combustión; el otro extremo abraza el cigüeñal haciéndolo girar, movimiento que transmitido a uno de los ejes a través de la caja de cambios hace mover las ruedas del vehículo.
Llegó la hora de retirarnos. Después de abonar la consumición que entre Patricia y el
suscripto representó el razonable importe de $ 70 (como en el caso de Las Violetas tener en cuenta la inflación; ticket del 9-XI-12) nos cobijamos bajo un enorme gomero en espera del colectivo; las gotas que caían de sus hojas preanunciaban el diluvio que sobrevendría posteriormente. Pero esto es otra historia, mas bien una anécdota para comentar en rueda de amigos y enterarlos porqué a nuestro paso oíamos decir “ahí van los hombres bolsa”.
*Sobre Juan Tamborini, campeón argentino de automovilismo, hablaremos en Deportes.
https://pampeandoytangueando.com/caleidoscopio/recorriendo-buenos-aires/
Una imagen transparente, afectuosa y literaria de un pedazo de Buenos Aires.
Quizás, de este Buenos Aires que he caminado tanto, es el unico lugar que no he visitado.
Más que a visitar los cementerios, me dediqué a visitar las cárceles…….
De todas maneras, la semblanza poética dibuja con espléndido lenguaje el rito de cierto ornamento que rueda por la afamada Recoleta.
Mi abrazo, mi felicitación al autor, desde Buenos Aires, un viernes 13 de diciembre de 2013.
Gracias por el paseo.Caminè Baires mucho desde joven dedicado a la musica nuestra ,el tango,pero ahora en España y antes en Perù,me separaron de esa hermosa ciudad,aunque nunca la abandonè del todo porque la tengo grabada a fuego.
Recordar es volver a vivir,gracias de nuevo.
Hola Cesar:
el recorrido por Baires, resultó bárbaro. Yo con mi primera esposa lo hicimos hace un par de años….y estuvimos en esos sitios llenos de historia: de La Recoleta , la Iglesia del Pilar, etc.etc. Fue una hermosa y enriquecedora experiencia.
Como hermosa resultó ser lo del café La Biela….qué buena que se generaliza esa costumbre de cantar entre la gente!…me encanta y emociona!… Te diré que Nessum Dormun, el Ave María, El Brindis de La Traviata, la Donna e Mobile….son clásicos que nunca dejan de girar…
Confieso que el coro de Los Esclavos de Nabucodonosor de Verdi…ejerce un hechizo especial sobre mi alma…no sabría explicarlo por qué…es así…lo escucho una y ora vez, lo repito una y otra vez….y me siento siempre igual …de enajenado!…absorbido por su músicalidad….no alcanzo a descubrir el origen de esa preferencia….quizás ancestros itálicos!…quizás!… Y en esto de hechizar, está a la misma altura que el aria de Tosca…E luceven l Stelle,….que me encandila, expropia, chupa al alma.
Gracias por este envío tan saludable para mi espíritu en esta nochecita calurosa de esta Santa Fe bendita! Un abrazo fraternal
Raul
Este comentario proviene de la ciudad de Santa Fe, fundada por Juan de Garay en 1573 incluso algunos años antes que la segunda fundación de Buenos Aires.
Como habrás notado, me he quedado leyendo hasta
el último de los artículos que escribiste. Espero
que esto te sirva como motivación de que estás haciendo
un trabajo muy bueno. En lo personal, soy amante de los buenos textos
y me gusta seguir a las personas que poseen las habilidades de transmitir experiencias a través de las palabras.
Por esta razón te dejo este comentario y para cerrar quisiera decirte que me ha encantado poder llegar a tu lugar.
En hora buena!
Gracias por todos estos comentarios tan afectuosos. Un abrazo
César