Tangueando

El tango en La Pampa (y III)

EL TANGO EN LA PAMPA (Y III). Charlo (7 julio 1905 – 30 octubre 1990) – (Cantor, pianista, director, compositor, actor)

Charlo

Después de Carlos Gardel, Charlo es el cantor más importante que dio el tango, aunque, a diferencia de aquel, no se convirtió en un mito popular. Fue el vocalista que más grabó, en una parábola discográfica iniciada en 1925 y concluida en 1967. Sin embargo, el grueso de sus registros se concentran en apenas cuatro años, de 1928 a 1931. En muchas de esas versiones alcanza un nivel parangonable al de Gardel. Como éste, contribuyó a establecer un estilo emocional pero austero, exento de efectismos, de perfecta afinación y cuidada musicalidad. Como compositor desplegó su gran talento de melodista, creando obras importantes en la línea del tango romanza.

Ejerció una vasta influencia artística en cantores que le sucedieron y que tomaron su estilo como referencia, Armando Moreno y Alberto Marino, entre ellos. Su dúctil temperamento musical compartió en toda su trayectoria el canto con la ejecución de varios instrumentos –
como guitarra, piano y acordeón- revelando en éstos su buen gusto para la armonización, y reflejado siempre en la elección de sus acompañamientos, en particular los guitarrísticos, que renovó sensiblemente con la colaboración de Roberto Grela luego de 1932.

La más llamativa de sus facetas musicales ha sido, sin duda, la de compositor. Enraizado por la modalidad de su caudalosa inventiva melódica a los hombres de la tendencia que crearon y promovieron Delfino y Cobián, alternó en ella con Mora, Pichuco, Demare, Malerba, Laurenz, Rodio, en la proyección del refinado repertorio de cantables que perfiló de manera inconfundible a los tangos de la década del treinta.

Composiciones suyas como Horizonte, Ave de paso, Tormento, Viejas alegrías y otras que dio a conocer luego, como Sin lágrimas, Fueye, La barranca, Rondando tu esquina, Zorro plateao, Tango en Colombia, están ya incorporadas a la mejor antología de obras de su género. Cultivó también con verdadero interés el tango para orquesta, con Don Alvaro, y especialmente con Diquero y Barbeta, que dedicó a Homero Manzi.

Carlos José Pérez Urdinola nació en la estancia La Piedad, provincia de La Pampa, donde la familia ocupaba una fracción en calidad de colonos, aunque fue registrado en Puan, localidad en el extremo oeste bonaerense, donde estaba el registro más próximo. Eran sus padres Carlos Fidel Pérez y María Teresa Urdinola, y completaban la familia siete hermanas.

Tenían un negocio de ramos generales con herrería, carpintería y panadería. La colonización de La Piedad no prosperó y la familia se traslada al cercano pueblo de Guatraché, instalando allí su comercio.

Asistió a la escuela en Puan, donde residían sus abuelos. Como no le gustaban las tareas rurales, su padre lo hizo estudiar música en un conservatorio local, con el profesor Alejandro Leone. Terminada la instrucción primaria, a los diez años es enviado a un internado de La Plata, moderna capital de la provincia de Buenos Aires, de célebre universidad, diagonales y palacios oficiales neoclásicos, donde completa el bachillerato e inicia estudios de abogacía.

En 1922 la familia se instala en el barrio porteño de Belgrano y un tiempo después se mudan a San Cristóbal. Perfeccionó sus estudios de piano, armonía, contrapunto y composición en el conservatorio de Rafael Ortega y posteriormente en el de Orestes Castronuovo.

«Lo primero que toqué fue el violín, de oído, después la guitarra, y chapurreaba el piano. Yo lo que quería era tocar el piano, pero lo maltrataba, por eso me hicieron estudiar».

Quizás insatisfecho con la humildad de su apellido, Pérez, le añadió un pretencioso “de la Riestra” (*), más a tono con el personaje que supo crear alrededor de sus condiciones artísticas, y erróneamente dado por cierto en reseñas y biografías. En cualquier caso, quedó identificado por su nombre artístico, sugerido para su debut en 1924 como cantor y pianista en Radio Cultura, la más escuchada entonces por los escasos poseedores de aparatos a galena. Años más tarde, actuaría sucesivamente en las radios Prieto, Nacional, Splendid, El Mundo y Belgrano.

Durante toda su vida cultivaría costumbres burguesas, exhibiendo su estampa de dandy. Fue lo que los porteños llamaban un cajetilla o jailaife (deformación de high-life), de elaborada apariencia distinguida. Su refinado estilo dio origen a la moda Charlo, que abarcó la indumentaria y otros enseres masculinos.

Cuidaba su físico practicando gimnasia, natación, esgrima, equitación y boxeo.

De hermosa voz y clásica galanura, Charlo, fue rápidamente absorbido por la industria que se movía en torno del tango y la música criolla. En 1925, graba sus primeros diez discos de 78 revoluciones, todavía por el sistema acústico, para el sello Electra, con acompañamiento de guitarras. Entre los temas, cuatro con letra y música propios. También grabó con Roberto Firpo para Disco Nacional Odeon, aunque esas placas nunca se editaron.

