No es este el lugar idóneo para una definición del orden de la Física, pero podemos definirla como “la capacidad que tiene alguna cosa para expandirse libre e indefinidamente”. A saber, se conoce como entropía al máximo desorden que ejemplificamos con 2 situaciones:
- Entramos en el cuarto de un niño que su madre había dejado primorosamente ordenado: después de unos minutos en que el pequeño distrajo en él su tiempo y energía, al entrar en él encontramos todos los objetos-juguetes azarosamente desparramados por todo el cuarto, no queda un rincón objetivamente impoluto.
- Supongamos teóricamente que podemos englobar con nuestras manos un montón de moléculas gaseosas y ubicarlas ordenadamente en un rincón de un cubo cerrado: en esa situación los gases no permanecerán más que una fracción infinitamente pequeña de tiempo, antes de cuya posible medición las moléculas se encuentren desparramadas por todo el espacio del interior del cubo.
Estos ejemplos simbolizan la máxima entropía, el máximo desorden (Esto en lo que se refiere a la física, porque si lo trasladamos a la lógica personalmente lo llamaría el máximo orden).
¿Y qué es lo que sucede con el tango? Imaginen que el teórico cubo es la Tierra con sus distintas parcelas geográficas, que una de esas parcelas geográficas es el Río de la Plata y que ahí –por convención, por nacimiento o por farragosa teorización- encorsetamos el tango como en un redil encerramos los terneros. Ya pueden imaginarse lo que sucederá en el devenir del tiempo: su expansión a casi todos los rincones del globo; que Eduardo Arolas, que Gardel, que Francisco Canaro, Casimiro Aín, Pizarro, Güiraldes, Lucio Demare… visitan Europa; luego De Ángelis, Manzi… las Américas; Pugliese, Edmundo Rivero, Juan Canaro, el Sexteto de José Colángelo, Luis Alposta… Japón. Ya tenemos el tango en su máxima entropía desparramado centrífugamente por todos los rincones del mundo. Uno de esos rincones es –lógicamente- España.
España y la entropía del tango.
Si nos imaginamos la dimensión tiempo-tango en un cubículo de espacio, y a este espacio lo situamos en España, ese tango no ocupará solamente una fracción de tiempo sino que –a semejanza de los gases- se dispersará en el espacio-tiempo español a través de los años, de las décadas. No es el momento para adentrarnos en la temática de la influencia en el tango que determinada música española tuvo junto a ritmos de otras naciones que tan bien explicó el Ing. Eduardo Bernal (y nos remitimos a su Seminario de Tango de XVI UNIDADES que estamos publicando en la “Academia Virtual…”). Pero sí para mencionar algunas personas que con su canto o su autoría dieron lustre a esta música rioplatense, e inclusive a quienes se atrevieron a usar su nombre con una vis cómica.
Me refiero concretamente a la “Guía cómica de León” escrita por “Bujía y Lamparilla” (seudónimos de Ángel Suárez Ema y Carmelo Hernández Moros respectivamente), donde en la SEGUNDA EDICION dice:
“Cuando los autores de esta extraña y maquiavélica Guía leonesa, solicitaron de nosotros un trabajo, que tratase de la psicología de nuestros coterráneos y paisanos, el corazón se nos oprimió de tal manera, que solamente recordamos, nos ha pasado lo mismo ya en otras ocasiones, cuando nuestra doncella, que es tangófila perdida, nos canta con doliente voz y acento un tanto paramés eso de …”Me engañaba la muy… china” y “Esta noche me emborracho”, tangos que efectivamente nos hacen detestar de las malas entrañas de algunos habitantes del planeta”… (Aclaran en la portada que “Esta casa no tiene sucursales”. León, 1929. Editada en la Imprenta Católica, aunque la obra sea muy poco católica). [“Historia de la Literatura Leonesa”, Francisco Martínez García, pág. 552].
