MESTER DE JUGLARÍA, MESTER DE GAUCHERÍA Y MESTER DE LUNFARDÍA
Ansí cantando yo espero
que náides pátie mi nido
pues lo cuido, entretenido,
como suele hacer el tero.
(Una parte de este ensayo fue incluida en la charla protagonizada por el autor el jueves 20 de abril del 2006 en el marco de las III Jornadas Interculturales auspiciadas por el Ayuntamiento de León. También el martes 27 de junio de 2006, en Asociación Casa Argentina, en León. Fue Publicado en el “Diario de León” el 25 de marzo de 2007).
Voy a hablarles del lenguaje de los argentinos. No hablaré de la gramática aunque rozaré el tema cuando el interés de la exposición así lo exija. Diré algo de la filosofía del idioma de los argentinos que originó una disputa lingüística que dura ya 2 siglos entre quienes pretendían “proyectar el autonomismo cultural nacional sobre la base de un autoctonismo idiomático nativo”, al decir de Lucien Abeille, quien afirma que en la lengua cada raza encarna los productos de su organización intelectual particular, y que en la Argentina se forma una raza nueva y por consiguiente el idioma español ha de evolucionar hasta formar un idioma nuevo que incorporará los vocablos de otras lenguas que influyen sobre el español, entre ellos los de las razas autóctonas. Y por otro lado los que afirmaban la necesidad de mantener la pureza del idioma, como Miguel Cané, Paul Groussac, Eduardo Wilde, Mariano de Vedia, Ernesto Quesada, Monner Sanz…
En este tema de la filosofía del “Idioma de los Argentinos” seré breve pues inclusive, para no entrar en este terreno de las disputas es que titulo este ensayo “lenguaje” en lugar de “idioma”. Y los remito a los autores mencionados precedentemente; y también a Juan María Gutiérrez, el de la generación de los románticos del 37, esa generación de 1837 de la que participaba también Alberdi, Mármol, Vicente Fidel López, Mitre, que pretendían constituir una literatura nacional, que en sus reuniones hablaban coloquialmente el nuevo lenguaje pero en sus escritos trataban de mantener la pureza del idioma español. Eso le valió a Gutiérrez que le ofrecieran ocupar un asiento en la Real Academia Española, posibilidad que rechazó.
J. M. Gutiérrez
Los remito a Lugones, el del criollismo filosófico de “Los Payadores” y otros escritos; a Ernesto Quesada, defensor a ultranza de la pureza del español actitud que le valió un asiento en la Real Academia Española allá por el 1900. A Ezequiel Martínez Estrada con su “Muerte y transfiguración del Martín Fierro”.
También a Lucien Abeille, defensor del derecho de los argentinos a tener su propio idioma una vez producido el hecho revolucionario de 1810; decía Abeille que a la emancipación política correspondía también la lingüística, y escribió un libro editado en 1900 en París (él era filólogo francés y daba clases de latín en la Escuela Superior de Guerra, y de Francés en el Colegio Nacional de Buenos Aires) que tituló El Idioma Nacional de los Argentinos, dejando constancia en ese “nacional” de la total separación lingüística de la antigua metrópoli. Este es un libro muy interesante que se reeditó en el 2005, después de cumplirse 100 años de su primera edición, por lo que todavía puede conseguirse en la Argentina.
Y también a Borges con su ensayo El Idioma de los Argentinos, que fue el 3º de sus ensayos en prosa y fue editado en 1928. Anteriormente publicó “Inquisiciones” en 1925 y “El Camino de mi Esperanza” en 1926. Estos tres primeros ensayos de Borges, en ediciones muy limitadas, fueron
preteridos por su autor, eran como el hijo no querido, y prohibió su reedición, de modo que si uno quería tener una de estas joyitas literarias en la biblioteca debía estar dispuesto a desembolsar entre 10.000 y 30.000 dólares, según el estado en que se encontrara, si estaba dedicado por el autor, etc. Cuando murió Borges su viuda, María Kodama, autorizó su reimpresión; dejando de lado las cuestiones éticas y comerciales del asunto, yo le estoy agradecido a la viuda porque por unos 30 euros tengo los 3 libros. Fueron editados en España por Alianza en 1998. Menciono también que Roberto Arlt escribe en sus “Aguafuertes Porteñas” en 1930 un ensayo homónimo del de Borges, El Idioma de los Argentinos.