En tanto Charlo cumplía la conscripción, por sugerencia del director artístico del sello Odeon, Francisco Canaro lo escucha e invita para cantar los estribillos de las obras presentadas en los concursos organizados por el empresario Max Glücksmann, propietario del sello.

En 1926 inicia su carrera de actor cantante en el desaparecido Teatro de la Comedia, de la calle Carlos Pellegrini, durante la representación del sainete Pinta Brava, para el que compuso su primer tango -de igual título- con letra de Mario Battistella.

Ya abandonados sus estudios de abogacía, a partir de 1927 debuta como galán cantor en famosas revistas, género teatral muy en boga por aquel entonces.

En los carnavales de la ciudad de Rosario, canta con las orquestas de Francisco Canaro y Roberto Firpo, las más populares del momento. Luego registra para RCA-Victor dos tangos suyos con acompañamiento de guitarras: Costurerita, con letra de Celedonio Flores y Pobre varón, con Francisco Brancatti.

* No faltó quien señalara que el apellido fue adoptado del propietario de la estancia donde nació y se afincaba su familia, versión no confirmada.

Tampoco está demás recordar que Norberto de la Riestra (1820-1879) fue un economista, empresario y político unitario, ministro de hacienda de la provincia de Buenos Aires y de la Nación. Fue fundador de la primera empresa ferroviaria del país, Ferrocarril Oeste (actual Sarmiento), con servicio a la provincia de La Pampa.

.,

Desvinculado ya de la casa Victor, en 1928 actúa con la orquesta de Canaro en un festival realizado en el Teatro General Belgrano, donde es presentado como figura.

Se inicia enconces su torrencial presencia en el disco para el sello Odeón con la orquesta de Canaro, así como con la de Francisco Lomuto y también con guitarras.

Por esa época conoce a Gardel, quien además de brindarle su aprecio y simpatía, grabó dos de sus tangos: Cobardía y Rencor.

En su copiosa discografía con Canaro (más de quinientos temas) se alternan el protagonismo. En ocasiones, Charlo es apenas el estribillista del conjunto, función consistente en entonar solamente la segunda parte -llamada estribillo o refrán- de cada tango, por lo común, no más de ocho versos. Pero la relación se invierte en otros casos, y Charlo solista es acompañado por la orquesta. Este suele ser el material más interesante, no sólo porque incluye las letras completas, sino también porque el cantor se vuelca en plenitud, mientras que en muchos estribillos se advierte a un Charlo poco entusiasta. Este desinterés es explicable, ya que era frecuente que el estribillista ni siquiera fuese mencionado en la etiqueta del disco.

Además de las orquestas mencionadas, realizó registros con la Típica Victor y otras bajo su dirección. Gracias a la difusión de sus discos, su voz se hizo muy popular en toda América, especialmente en los países limítrofes. Esto le abrió las puertas al exterior y supo aprovecharlo.

La discografía total de Charlo supera el millar de títulos, según los cómputos del infatigable estudioso Nicolás Lefcovich.

el dandy

En 1932 viaja por primera vez a Uruguay, contratado por Max Glücksmann para la inauguración del Cine-Teatro Rex de Montevideo, actuando también en el Cine Cervantes y el Teatro 18 de Julio. De allí en más, Uruguay fue frecuentemente visitado por Charlo, así como el Teatro Solís y la Radio Sarandí.

En 1935 se presenta en Río de Janeiro, donde con el marco ambiental carioca, compuso sobre versos de Enrique Cadícamo, el tango Ave de paso.

La carrera cinematográfica de Charlo comenzó en 1935, precisamente el año en que murió Gardel. Su primer film fue El alma del bandoneón. Un año más tarde, en la película Puerto Nuevo, con Pepe Arias y Sofía Bozán, dirigida por Luis César Amadori, cantó dos tangos que están entre los clásicos de su repertorio: Olvido y Yo también soñé. Carnaval de antaño (1940), junto a Florencio Parravicini y la Bozán, dirigida por Manuel Romero. En el rodaje de este film, conoció a la actriz y cancionista Sabina Olmos, con quien contrajo matrimonio en Uruguay hasta su separación -sin descendencia- en 1967.

Más tarde, participó en Los muchachos se divierten, Los troperos, Un sueño y nada más y otras películas, en algunas de las cuales fue protagonista, además de productor. Ninguno de estos filmes descolló por sus valores cinematográficos. Lo mismo vale para el paso de Charlo por la escena teatral.

Tal como sucedió con Gardel, en los años ’30 su arte fue cambiando el color local por una tesitura más universal. Esta transformación le ayudaría a triunfar en toda América, España y Portugal. Sus prolongadas giras y sus períodos de residencia en el exterior le restaron presencia en el tango argentino.