De lo que me ocuparé particularmente en esta ocasión es en mencionar algunos poetas y músicos españolas destacados como autores, intérpretes, cantantes de esta popular música, incluyendo una lista limitada y representativa de ellos; pero si en la lista puedo obviar alguno importante, ruego lo achaquen a un olvido involuntario. Sí quiero destacar con más amplitud (o detalle) la figura de 4 de ellos: Eduardo Calvo Souto, Antonio Rodríguez Lesende, Federico García Lorca y Silvia Zayas, poetisa leonesa. Incluiré también 2 temas de autores argentinos por su significación hispana, que son los siguientes:
“GALLEGUITA” cuenta el infortunio de una joven inmigrante que cae en la prostitución con el único ‘lei motiv’ de juntar dinero para su madre “que allá en la aldea quedó”. Obra de Alfredo Navarrine y Horacio Pettorossi que habían actuado en Madrid en el Circo Prince junto a Juan Deambroggio (Bachicha): “Galleguita, la divina, / la que a la playa argentina / llegó una tarde de abril / sin más prendas ni tesoros / que sus bellos ojos moros / y su cuerpito gentil”…
“TANGO ESPAÑOL” pertenece a la pluma de Juan Pueblito (cuyo verdadero nombre es Noej Scolnik) con música de Antonio Bisio, y fue grabado el 1º de abril de 1957 por la orquesta de Roberto Caló con la voz de Héctor de Rosas: …”Un tango y un mantón, / el patio y el balcón, / en esa cita, españolita / me enamoré”.
Patricio Muñoz Aceña y Ramón Bertrán Reyna
Ramón Bertrán Reyna era bilbaíno de nacimiento (del 1º de agosto de 1901) y se entusiasmó con el tango oyendo cantar a Gardel en Barcelona; compuso entonces la letra de un tango para entregárselo al cantor, firmando con el seudónimo “Ramuncho”. Pidió al músico Patricio Muñoz Aceña, nacido en Madrid el 17 de agosto de 1894, que le incorporara la música, para lo cual éste firmó con el nombre ficticio “Kepler Lais”. Entre ambos compusieron “La cieguita”, exitoso y genial tango que fue estrenado y luego grabado por Carlos Gardel. Otra versión excelente de ese tango es la protagonizada por Jorge Vidal. Ambos autores murieron en Madrid, Ramón Bertrán el 25 de junio de 1973 y Patricio Muñoz el 25 de noviembre de 1940.
Anita Palmero
La Plaza de Toros de Ronda (Málaga) inaugurada el 11 de mayo de 1784 está considerada la más antigua y prestigiosa de España. Ahí, en la muy andaluza y torera Ronda nació Anita Palmero en 1902. A los 15 años emigró con su familia a Marruecos (en ese entonces un protectorado francés) y comenzó su carrera artística en Tánger y Casablanca. A los 23 años, tras un fugaz paso por Madrid y luego de actuar como tonadillera en México y Cuba llega a Buenos Aires, donde conoce a José Razzano, representante de Carlos Gardel, que la introduce en el mundo del tango llegando a interpretar el primer tango del cine sonoro argentino.
Fue una de las artistas más conocidas de esa época de oro del tango en las décadas del ’20 y del ’30, siendo amiga íntima de Gardel y posteriormente de Evita. Pero su adhesión al peronismo le significó ser víctima de la purga realizada contra los artistas de esa ideología por la dictadura militar que derrocó a Perón en 1955. Algunos de sus temas, entre otros “Burrero” con música de José De Cicco, son reconocidos como clásicos del tango.
Sus restos descansan en el cementerio de La Chacarita, de Buenos Aires, donde murió en 1987 a la edad de 84 años.
Tania
Ana Luciano Divis nació en Toledo el 13 de Octubre de 1908. En 1924, ya con el seudónimo artístico “Tania”, integraba la troupe de Raquel Meller y, al actuar en Buenos Aires, se radicó en la capital argentina de forma definitiva. Fue una artista polifacética, y al desempeñarse como cancionista de cabarets José Razzano la presentó a Enrique Santos Discépolo con el que se casó y la dirigió en obras de teatro.