En otras latitudes, Amado Nervo preconizaba también una cultura nacional al decir: “Por otra parte yo quiero que tengamos TEATRO NACIONAL; yo aspiro a la autonomía en este mundo; yo me sublevo contra la dependencia del extranjero a que nos vemos sujetos; yo estoy seguro que en México hay muchos talentos para realizar la obra, magna por su importancia, y siento ser inferior a mi deseo e inferior a mi entusiasmo para cooperar de una manera decisiva a la realización soñada”. (Amado Nervo, Obras Completas, Tomo I, Ed. Aguilar, México, 1991, pág. 17)
EL HECHO CULTURAL
Entonces voy a encarar el tema del lenguaje desde el punto de vista cultural, considerando que cultura -en contraposición a lo que traemos de nacimiento, a lo que es congénito y tenemos en nuestros genes como por ejemplo la capacidad de emitir sonidos- es todo lo que aprendemos; y tanto está manifestando su capacidad cultural el célebre escritor, p.ej. Ortega y Gasset al escribir ”La Rebelión de las Masas”, como el linotipista que hizo posible la edición de su obra..
Lo cual no se contradice con que haya distintos grados de cultura, claro, eso es otra cosa. Una persona puede tener mayor grado de cultura que otra, una persona puede estancarse en un nivel cultural dado, y otra persona puede aumentar su cultura a diario, y eso ocurre con el aprendizaje, que puede lograrse con la lectura de libros, de periódicos y revistas, en reuniones científicas, en charlas de este tipo. Dentro de un rato, si Uds. asimilan lo que yo pretendo transmitirles, habrán aprendido algo nuevo, habrán aumentado su cultura; y yo también aprenderé, tengan en cuenta que no soy un especialista en la oratoria y que es casi la primera vez que me encuentro frente a un auditorio (sean benévolos conmigo) de modo que yo también hago un aprendizaje.
Esto me recuerda un hecho cultural acaecido hace unos 2.300 años, protagonizado por Demóstenes; no el famoso estratega de la guerra del Peloponeso sino uno que vivió 30 años después. Demóstenes era muy tímido para hablar en público y no se atrevía a hacerlo. Entonces se construyó un refugio subterráneo para practicar, es decir para aprender. Se rapó la mitad de la cabeza para que la vergüenza le impidiera salir si sentía la tentación de hacerlo. Para mejorar la elocución se colocaba guijarros en la boca pues tenía una mala pronunciación, porque posiblemente tenía una fisura palatina. Y fíjense que se convirtió en el orador más famoso de la antigua Grecia.
Decíamos entonces que CULTURA es aprendizaje, por ejemplo la posibilidad de HABLAR UNA LENGUA DETERMINADA Y COMPRENDERLA. Y dentro de este hecho cultural, yo les hablaré del “Lenguaje de los Argentinos”, pues aunque su base idiomática es el español, recibe el aporte de otras lenguas o dialectos como consecuencia de las migraciones y también por la existencia de las proto-lenguas anteriores a la conquista y colonización.
Para comprender la herencia del arcaísmo español en el habla gauchesca, tengamos en cuenta que la mayor parte de la Edición Príncipe de “El Quijote” pasó a América; eso a pesar de las restricciones de las Leyes de Indias que prohibían la importación de “libros de fábulas y materias profanas”, constituyéndose así Cervantes en el nexo de unión espiritual entre España y América, pese a no hacerse realidad su sueño de viajar al Nuevo Mundo, pues se le denegó el cargo solicitado. De modo tal que el “esfuerzo heroico” y el culto a la acción implícito en los libros de aventuras, sobreviven en estas latitudes para dar lugar posteriormente a las figuras errantes y heroicas de Martín Fierro y Santos Vega. Y en el teatro daría lugar a obras como “Don Quijano de La Pampa”, de C. M. Pacheco.
Mucho hay que indagar para entender el por qué de las palabras. Si bien Samaniego puede ser considerado un clásico de las letras españolas, sin embargo no tiene la antigüedad suficiente para dotar sus hermosas fábulas de un vocabulario arcaico. Para ello deberíamos remitirnos al Toledo y la Córdoba de califas y, tras su expulsión, a la Tesalónica de los antiguos griegos donde perduró el idioma de sefarard, el ladino. Para el no iniciado resulta sorprendente escuchar en Salónica el mismo vocabulario que utilizan los gauchos de la Pampa, fruto de la persistencia -en ambos casos- de palabras del lenguaje arcaico español; lo cual queda reflejado en «Mester de gauchería y el lunfardo».
