Julio María Sosa Venturini, que tal era su nombre completo, nació el 2 de febrero de 1926 en Las Piedras, departamento de Canelones, Uruguay. Fue cantor profesional de tango, actuando con el seudónimo “El Varón del Tango”. Tenía voz de barítono ligero y alcanzó la culminación de la fama en las décadas de 1950 y 1960.
Sus primeras actuaciones como vocalista se produjeron en la ciudad de La Paz, en la orquesta de Carlos Gilardoni, trasladándose posteriormente a la ciudad de Montevideo para ser el vocalista de las orquestas de Epifanio Chaín, Edelmiro D’Amario, Hugo Di Carlo y Luis Caruso, dejando grabados cinco temas para el sello Sondor con esta última orquesta; transcurría el año 1948.
Al año siguiente se trasladó a Buenos Aires, actuando en ese año de 1949 y hasta el año 1953 en la orquesta de Francini-Pontier, con la que grabó 15 temas para el sello RCA Víctor, uno de ellos –”El hijo triste”- a dúo con Alberto Podestá.
Posteriormente, desde 1953 hasta 1955, formó parte de la orquesta de Francisco Rotundo, con 12 temas grabados para el sello Pampa. Armando Pontier, que había formado orquesta desvinculado de Francini, lo integró en su conjunto desde 1955 hasta 1960, grabando en total 33 temas: 8 de ellos para el sello RCA Víctor y los 25 restantes para CBS Columbia.
Se desvinculó de la orquesta de Pontier a principios de 1960 para actuar como solista, con el marco instrumental de la orquesta de Leopoldo Federico, un gran bandoneonista con el que actuó hasta su trágica muerte en un accidente automovilístico, falleciendo con 38 años el 26 de noviembre de 1964. Con Leopoldo Federico había alcanzado el cenit de su fama, acompañado en todas sus actuaciones por un éxito clamoroso, y dejando para el disco muchos temas de magníficas interpretaciones tanto vocales como instrumentales.
Uno de ellos que se hizo muy famoso fue un poema de Celedonio Esteban Flores titulado “Por qué canto así”, que fue recitado acompañado por el maestro Federico con los compases de La Cumparsita. Lo grabó en dos ocasiones, en 1961 y en 1964. En la primera ocasión acompañado con un solo de bandoneón de Leopoldo Federico, y en la otra con la orquesta del maestro. Podemos escuchar “Porqué canto así” acompañado en solo de bandoneón por Leopoldo Federico:
En el año 1962 acompañado del conjunto de guitarras de Héctor Arbelo, dejó grabados para el sello Columbia 12 temas de música criolla.
Pero además de cantor debemos destacar su faceta de poeta, solía anteponer a los tangos interpretados, unas magníficas glosas, y dejó escrito un libro de poemas titulado “Dos horas antes del Alba”
Ésta es la introducción de Julio Sosa a su libro de poemas, del cual extractamos “No me pidas amor”:
Amigo lector: Poder escribir ha sido siempre una válvula que alivió la tensión de volcánicos estados anímicos o mortales depresiones morales. Cuando mi alma a punto de asfixiarse o mi corazón a punto de estallar bajo el mandato de la alegría o el lapidario peso del dolor (más por éste que por aquellos), necesitó de la sangría que la aliviara, mi pluma obró el milagro de devolverme la paz, me enseñó a enfrentar la vida con más valor y a mirar a mis semejantes con ojos más buenos.
DOS HORAS ANTES DEL ALBA no ha nacido para desafiar la crítica, constructiva o no… No pretende reunir en sus páginas modesto o desmesurado valor literario, pues tampoco puedo afirmar si está bien o mal escrito; pero puedo jurar, en cambio, que es un libro sincero.
DOS HORAS ANTES DEL ALBA es sólo un puñado de gritos rebeldes o resignados que saltaron de mi garganta a mis manos, para quedar en las tuyas y en favor de tu buena voluntad…
Acéptalo, pues, con la natural amistad con que te lo ofrezco, y si sus páginas logran el milagro de cautivar tu atención, mi libro y yo nos sentiremos generosamente recompensados.
NO ME PIDAS AMOR
No me pidas amor.
Esa es la puerta.