Junto a la orquesta de Osvaldo Fresedo grabó los tangos “Sentencia” y “A la luz del candil”. En 1946 acompañó como vocalista a Mariano Mores en Radio El Mundo, y en el día de su debut recibió un ramo de orquídeas del Presidente Perón.
A partir de la década de 1970 (ya viuda del gran autor) incursionó activamente en teatro y televisión, actuando en el ciclo “Botica de Tango” que dirigiera Eduardo Bergara Leumann.En 1989 fue declarada Ciudadana Ilustre de la ciudad de Buenos Aires, y recibió la Orden de Isabel la Católica por parte del Rey Juan Carlos I.
Tras una larga e intensa vida artística, murió con 90 años el día 17 de febrero de 1999, estando sus restos en el Cementerio de La Chacarita.
Jesús Fernández Blanco
Nació en Cuenca de Campos (Valladolid). Este popular poeta español que dejó páginas para la poesía gauchesca, escribió algunos tangos, el más famoso de los cuales lleva música de Luis Bernstein; se trata de “El Abrojito” cuya versión más memorable es la que nos dejara el maestro Osvaldo Pugliese con la voz de Alberto Morán: … ”No sé por qué te alejaste de mí / si yo te amé con creciente fervor; / no sé por qué me engañabas así, / sin demostrar desamor”…
Sara Montiel
María Antonia Alejandra Vicenta Isidora Abad Fernández conocida artísticamente como Sara Montiel nació en Campo de Criptana (Ciudad Real) el 10 de marzo de 1928 y murió en Madrid el 8 de abril de 2013. Fue actriz y cantante muy conocida en Argentina por sus películas, entre las que de mi recuerdo de niñez rescato «La Violetera” y “El último cuplé”; en ésta última canta el tango “Fumando espero”. En su discografía podemos mencionar los tangos “Madreselva”, “Loca” (éste tango lleva letra de otro español, Antonio M. Viérgol), “Nostalgias”, “Cuesta Abajo”; cantó “A Media Luz” en la película “Mi último tango”. En 1986 cantó en directo el tango “Yira-yira” en su espectáculo “Sara Mes que Mai”.
Antonio Martínez Viérgol
Nació en Madrid el 8 de noviembre de 1872 y murió en Buenos Aires el 25 de Mayo de 1935, habiendo arribado a esta última ciudad en 1915. Autor de la letra de tangos como “Rosa de Fuego”, “Una más”, el mencionado “Loca” escrito en 1922 y que lleva música de Jovés, “Canillita” en el que se atreve con el lunfardo mencionando “a las pebetas” y, en el último verso, “cacho el bondi pa’ espiantar”.
Manuel Jovés Torros
Si en los dos casos anteriores mencionamos un tango, no podemos dejar de nombrar a este pianista, compositor, director de orquesta, más conocido sin el segundo apellido. Manuel Jovés nació el 8 de marzo de 1886 en Manresa (Barcelona) y llegó a Buenos Aires el año del Centenario, muriendo en esta ciudad el 26 de octubre de 1927.
Entre sus tangos merecen especial mención “Loca” compuesto en 1922, y otros famosos tangos compuestos en colaboración con Manuel Romero: “Nubes de humo”, “Patotero sentimental”, “Corazón de arrabal”, “Buenos Aires”. También llevó al pentagrama otros ritmos: cuplé, pasodobles, fado, chotís.
Juan Sánches Gorio
Su verdadero nombre era Juan Gregorio Sánchez e hizo una combinación de los mismos para su nombre artístico. Nació en España el 28 de noviembre de 1920 llegando a la Argentina con 4 años. Era bandoneonista, compositor y director de orquesta. Entre sus cantores figuraron Luis Mendoza (¡durante 18 años!), Osvaldo Bazán, Roberto Mancini.
Su tango más famoso fue “Gitana Rusa”, al que puso letra el uruguayo Horacio Basterra que era conocido artísticamente como Horacio Sanguineti. Sánchez Gorio murió en Buenos Aires el 29 de septiembre de 1979.