La herencia hispano hebrea se encuentra también en muchos apellidos, según detalla en un libro el Dr. Américo Castro, donde relata que en 1480 los Reyes Católicos contrataron a Alfonso de Quintanilla y a Pedro Fernández de Cabrón para la conquista de la isla Gran Canaria; a pie de página escribe una aclaración: “como es sabido son muy abundantes entre los judíos apellidos consistentes en nombres de animales: Gato, Azor, Cabral, Zorrilla, Muleto, Ovejuno, Bicha [culebra, en Andalucía]. (“Español, palabra extranjera: razones y motivos”, Taurus Ediciones S.A., Madrid, 1970, pág. 54). Podemos agregar también el apellido Carnero; como sustantivo en lunfardo equivale a delator, confidente; mismo significado que en el argot policial francés tiene borrego; también Carnero y Borrego se convierten en apellidos derivados de “cabra”.
Español, palabra extranjera. A. Castro
En páginas anteriores el Dr. Castro relata el origen judío de Fernando “El Católico”, herencia de su madre doña Juana Enríquez (página 38 y siguientes, donde también menciona el linaje judaico de la Casa de Alba: el duque de Alba se había casado con Dª María Enríquez, hermana de Dª Juana).
Más adelante dice que “El Romancero […] fue vertido artísticamente en el molde del Romancero castellano, y desde él, llevado a la canción popular galaico-portuguesa o catalana en la misma forma métrica. De ese ‘imperialismo’ castellano, a nivel popular y anónimo, quedan hoy oíbles huellas desde Chile y Nuevo Méjico hasta los Balcanes, en donde subsisten grupos de hebreos de lengua castellana”. (Páginas 89 y 90)
No es mi intención que hablen como los gauchos aquellos que visiten la Argentina, aunque, indudablemente, el vocabulario propuesto puede ayudar a la comprensión del Martín Fierro y otra literatura gauchesca, pues hubo muchos que en sus obras transmitieron este lenguaje aparte de José Hernández; entre otros, podemos citar al uruguayo A. Lussich autor de “Tres gauchos orientales”, o a Rafael Obligado autor del “Santos Vega”.
Es así como en la Argentina incorporamos el Quijote al “mester de gauchería”; si tenemos en cuenta que en inventarios de pulperías pampeanas del siglo XVIII se encontraron ejemplares del libro de Cervantes y nos imaginamos cuando llegaba un gaucho ‘léido’ el corro de paisanos que lo rodearía para escuchar esos dichos y refranes, esas palabras que permitirían la pervivencia del arcaísmo español en tan lejanas tierras y, al mismo tiempo, recibir el mensaje de libertad del cual estaba imbuido el gaucho, tan ácrata como el Quijote.
Lucien Abeille
Mester de juglaría (trovadores) y mester de gauchería (payadores). ARCAÍSMO ESPAÑOL.
Como mencioné anteriormente la mayor parte de la Edición Príncipe del Quijote pasó a América, y en inventarios de pulperías pampeanas del siglo XVIII se encontraron ejemplares de este libro; en un poema que precede al primer capítulo Babieca dice a Rocinante: “Andá, señor, que estáis muy mal criado…” dice andá en lugar de andad. La supresión de la “d” en los imperativos (en la segunda persona del plural), frecuente en el Siglo de Oro, se trasplantó al idioma coloquial argentino a través de los gauchos.
De ahí también la puteada encomiástica cuando al alabar a alguien decimos ¡qué hijo de puta! imitando a Cervantes cuando el Caballero del Bosque le dice a Sancho “¡Oh, hideputa, puta…etc! aclarando que lo que parece vituperio es alabanza notable. También en “La Esfinge Maragata” de Concha Espina encontramos palabras habituales en el “mester de gauchería” y en el “de lunfardía”; ejemplos: ansí, agora, guita. Dice: ¡”Ansí es la vida”! y en otra parte “…poca guita en el bolsillo”.
El mester de gauchería y el lunfardo
Cuando hablamos de lunfardo no nos estamos refiriendo exclusivamente a un lenguaje marginal, arrabalero, pues si bien en sus orígenes tuvo un matiz carcelario, al popularizarse hizo que el idioma español que hablábamos originariamente evolucionara hasta formar un idioma nuevo que incorporó vocablos de otras lenguas, fruto del cosmopolitismo imperante en nuestra tierra desde la época de la Organización Nacional; incluyendo en ese lenguaje el aporte de las poblaciones autóctonas.