Su primera gira importante comenzó en 1938, actuando con suceso en Chile. Luego en Bolivia, Venezuela, Panamá, Cuba, Estados Unidos y Brasil. Principalmente en La Habana, en Caracas y en Lima su éxito fue tal que lo catapultó a la fama, consagrándolo como sucesor de Gardel. En sucesivas giras siguió ampliando su éxito, entonando tangos, boleros y folklore.

Instalada la dictadura militar en 1955, Charlo y su esposa deben exiliarse por su adhesión pública al peronismo (Sabina era amiga íntima de Eva Perón), iniciando extensas giras por América y Europa. Juntos alcanzan un señalado suceso en Portugal en 1959, en la televisión y en diversos centros nocturnos de relevancia.

       con Sabina Olmos  

Residió dos años en España, donde participó en el cine, ciclos radiales y televisivos y temporadas teatrales en Madrid y otras ciudades peninsulares, además de la grabación de discos. De allí pasó a actuar en Francia y Bélgica.

De regreso a Buenos Aires, en 1961 encabeza el espectáculo que se presenta en el teatro Maipo y más tarde en el Tabarís.

En 1963 produce la película Pesadilla -un fracaso económico- con su propia musicalización, y en 1966 Un sueño y nada más, donde interpreta el tema homónimo, sumando presentaciones en diferentes escenarios del país y en televisión.

En 1967 graba el que sería su último LP (Music Hall) con doce tangos clásicos, creaciones propias en su mayoría, en el que dirige la orquesta desde su piano.

Hacía ya varios años que las grandes discográficas transnacionales aplicaban una política comercial en desmedro del tango.

A lo largo de su extensa carrera fue acompañado por importantes figuras del tango: la orquesta Demare-Vardaro, un trío del que formaban parte Osvaldo Pugliese y el bandoneonista Federico Scorticati, y sucesivas orquestas conducidas por Héctor Stamponi, Roberto Pansera y Osvaldo Requena, así como el guitarrista Roberto Grela. Entre los guitarristas que lo secundaron en la década del ’30 hubo uno llamado a convertirse en uno de los cantores trascendentales del género: Edmundo Rivero.

De sus últimas presentaciones cabe destacar la realizada ante el público de Buenos Aires en 1973, con la orquesta de Requena.

En su significativa obra de compositor, de excepcional aptitud para expresar musicalmente el drama humano y el arrebato romántico, sobresalen los siguientes temas: con letra de Luis César Amadori, los tangos Cobardía, Rencor y Tormento; con José González Castillo, El viejo vals, una pieza de rara perfección, inigualable en la versión del propio Charlo; con José María Contursi, Sin lágrimas; con Cátulo Castillo, Sin ella; con versos de Homero Manzi, Fueye y el hermoso vals Tu pálida voz; y con Cadícamo, además de Ave de paso, se destacan tres tangos de gran valor, pero muy diferentes entre sí: Rondando tu esquina, Viejas alegrías y La barranca.

Además de los tangos ya mencionados, compuso Sin ella, Dios te salve, Linda pinta de varón, No me olvides, Sin cariño, Tango de la ausencia, Anoche estaba curda, el vals Tu pálida voz y la milonga-candombe Oro y plata.

Fue impulsor y presidente de la Unión Argentina de Artistas de Variedades. Al celebrar sus 50 años con el tango, se lo homenajeó en el Teatro Solís de Montevideo.

En 1985 recibió el Diploma al Mérito de la Fundación Konex, como uno de los cinco mejores compositores de tango de la historia en Argentina.

En julio de 1986 actuó, invitado por la Secretaría de Cultura de la Nación, en el Teatro San Martín. En esa ocasión estrenó el tango orquestal Cielo Pampa, una de sus últimas composiciones, dedicado a su tierra de origen.

El 29 de junio de 1990, en un acto realizado en el Salón Dorado del Teatro Colón, fue distinguido como Académico de Honor por la Academia Nacional del Tango de la República Argentina.

Como cantor alcanzó la mayor altura en sus versiones de Nostalgias (1936), Las vueltas de la vida (1940) y Oro y plata (1951). Como creador, tal vez en Ave de paso (1935) y Rondando tu esquina (1952), Como pianista, siempre demostró su talento y amplitud de recursos.

Es posible que no haya dominado por completo la magia de la comunicatividad; en todo caso, no la dominó tan plenamente como Gardel. Pero figuró siempre en lo más brillante de la constelación tanguera, trasluciendo su profunda sensibilidad y humanismo, tanto en sus creaciones como en sus interpretaciones.

Hasta pocos años antes de su fallecimiento, actuó en café concerts acompañado por el maestro Virgilio Expósito. Le sobrevive su hija Leticia, poeta y escritora.

Fuentes: Horacio Ferrer, Todotango.com, Wikipedia et al.

Recopilación y edición: J.A.Santestevan

About author
César José Tamborini Duca, pampeano-bonaerense que también firma como "Cronopio", es odontólogo de profesión y amante de la lectura y escritura. Esta última circunstancia y su emigración a España hace veinte años, le impulsaron a crear Pampeando y Tangueando y plasmar en él su cariño a la Patria lejana.
Articles

1 Comment

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.