Sea el siguiente apartado un homenaje a Galicia, (que tiene en Argentina la considerada “quinta provincia gallega”) tan castigada este año por los incendios; principalmente quiero homenajear a Vigo, donde pasé tan gratos momentos y donde la fortuna me sonrió con la ganancia de buenos amigos:
Eduardo Calvo Souto
“Arrabalero” es uno de esos tangos que siempre me acompaña en los recuerdos de juventud. Sabía que era de Fresedo, inclusive me emociona su versión con el acompañamiento de Blanca Mooney. Fue grabado por Gardel con acompañamiento de guitarras para el sello Odeón (nº 18.208). Estuve un tiempo en la creencia que letra y música era de los hermanos Emilio y Osvaldo Fresedo, pero para mi sorpresa el letrista fue un gallego de nacimiento, porteño por adopción, Eduardo Calvo Souto. Y porque me gusta hasta el tuétano me pareció interesante escribir un “introito” a manera de recitado previo a ese magnífico tango:
“En las veredas porteñas limitadas por muros de rejas y glicinas rebotan música y poemas tangueros, silbados por los reos del barrio. Canturreados por las minas veinteañeras atareadas en baldear esas aceras perfumadas, o con su alegría mañanera rumbo a la fábrica. Uno de esos tangos tiene sabor gallego en la letra de Eduardo Calvo, nacido en Padrón (A Coruña) en 1893 y emigrante en la Argentina. Fue estrenado en el año 1927 en el Teatro Ópera por la orquesta de Osvaldo Fresedo, que lo había musicalizado. Y su nombre evoca las calles suburbanas y su mítico personaje: Arrabalero”. (César Tamborini)
Souto nació el 31 de agosto de 1893 en Padrón (A Coruña) y desembarcó en Buenos Aires el 28 de marzo de 1908. Relacionado con el mundo del espectáculo, en 1930 dirige un dancing en la calle Lavalle al 700; y en octubre de 1934 era propietario de un cabaret de la calle Maipú nº 492, el “Imperio”. En 1949 el Moulin Rouge lo cuenta como Gerente.
Escribió ese poema genial al que incorporó su música el maestro Osvaldo Fresedo, pero también escribió otros dignos de mención: “Bésame en la boca” también lleva música de Fresedo; “Corazón calláte un poco” es acompañado con la música de Armando Baliotti; a “La piba del Tabarís” le incorporó música Francisco Canaro. “Rezongos” lleva música de Rizzuti; “Pinturita” es otro a los que musicalizó Fresedo. El tango “El Picaflor Porteño” tiene letra y música propia, y en un Concurso auspiciado por la Revista Radiofilm en Radio Belgrano en 1958, obtuvo el 2º Premio. Poco tiempo después, el 26 de marzo de 1959, moría en Buenos Aires.
Hay que tener en cuenta que fue el primero en hacer tangos en lengua gallega, siendo “Ramonciño” un homenaje a Rosalía de Castro entre cuyos versos leemos los siguientes: «airiños, airiños, aires / airiños de miña terra / son como os de Buenos Aires / o corazón queda nela.» También en “Corazón Gallego” Eduardo Calvo parafrasea una cántiga de la música tradicional gallega, dedicando el tango a la “Colectividad Gallega de Buenos Aires”. Por eso, por su trayectoria, Calvo Souto no debe faltar en alguna antología de escritores de la emigración.
En lo que respecta a su tango más famoso, en “Arrabalero” es una mujer la que habla, la que cuenta, exaltando lo que para ella representa la hombría de su malevo que por ella se jugará entero pero sin dejar de tener un trasfondo de sensibilidad muy afectivo al confesar que lo quiso con locura y la consecuencia del metejón será el niño de ambos. En este tango se aúnan música y léxico para crear un ambiente de fina exaltación onírica y sensorial, sin que la lingüística lunfarda llegue a empañar el lirismo trasmitido por el poeta.
Antonio Rodríguez Lesende.