Se proyecta así, al decir de Lucien Abeille, un autonomismo cultural nacional sobre la base de un autoctonismo idiomático nativo; toma así carta de ciudadanía el “Idioma Nacional de los Argentinos”, pues al decir del filólogo francés cuyo libro lleva ese título, a la emancipación política correspondía también la lingüística, como expliqué al principio de la charla.
Como mencioné en el Prefacio de mi libro “CHE”, las peculiaridades lingüísticas de este idioma “estriba más en el léxico que en laestructura sintáctica y morfológica,que siguen siendo las de la lengua común. Los métodos para la formación de palabras son frecuentemente: la metáfora; la metátesis; la supresión de fonemas; combinación de metátesis y supresión de fonemas (ortiba por batidor); combinación de metáfora y supresión (yuta por yunta, referido a la policía por la costumbre de vigilar de dos en dos)».
También se puede dar el caso que una misma palabra tenga dos significados, distintos según la frase en la que está integrada, siendo un ejemplo cafferata. El tango “Viejo Rincón”dice …”viejo rincón, de turbios cafferatas, / que fueron taitas del mandolión”… con el significado de cafiolo, canfinflero: Viejo Rincón se llamó así desde el momento que Roberto L. Cayol incorporó la letra al tango instrumental de Raúl de los Hoyos denominado Moulin Rouge que evocaba un prostíbulo de Ensenada, de ahí la referencia a los “turbios cafferatas”.
Sin embargo “Ventanita de arrabal” (de Pascual Contursi y Antonio Scatasso) dice “En el Barrio Cafferata / en un viejo conventillo”… haciendo mención a un barrio de Buenos Aires delimitado por las calles Riglos, Estrada, y las Avdas. José Mª Moreno y Asamblea, creado en 1915 por la Comisión Nacional de Casas Baratas, a instancias del Diputado cordobés J. Cafferata cuyo apellido dio nombre al Barrio.
barrio Cafferata
Vayamos pues al tema que quiero enfocar en esta ocasión, desde el punto de vista del aporte del arcaísmo español, que persistió en la región pampeana dando origen al “mester de gauchería”,teniendo en cuenta que algunos sintagmas de ese origen fueron incorporados al tango como protagonistas de este lenguaje de los argentinos.
Porque en ese espacio donde la ciudad se hizo campo, y aún más allá, donde se entreveraban las lanzas con las guitarras, y el cuchillo con la ginebra que se bebía en las pulperías mientras se mezclaba un mazo de barajas, estaban los dominios del gaucho, que si bien hablaba español introducía algunas características que hacían peculiar el habla gauchesca. Y a favor de las migraciones internas desde el campo a la ciudad se incorporaron al lenguaje de determinados sectores de la población, generalmente en el arrabal donde las casitas aisladas se difuminaban en los espacios abiertos del campo y la lengua rural y la orillera viajaban acollaradas. Veamos los ejemplos que les propongo:
*formas verbales muy antiguas del español, voces arcaicas, caídas en desuso en el español actual, como: “mesmo”, “truje”, “agora”, “vide”, “ansí”, “dende”, “naides”, “enante”, “mesturar”, “abajarse”.
Tomemos un ejemplo del “Martín Fierro”: ‘….y “ansí” como tal les digo /que vivan con “pricaución” / “naides” sabe en qué rincón / se oculta el que es su enemigo.’ En él se nos presentan 2 ejemplos de los enunciados antes; y otro que es la permutación de la “e” por la “i” (pricaución), que también ocurre en “polecía”, “disierto”, “escrebir”, “siguro”, “disgracia”, “campiar”, “pión”, “toriar”, “voltiar”, “peliar”, “pior”, y muchas más.
*Sustituciones: La “j” suele sustituir a la “f”: “ajuera” en lugar de “afuera”.
La “g” y la “j” toman a veces el lugar de “h” o “b”: “güeso”, “güey”, “juir”, “güeno”, reemplazan a “hueso”, “buey”, “huir” y “bueno”.
Cambian la “c” por la “g”, por ejemplo llaman “garabina” a la carabina.
La “l” suele reemplazar a la “d”: “alquirí” por adquirí, “alvertencia” por advertencia. Y también a la “r”: “celebro” por cerebro.