Aléjate de mí.
Lleva tus besos
y el calor de tu piel, miel y azucena,
a quien pueda ofrecerte
no una pena
sino un alma vibrante de deseo.
Un corazón que lata con el tuyo,
una boca que viva de tu aliento,
unas manos de carne,
no de yeso…
No pidas un amor que ya he perdido
al pisar los umbrales de mi hombría.
Sólo puedo ofrecerte
de la noche más triste
su neblina.
Y tú mereces luz.
Tú necesitas
lo que quise salvar y no he podido.
Una fe siempre joven
sin heridas…
Qué más puedo ofrecerte que esta alcoba
con huellas de otro amor
que quedó a oscuras
y así mezclar bestial, cobardemente,
tu inútil esperanza y mi locura…
Vete pronto de mí.
Borra este día
y el sabor de los besos mentirosos
que puse entre tus labios anhelantes
en el instante gris que fuiste mía.
No me pidas amor.
Cierra los ojos
e imagíname muerto o muy lejano.
Viviendo solamente de un recuerdo
que ayer me hizo feliz, y hoy me hace daño…
Muchacha, vete ya.
Ponte el tapado.
La tarde está muy fría
y el sol se ha desmayado en el ocaso.
Camina lentamente calle abajo
y encontrarás tal vez en una esquina
la luz de otro querer bueno y honrado.
No me pidas amor.
Nada ha quedado
de la sonrisa fácil que he perdido
del venturoso ayer que me han robado…
No me pidas amor.
Pídeme olvido…
A continuación les menciono un registro raro, por lo difícil de conseguir y porque reproduce una grabación amateur donde Julio Sosa recita poemas de su autoría contenidos en su libro «DOS HORAS ANTES DEL ALBA». Los recitados tienen de fondo tangos instrumentales interpretados por la Orquesta de Alberto Di Paulo.
JULIO SOSA / MARIANO LEYES (MAGENTA 88.029)
CON LA ORQUESTA DE ALBERTO DI PAULO:
César J. Tamborini Duca
Fue una gran pena perderlo tan joven a Julio Sosa, César. No llegué a tratarlo (Comencé a hace los programas de tango tres años después de su vuelo eterno, del que conozco detalles como para decir que fue un accidente provocado por terceros y no, como se suele asegurar, porque conducía ebrio) y tuve un contacto indirecto, ya muerto, cuando fui con mis empleadores de Integral Publicitaria a cenar con don Roque Vassalli en el Club Argentino de Firmat que él presidía e hizo importante. Tras la cena cruzamos la calle a la casa del gran industrial, creador de una de las mejores cosechadoras del mundo, y en el amplio salón de su casa,.. en un también amplio equipo de sonido Grundig, esos «combinados» de entonces… nos hizo escuchar la primera vez que grabó Sosa allí y acompañado por Leopoldo Federico, «Por qué canto así» que aún no había integrado al repertorio. Fue poco tiempo antes del espiro e incluye un saludo a don Roque. Cuando falleció el cantor, el industrial lo hizo llegar creo que a Radio El Mundo, donde producidos por Integral Publicitaria de Rosario, patrocinaba todos los años un ciclo de programas de tango con grandes orquestas y cantores. Creo, pero no lo puedo afirmar, que es una de las versiones que se terminaron editando en un disco, pero sin el saludo al dueño de casa.
Por esa época esa agencia rosarina donde aprendí mi profesión, incluida la de locutor porque uno de los dueños, Hugo Héctor Posadas, lo era, compraron los derechos de Canal 13 de Buenos Aires y emitieron en Canal 3 los programas que Julio Sosa había hecho en un ambientado mostrador y estar de lo que parecía un local porteño. Creo que contó con el apoyo de Café La Virginia y tuvo muchísima audiencia, en esa TV en blanco y negro donde debuté poco después.
Además de todo lo dicho… los cantores que vinieron en los siguientes años a «La Ronda de los Tangos» siempre han dicho que Julio era muy buena persona, un compañero de profesión de trato muy amable, cordial, con momentos de humor. Un abrazo César
Un hermoso comentario, querido amigo Eduardo. Gracias por colaborar a engrandecer la figura de este eximio cantor.