El cantor de tangos Antonio Rodríguez Lesende nació en Vigo en el año 1905 y murió en Buenos Aires el 2 de Octubre de 1979. Comenzó su trayectoria en el canto lírico en el Teatro Colón, donde estudió y practicó, para inclinarse luego por el tango, que comenzó a cantar por la radio con sólo 18 años.
A partir de 1923 comenzaría su trayectoria ininterrumpida en Salas de Cine, Broadcasting (como se llamaban entonces las emisoras de radio), confiterías; y en milongas, donde su voz se acoplaría a famosas orquestas: Orquesta Típica Novel; Antonio Bonavena; Ricardo Luis Brignolo; Atilio Stampone- Leopoldo Federico; Orquesta Típica Brunswick; Julio de Caro; Antonio Rodio; Ciriaco Ortíz; Orlando Goñi; Carlos di Sarli; Nicolás Vaccaro; Edgardo Donato; Osvaldo Fresedo; Francisco Lomuto.
Tenía una voz maravillosa que muchos comparaban con la de Gardel, pero pese a eso y a que actuó con muchas orquestas de Directores de tango de prestigio como se señala en el párrafo anterior, su producción discográfica es muy reducida y se puede asegurar que muy difícil de conseguir. Le faltó el factor suerte (no haber aceptado la propuesta de Pichuco para que cantara en su orquesta) o tal vez tener a su lado a un promotor que guiara su carrera; o ambas cosas. Lo que no cabe duda es que con su voz podía haber legado para la posteridad registros de tango por los que fuera reconocido a la par de Carlos Gardel, Ignacio Corsini o Agustín Magaldi, por nombrar a tres de los más conocidos pioneros de ese género musical.
Sus escasas grabaciones nos muestran a un “estribillista”, es decir aquél que cantaba solo las glosas o la segunda parte del tema, como era de estilo en los años ’20 y comienzos de los años ’30. En 1935 fue vocalista de un trío que componían Juan Carlos Cobián, Ciriaco Ortíz y Cayetano Puglisi. Ese mismo año fue contratado por Radio El Mundo para que cantara con las diferentes orquestas de tango que tocaban en la emisora.
Juan Carlos Lamadrid escribió un extenso artículo titulado “El tango, sus poetas y sus cantores” donde exponía que El “chansonnier” francés y el “crooner” yanqui son los antecesores del vocalista porteño, cantor de orquesta incorporado a los sextetos típicos por Francisco Canaro, hacia 1925. Entre la legión de excelentes colaboradores de conjunto, considero que Antonio Rodríguez Lesende, Roberto Ray y Francisco Fiorentino, son los que definen una variante evolucionada entre el cantor solista y el vocalista propiamente dicho. (“La Prensa”, 9 de Agosto de 1953)
No en vano hacia la década del ’40 ya no cantaba solo estribillos, y su voz era requerida por las orquestas más importantes, entre ellas la de Aníbal Troilo que, cuando formó su primer conjunto para debutar en el “Marabú” con un contrato por dos meses quiso incorporarlo como vocalista, pero la negativa de Lesende hizo que el debut de Pichuco el 1 de Julio de 1937 lo realizara sin esa prestigiosa voz de clara dicción, que al decir del Dr. Luis . Sierra era el mejor cantor de tangos de todas las épocas. El cantor tenía en ese entonces un contrato de larga duración y no se atrevió aceptar la oferta de Troilo cuyo contrato era, provisionalmente, de 2 meses.
Se tiene conocimiento de solamente 16 temas grabados por Lesende, repartidos en seis importantes orquestas: Con la orquesta de Antonio Bonavena grabó “Al ñudo”; “Almagro”; “Muñeca mía”; “Santa mujer”. Con Ricardo Luis Brignolo “Caminito de la gloria”; “Ingrata”; “Me fallaste al final”; “Qué te querés apostar”. Con Edgardo Donato “Dulce amiga”; “Mano brava”; “Ya se ha marcao la hacienda”. Con la Orquesta Típica Bronswick “Maruja”; “Pensalo muchacho”; “Vampiresa”. Con Carlos di Sarli “Milonga del Centenario”. Su última grabación, con la orquesta Atilio Stampone-Leopoldo Federico nos dejó el registro de “Tierrita”.