El indio del desierto
*Yeísmo. Realizan permutación de “ll” por “y”: noviyo, gayina, baruyo, yegar, cabayo, bolsiyo, cuchiyo, peyejo… (en lugar de novillo, etc.)
*Omisiones. Suele omitirse la “c” antes de consonante: “dotor”, “afeto”.
*Elisión de consonante al final de la palabra: “salú”. Es habitual la supresión de la “d” en los imperativos (en 2ª persona del plural): andá, tomá, atrapá, comé, vení, escribí (en lugar de andad, tomad, atrapad, comed, venid, escribid).
*Elisión de consonante y cierre de vocal final: peliau (por peleado)
*Elisión de vocales en diptongo: pacencia, concencia
*Abrir vocales en diptongo: “cambeo” (en lugar de cambio); “apreceo” (por aprecio)
*Desaparición de la “d” en las palabras terminadas en “ado”: “ganao”, “errao”, “equivocao”, “reventao”, “echao”, “cortao”, “soldao”, “desmayao”, “tratao”, “letrao”, “ensangrentao”
*Elisión de sílabas: pa’ (en lugar de para); ‘taba (en lugar de estaba).
*Agregado de la “i” antes de la doble “c”, reemplazando una de las “c”: Aición en lugar de acción.Destruición en lugar de destrucción. Satisfaición en lugar de satisfacción.
*Paragoge: agregado de una letra o una sílaba al final de la palabra, en pluralizaciones incorrectas: “pieses”, “manises”. [Creo que esta última, actualmente es aceptada por la RAE]
*Epéntesis: agregado de una letra en medio de un vocablo. Es frecuente agregar la “b” en ciertos verbos terminados en “er”: “cáiba” (de caer); “tráiba” (de traer).
*Contracciones (desaparición de letras): “pal” (en lugar de para él); “diáy” (suplanta a de ahí).
*Incorporación de consonante: “dir” (en vez de ir)
Tango “Dios te salve m’hijo”, por Agustín Magaldi
*Cierre de vocal y desplazamiento del acento a la vocal abierta: cáir, tráir, áura.
*Metátesis, es decir cambiar de ubicación sílabas o vocales y consonantes de una palabra:”redotar” (derrotar); “redamar” (derramar); “redetir” (derretir); “redepente” (de repente); “vedera” (vereda).
*Intensificación: El lexema “re” que tenemos como prefijo en el sintagma “rebien” es aumentativo, intensificativo de la palabra, y lo mencionaba Cervantes en el Quijote (rebien) y en “El celoso extremeño” (requetebien); también aparece en el espúreo Quijote de Avellaneda (“rebuena”).
Otro fenómeno interesante que diferencia el idioma campesino rioplatense de la lengua madre, es la variación semántica que sufrieron términos como “overo”, que en España se aplica al caballo de color huevo y en Argentina al blanco con manchas oscuras; “guapo” sinónimo de apuesto en España y de valiente en Argentina.
Lenguaje de los gauchos (Según Enrique Larreta)
“La experiencia de muchos años y pacientes anotaciones personales me permitieron recoger directamente, en una de las regiones menos contaminadas, lo que aún quedaba de añejo y de típico en ese lenguaje del gaucho, que algunos conocen sólo por referencias de segunda mano y emplean luego con afectación insoportable. Como resumen, puede hoy decirse que la mayoría de los vocablos, modismo y proverbios considerados como exclusivamente gauchescos, son vieja herencia española”. (Enrique Larreta, Obras Completas, Tomo II, Ediciones Antonio Zamora, Buenos Aires, octubre de 1959, pág. 294).
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Mester de Lunfardía o Idioma coloquial argentino
Lunfardiada es Argentina
por ser lengua arrabalera
donde la paica, es la mina
y el shusheta un calavera.
Podemos afirmar que el idioma coloquial argentino es heredero del arcaísmo español (mester de juglaría) que en las pampas se deformó con solecismos y neologismos al que se acoplaron voces del mapudungu formando el mester de gauchería y al acoplarse a éstos los términos del lunfardo dio origen al mester de lunfardía.
Por ser Argentina un país cosmopolita incorpora a su lenguaje coloquial palabras de otras lenguas adaptándolas a la morfología castellana: dequera (=cuidado) del inglés take care; “jailafe” (=vividor) del inglés high life; del portugués “chumbo” (=bala);
del italiano “funghi” (=sombrero). Del “caló” guita (dinero), chamuyar (hablar, tratando de convencer), pirar (irse, fugarse), araca (guarda, cuidado; proviene de aracatanó).
