Hace pocos días emitieron por televisión un estudio estadístico sobre los accidentes sobrevenidos como consecuencia del uso inadecuado del teléfono móvil, apreciación que puse de manifiesto tiempo atrás en un trabajo en esta misma página: https://pampeandoytangueando.com/aguafuertes-hispano-argentinas/el-telefono/
En realidad, el tema de los accidentes como consecuencia de la telefonía celular, es solo una de las facetas negativas que introducen en nuestras vidas las nuevas tecnologías. El uso de la mencionada telefonía, el de internet con sus redes sociales, las tarjetas de crédito y débito, son algunos de los elementos con los que cuenta el Estado (los “Estados”) para entrometerse en nuestras vidas y conocer hasta el mínimo detalle lo que hacemos. Cada vez más la telaraña estatal nos va cercando; como soy una persona pacífica no suelo rebelarme; quiero decir que no suelo rebelarme con actitudes ni palabras violentas, aunque sí suelo hacerlo valiéndome de la ironía y el sarcasmo. Me vino a la memoria el personaje de Disney, que acompañó (enfrentó) en tantas ocasiones al ratón Mickey, a raíz de lo que me ocurrió en mi último regreso a España desde Argentina (solamente me había sucedido en una ocasión, y fue en el aeropuerto de New York hace unos 10 años).
Pasé “Migraciones” en el Aeropuerto “Ministro Pistarini” y formaba parte de la fila para entregar mis objetos personales al “escáner”, cuando me sorprendí al observar que las personas que me anteceden se sacan el calzado por imperativo de la joven mujer policía que dirigía la operación, para dirigirse posteriormente a una especie de “cápsula del tiempo” de las que suele pergeñar Rosa Montero para trasladar al pasado o al futuro a sus personajes de ficción; ya en su sitio se plantan con las piernas abiertas y elevando sus brazos –casi juntando sus manos por sobre la cabeza- mientras un chasquido producido por el deslizamiento horizontal de un como telón transparente que actúa a modo de obturador de una máquina de fotos “escanea” al sujeto de turno.
Cuando llega el bochornoso momento en que la policía me indica que me descalce le digo:
-“Tengo pata de palo ¿igual me tengo que descalzar?”
Me miró entre compungida y confusa, y con cierta congoja me respondió –“Y… sí” mientras observaba mis movimientos para descalzarme.
Esbozo una sonrisa pues ella sólo cumple órdenes, mientras le digo -“es una broma”. Y pienso en lo que diría mi tía Eduvigia: “¡Las cosas que ocurren hoy día!”. O, como diría el “Cándido” Voltaireano: “Todo eso era indispensable y de los males individuales se compone el bien general; de suerte que cuantos más males particulares hay, mejor está el todo”. Es decir el Estado y los poderosos, tal como en la Edad Media. Los señores feudales convertidos en financieros y multinacionales.
César J. Tamborini Duca