Escuchemos la grabación de “Milonga del Centenario” (17-IV-40) con Carlos di Sarli:
https://www.youtube.com/watch?v=fQ2WJ09pKgY
Federico García Lorca, tango y lunfardo
Gloria Marcó (letra) y Quique Greco (música) dedicaron un tango al insigne poeta español, titulándolo “TANGO A FEDERICO GARCIA LORCA”: …”Bebiéndose la luz de Buenos Aires / se reencarnó su duende en un porteño, / Federico cambió la geografía / y nos plantó Granada en pleno centro… El tango, Federico, hoy es tu tango, / en setenta balcones florecidos, / amaneció la Alhambra en el Abasto / con su traje de luces y obelisco”… Federico dedica en Buenos Aires numerosas madrugadas a escuchar la música popular de los porteños, el tango. Y lo asimiló porque encontraba en él gran similitud social con el “cante jondo” granadino, con el flamenco andaluz tan sensual. Se hizo amigo de Discépolo, de Israel Zeitlin (Clara Better o César Tiempo, seudónimo éste último utilizado más habitualmente), de Lola Membrives, de Carlos Gardel… durante su estadía ya había hecho irrupción con su magia el bandoneón, cuyo sonido fascinaba al poeta granadino.
El 4 de enero de 1934 asistió al estreno de su obra “Bodas de Sangre” en el Teatro Avenida, por la compañía de Lola Membrives, y agradeciendo los aplausos entusiastas del público presente expresó “Busco (en Buenos Aires) sus bandoneones, la música dormida de su castellano suave y los hogares del pueblo donde el tango abre el crepúsculo de sus mejores abanicos de lágrimas”. Se hospedaba en el Hotel Castelar de la Avenida de Mayo 1150, en la habitación nº 704 que lleva actualmente su nombre y en cuyo subsuelo funcionaba la Peña Signo donde se bailaba el tango, a cuyo embrujo sucumbió.
Durante esos seis meses además de estrenar “Bodas de Sangre” escribió “Nana del caballo grande”. Con motivo de la reapertura de la habitación 704 el 23 de octubre de 2012, actuó la cantante hispano–argentina Ángeles Ruibal, y alumnos de la Escuela de Danzas “Aída Mastrazzi”. Durante el acto, presidido por el Director del Hotel Ingeniero D. Armando Mayorga, asistieron representantes de la Embajada de España y del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires además de otras personalidades, y se leyó un discurso enviado por D. Francisco José Martín Suárez, Alcalde de Fuente Vaqueros, localidad natal del poeta granadino. (Me permito esta digresión para mencionar el buen gusto y hacer de la cantante gallega Ángeles Ruibal que nos entrega un Poema de Alfonsina Storni, «Buenos Aires», musicalizado en tiempo de tango):
https://www.youtube.com/watch?v=TE_HhAMXa_s&feature=youtu.be
Era conocido el interés de Lorca por el lunfardo y que disfrutó del habla orillera, ese idioma coloquial argentino originado en el mundo de la delincuencia; su amistad con Enrique Santos Discépolo a quien conoció en la Argentina y del que admiraba su tango “Cambalache”, se renovó al reencontrarse en Madrid dos años después. También trabó amistad con Carlos de la Púa, máximo exponente del lunfa porteño, con sus poemas donde conviven malevos y ladrones, y las prostitutas con sus cafishios; todo lo cual le hacía recordar el lenguaje “calé” de su patria granadina.