“Buyonar” o “buyón” (=comer) del francés bouilloner [en el argot policial francés “borrego” equivale a confidente, delator. Mismo significado que “carnero” en Argentina];
Un buen ejemplo encontramos en un periódico del 2 de junio de 1978 sobre la fuga de 45 presos de la cárcel Modelo de Barcelona. Un ex presidiario dice “paré el primer coche que venía y me piré”; un Inspector de policía agrega “Y el que no se piró, es porque le dio canguelo” (miedo). Dos ejemplos del caló en España.
artículo cárcel Modelo
Del Kimbundu, lengua del norte de Angola, rama del Bantú, tenemos lengue, changüí, malambo, abombado, quilombo.
Del campestre tenemos gaucho, tioco, costalada, caronero, cuadrera, parejero.
Del mapudungu (lengua mapuche): piche, Malena, che, chapalear; fochenche (alboroto de gente) se convirtió en bochinche. Foliln (significa raíz, o echar raíces en un lugar), con el agregado del sufijo che = folilnche es gente que echa raíces en un lugar; españolizado es boliche
En el devenir del tiempo muchas palabras del lunfardo quedan incorporadas al lenguaje popular: funghi, mina, gil, papusa, chamuyo, yiro.
MISCELANEA SOBRE LA LENGUA (Editado en “Diario de León” el 25 de marzo de 2007)
Cuando hablamos de lengua, o de idioma, estamos manifestando la capacidad de comunicarse dos o más personas a través de determinados códigos, que pueden ser señales, o vocalizaciones o escritura; en los inicios de la humanidad, en un primer momento la comunicación fue gestual, luego a través de sonidos y finalmente se incorporó la escritura, simbólica o alfabética. Conviene no olvidar que la comunicación gestual pervive en nuestros genes a través de millones de años, está como escondida en nuestra conciencia y aflora cuando necesitamos comunicarnos con gestos, como ocurre cuando estamos con otra persona que desconoce nuestro idioma y nosotros el suyo, inmediata e instintivamente tratamos de hacernos entender por gestos.
Con los griegos ya estaba incorporada la escritura como la conocemos hoy en día, con su código de letras; sin embargo el que fue tal vez mas grande filósofo, Sócrates, no nos dejó ningún tratado escrito, todo lo que conocemos de su filosofía, de su pensamiento, lo conocemos gracias a uno de sus más aventajados y famoso discípulo, que en sus “Diálogos” (me refiero a Platón) ponía como protagonista a su maestro y exponía de ese modo su pensamiento.
¿Por qué Sócrates no nos legó obras escritas? Porque él afirmaba que la escritura atentaba contra la memoria, que si escribíamos algo no teníamos necesidad de retenerlo en la memoria, pero si no escribíamos las cosas nos veíamos obligados a ejercitar la mente para retener los distintos hechos culturales. Es posible que tuviera razón para la época en que le tocó vivir donde la acumulación de conocimientos no era tan grande y permitía retenerlos en la memoria. Hoy sería imposible.
Algo similar ocurría con los “Mapuche”, indios que originariamente vivían en las vertientes oriental y occidental de la cordillera de los Andes y que se fueron extendiendo hasta ocupar casi toda la llanura pampeana; ellos tenían un rico lenguaje de expresión verbal y mantenían en su memoria los conocimientos que habían adquirido en sucesivas generaciones. Como decía Juan María Gutiérrez “Guardaban como un tesoro patrio la pureza de la lengua nativa e iniciaban en la propiedad de ella a los niños varones para que la empleasen convenientemente cuando llegaran a ser adultos, en las arengas públicas, que constituyen uno de los rasgos singulares de aquel pueblo notable bajo tantos respectos”. Sólo después, con la llegada de los españoles, estos llevaron a la escritura el idioma de los mapuche y gracias a eso hoy día persiste ese lenguaje en algunos textos (además de permanecer en pequeñas y reducidas comunidades).
También está el aporte de las lenguas guaraníes, aymará y quichuas, y los diputados firmantes del Acta de la Independencia el 9 de Julio de 1916 en el Congreso de Tucumán, decidieron que se escribiera en esos tres idiomas, además del español.
Por carecer de conocimientos profundos de estos tres es que prefiero no inmiscuirme en ellos, aunque sí comentar que el paraguayo Eduardo Saguier, que fue Director del Instituto Cultural Paraguayo-Argentino en Buenos Aires, realizó una traducción libre del Martín Fierro al guaraní, siendo su primera estrofa:
Ape a guapï a purahéi
mbaraká che moirû hape,
upé kuimba’e i pïápe
mbaembïasï o guerekova
haeté guïrá añó o ikova
o ñemïtuê puraheipe.
Versos que se encuentran en el libro de Bertil Malmberg: LA AMÉRICA HISPANOHABLANTE
Los españoles incorporaron a su lengua términos mapuches, y viceversa; también está la influencia de los Incas, cuyo imperio se extendía más al norte y no consiguieron conquistar a los mapuches pese a su poderío, pero sí les legaron algunas palabras; y también podemos mencionar un legado, o más propiamente intercambio, guaraní (cuya nación estaba localizada al nordeste).
Esto nos está indicando, nos señala una GLOBALIZACIÓN, porque ¿qué es globalización? Intentamos definirla como apertura de los mercados (¿o de las fronteras? Incluidas las migraciones. Aunque hay que tener en cuenta que esa apertura de mercados o de fronteras no es equilibrada, si nos atenemos a los subsidios -por dar solo un ejemplo- que los EE.UU. y la Unión Europea otorgan a sus agricultores, en detrimento de agricultores de países menos desarrollados).
Gramática y lengua Pampa
En mi concepto, en realidad “globalización” es intercambio de productos, TANGIBLES o INTANGIBLES, entre estos la palabra, oral o escrita. Y esto no es nada nuevo, existió siempre. La diferencia entre la globalización actual y la que existía hace 200 o 500 o 2000 años radica en la velocidad: la de hoy se caracteriza por la INSTANTANEIDAD, pues un producto se puede enviar en unas pocas horas o en un día de un lugar del mundo a las antípodas; o una remesa de dinero se puede transferir en cuestión de minutos; ni que decir de la palabra, hoy se inventa un término nuevo en California, e-mail para poner un ejemplo, y en cuestión de segundos o minutos llega a Budapest y no tiene oportunidad de modificarse.
En cambio en la antigüedad la palabra debía ser transportada también como mercadería, y tardaba meses o incluso años en llegar de un sitio a otro, muchas veces transportada por distintas personas, e incluso por distintas generaciones para recorrer 2000 Km desde su lugar de origen a los confines de un imperio o de una nación, pues no existían los medios de comunicación actuales.
Eso es lo que ocurrió con la palabra “INTI” que utilizaban los incas para nombrar el sol; para denominar ese astro los mapuches utilizan “ANTU” que es casi lo mismo pero sufrió una pequeña modificación por esa demora en el transporte de la palabra. Lo mismo sucedió con el término “yapa” que recordaremos los argentinos de 60 años, cuando éramos chicos y nos enviaban a hacer la compra, antes de retirarnos del mostrador preguntábamos ¿y la yapa? Y recibíamos un caramelo, o un globito, porque yapa es palabra mapuche pero de origen aymara o quichua (“yapana”) y significa añadidura, algo de poco valor que se da sin obligación, que se regala.
Chapalear en cambio es onomatopéyico, es de origen mapuche, deriva de “chapad”. En mapudungu, “CHAPAD” significa barro, pantano; “chapadtun”, empantanarse; y “chapadclen”, estar empantanado. El argentino le agregó el sufijo romano “ar” formando así un verbo onomatopéyico, pues imita y expresa el ruido que se hace al marchar por un terreno cubierto de agua: “chapad”, “chapad”, “chapad”. Y de ese sonido “chapad” surge la palabra “chapalear”. Los que tenemos cierta edad muy bien podemos recordar ese chapad de las bestias sobre el barro.
“Malena es un nombre de tango” dice el título de un libro de autora española; y Malena es el nombre de un tango muy conocido, y también es nombre propio de muchas argentinas; ¿su origen?, también mapuche, de “MALEN”, que designa a la mujer jovencita, a la muchacha.