En esa afición hacia el lenguaje del suburbio bonaerense sintió gran admiración por el tango de Marino y de la Cruz “El Ciruja”, que sabía interpretar al piano y también cantar sus versos, como cuenta Horacio Ferrer que hizo en una reunión en casa de Luisa Vehil. Pero si Federico sentía pasión por Buenos Aires y su gente, la gente que llegó a conocerlo en la ciudad porteña lo admiraba a él, y otro de los grandes escritores populares, Raúl González Tuñón, le dedicó estos versos tras ser fusilado en Granada:
A la muerte del poeta Federico García Lorca
¡Qué muerte enamorada de su muerte! / ¡Qué fusilado corazón tan vivo! / ¡Qué luna de ceniza tan ardiente / en donde se desploma Federico!
Los menudos rumores de la muerte / alrededor del esqueleto niño / cuando suben y bajan las mareas / en donde se desploma Federico
¡Qué amor al que cayó por el acero / de un alba de asesinos y de obispos! / ¡Qué olor a siempreviva apasionada / en donde se desploma Federico!
¡Qué aire de antigua voz de estatua rota / rodea su sepulcro amanecido / cuando suben y bajan los claveles / en donde se desploma Federico!
Silvia Zayas. Gardeliana
Llegamos así hasta la actualidad del siglo XXI donde se conjugan los tangos antiguos con poetas de nuevas generaciones, y si en el comienzo la ciudad de León –tierra de la que soy parte, sin dejar de pertenecer a la añorada, de lejanía trasatlántica- nos trajo la jocosa “Guía de León” en la mención tanguera de su Segunda Edición, concluimos este trabajo con la misma ciudad cuyo Ayuntamiento y el Diario de León patrocinaron, con la coordinación de los escritores y periodistas Alfonso García, José Enrique Martínes y Nicolás Miñambres, la obra “Diez nuevas voces de la poesía leonesa” (Ed. Edilesa, 2007) donde en la página 154 nos encontramos con una poesía titulada “Gardeliana” y lleva como subtítulo “¡Amalaya!”, perteneciente a la joven escritora Silvia Zayas nacida en León en 1978.
Aunque el hecho de volver implica necesariamente el de partir previamente –por huir de alguna circunstancia o por viajero infatigable- no podemos discernir la motivación de la poetisa; aunque sí apreciamos, en su poético discurrir entre versos “gardelianos”, la asociación con el sino inevitable de “Volver”. Si bien no se trata propiamente de un tango, Silvia supo asociarlo con sus vivencias, y ese es el mayor mérito por el que merece su introducción en este mundo tanguero.
Gardeliana fue publicada anteriormente en una Antología de Poemas titulada ¡Amalaya! Editada por la editorial EdisçÕes (Lisboa) en el año 2005. He aquí el poema:
“Gardeliana”, de Silvia Sayaz
(Una desencontrada canta la canción-destino y asombra solamente al que se para a escuchar)
adivino el parpadeo de las luces que a los lejos van marcando mi retorno. Son las mismas que alumbraron con sus pálidos reflejos hondas horas de dolor…
Volver, porque me canso de perseguir a la luna, / ojo de buey para una habitación sin esquinas / o la hospitalidad de los caídos / cuando vengo con todos los nombres / como amuletos en los labios y partidas de nacimiento. / Sesenta o setenta años atrás fui enteramente piel / hoy no soy, ni estoy / porque sin materia no puedo ser y con mi ausencia nunca conviví. / Regreso al camino porque aún puedo bailar la belleza de puntillas, / verte con esas mujeres sin gardenias / y esos afiladores sin cuchillo de los que repito el nombre.
Regreso a oírte decir que los niños negros no bailaban el vals / y me impides riendo / que coma frutas con carne azul de muerte / y me pides volver / al piano – pianista furioso convertido en habitante de los suburbios.
La quieta calle donde el eco dijo, / tuya es su vida, tuyo es su querer; / bajo el burlón mirar de las estrellas / que con indiferencia hoy me ven volver.
Decía volver a la calle, / pensando en hacer blanca mi vejez / y retomar un círculo para otro nacimiento./
Tuve disfraces, juré volver y vuelvo o me vuelco / sin pedir disculpas por haber sido pobre y plaga / o por haber dejado que mis insectos devoradores / comieran filtros en las sombrererías. /
Yo fui Gilda sobre pianos de cola, / pero también tuve demasiadas colillas y Auschwitz; / día sí día no hice el amor con domadores y galanes. /
Pero es hora, ay, de que seamos drásticos / pero es hora, nos dicen, de germinar arrugas, / de reproducir dúos y cavidades absolutas. /
Volver, vocea la radio / porque aunque fuera de órbita llegamos bien. / (Iddespaciovolvedpronto) cancioncillas de madres – enredaderas esperan / tamborileando los dedos en su madera cálida / y nosotros tocando el violín con los cabellos.
Tengo miedo del encuentro con el pasado que vuelve a enfrentarse con mi vida. / Tengo miedo de las noches que pobladas de recuerdos encadenan mi soñar…
Un, dos / girando / la luna, adiós al silencio de las herraduras / no he hecho pactos en los arrabales, no he dicho / volveré al peligro histórico, / no me he planteado nunca qué calle se hizo más pequeña al mirar atrás, / periferia ilegible de pintadas. / Por eso vuelvo creyendo que yo y la que fui tenemos / el mismo nombre de absolución / monumentos al desastre del reencuentro / y no recuerdo las décadas que me sobran al decir veintiuno. /
Cantamos fragmentos azules / con la memoria de quién quiere dormir detrás de un biombo / llamándose olvido.
…y aunque el olvido que todo destruye / haya matado mi vieja ilusión, / guardo escondida una esperanza humilde / que es toda la fortuna de mi corazón…
Volver es una forma de olvidar que una vez os dije:
-Adiós, hasta otro ritmo, hasta otro asombro, hasta el día en que florezcan tambores y puertas de los árboles.
Antes de concluir deseo entregar a sus oídos un tema que es síntesis por su lenguaje y sonido, porque expresa lo español en cuanto al título y expresividad (lenguaje) y al mismo tiempo su sonido tangueado nos trae reminiscencias de schotís madrileño que la genialidad musical de Mariano Mores condensó en “Viejo Madrid”:
Colofón: Hace unos años la Diputación de León, desempeñándose en el área de Cultura el Diputado
Marcos Martínez, celebró un Patio de Tango en homenaje a la hermana República Argentina. En esta página de tango retribuimos el homenaje recordando que este año se conmemora el Milenario de los Fueros de León, insertando a continuación imágenes alusivas. En una de ellas, busto que homenajea al Rey que los otorgó se lee: “ALFONSO V / Rey de León / 999 – 1028 / El 30 de Julio de 1017 / otorgó Fuero al Reino / y la ciudad / En su milenario / León, 2017”
por César J. Tamborini Duca
Tan buen trabajo, César Tamborini Ducca, debe ser portada este domingo de nuestro grupo en Facebook «Argentina es Tango» que moderamos desde la Galicia que mencionas.
Comentarte que tras la llegada a Rosario, siendo niño, y en los años posteriores, escuché en radio y vi actuar al maestro Antonio Bisio, que allí vivía y con su orquesta recorría muchos pueblos y ciudades.
Sobre Rodríguez Lesende te comentaré lo escuchado por mis mayores en Rosario, locutores que tenían la edad de mi padre o más. Muchos lo habín visto en directo y sí que lo consideraban un cantor de primerísima calidad. Habras observado que pasó por muchas orquestas. Parece ser que tenía un caracter muy especial y era aficionado en crearse enemigos. Que esa podría ser la razón por la que no triunfó y fue gran figura para el público. Justo la faceta contraria a la que supo cultivar el Morocho del Abasto. En los pocos discos que escuché de este gallego cantor me ha parecido un gran vocalista.
Y tantas más cosas que nos has contado, ese poema a Lorca, la poeta leonesa… todo muy bueno. Un abrazo desde Cangas, en la ría de Vigo
Muchas gracias Eduardo, estamos empeñados en lo mismo, que es el conocimiento y difusión de esa música maravillosa que nos representa, el tango. Un abrazo. César