Malinche en teatro Cervantes
[Al respecto tengo mi teoría sobre el nombre de la amante y “lenguaraz” –traductora- de Hernán Cortés, Malinche; opino que es una palabra compuesta, la conjunción de Malen y che que sufrió un breve cambio al trasladarse desde la pampa hasta México, como a la inversa pulquería se transformó en pulpería. Si mi opinión no es descabellada, sería Malinche la primer Malena conocida en la historia]
A la inversa también los mapuche incorporan palabras del español, sustantivos de seres o cosas que no conocían antes de la conquista: al caballo lo llaman “cahual”, ovisa a la oveja. Casi igual, con leves variaciones por la cuestión fonética, porque esa caja de resonancia que es la boca con sus estructuras, y según como se apoya la lengua en los dientes, en el paladar, como se juntan los labios, todo eso origina cambios fonéticos y leves variaciones en la pronunciación de las palabras. ¿Y el trigo, que tampoco conocían?; pues como era un cereal que venía de “Castilla” querían llamarlo así, y por esa deformación fonética que comentaba se transformó en “cachilla”; y llamaron “cachillahue” (lugar del trigo) al trigal.
Veamos algunos ejemplos raros, yo diría casi inverosímiles, nombres que aparecen en plena pampa y que tienen raíz griega y casi el mismo significado. Tandil tiene la raíz griega “tan”, igual que TANTALO. Recordemos que Píndaro y Platón representaban a Tántalo en el Hades con una piedra suspendida sobre su cabeza, siempre a punto de caer. Sócrates dijo: “También el de Tántalos puede pensar cualquiera que es un nombre exacto y conforme a la naturaleza, si es verdad lo que de él se cuenta (…) las muchas y terribles desventuras que le sobrevinieron en vida, cuyo colmo fue la ruina de toda su patria y, una vez muerto, la piedra, tan acorde con su nombre, que ‘gravita’ (talanteía) sobre su cabeza en el Hades”. (Platón, Diálogos, Tomo II, Ed. Gredos, Madrid, 2000. Crátilo, p. 380)
Y es como si se hubiera utilizado la raíz griega “tan” para designar a TANDIL con su piedra movediza también a punto de caer (por cierto, se derrumbó en 1912).
Otra raíz griega es pỹr que significa fuego, que quema, duele. En mapuche tenemos la palabra PIRE, que quiere decir nieve, que igualmente quema, duele. (Pirecuchran es dolor de muelas; pire mahuida es cordillera nevada).
¿Una incongruencia?. James Wedell llegó en febrero de 1822 a la latitud 74º15′ adonde no había llegado ningún navegante, y en su regreso al norte topó en las islas Hermite con gran cantidad de canoas llenas de los indios que habitaban la Tierra del Fuego; tomó nota de algunas palabras de su lenguaje sacando la conclusión que era hebreo, admitiendo que descubrir como había llegado ese idioma al cabo de Hornos era “cuestión de filólogos”. (Retorno a la Patagonia, Bruce Chatwin y Paul Theroux, del Taller de Mario Muchnik, Madrid, 1986, pág. 67 y 68)
¿Otra incongruencia?; no tanto. En Salónica (la Tesalónica de la antigua Grecia) en los Balcanes, abundan palabras similares a la de nuestros gauchos, por ejemplo dicen:
“dormite” por duérmete
“soñar un sueño” por soñar.
Así un romance de Salónica canta: “Un sueño soñé mis dueñas”;
y una copla gaucha: “Anteanoche soñé un sueño”.
EVARISTO CARRIEGO nos dice en La viejecita MISAS HEREJES, (pág. 65):
…pues nunca supo la miserable,
de amor alguno, grande o pequeño,
que la alentara, no le fue dable
sobre la vida, soñar un sueño…
Y en Los lobos MISAS HEREJES, (pág. 89):
…¡Cómo cae la nieve en la calle
sin un rayo de luz! ¡Qué tristeza!
Si pudiese pensar, pensaría
que dentro del alma me cabe una estepa…
Son comunes las formas “ande” por “donde”
“ajuera” por “afuera”
“ansi” por “asi”
“buraco” por “agujero”
“cayer” por “caer”
¿A que se debe esto? Pues a que en los gauchos está presente el lenguaje español antiguo, persisten arcaísmos. Y en Salónica hablan castellano antiguo dos tercios de la población, por descender de los judíos expulsados de España. Y todo esto es fruto de la globalización, que “es” pero ya antes “fue”.
(Editado en “Diario de León” el 25 de marzo de 2007) – César José Tamborini Duca
Bibliografía: Hice una síntesis de lo que es el lenguaje argentino, de raíz española pero enriquecido con la incorporación a su vocabulario de palabras de origen pampa o mapuche, las de origen gauchesco, del lunfardo; y las provenientes de otros idiomas; considero interesante la mención de bibliografía que, aunque sea reducida, represente no obstante las distintas vertientes literarias de nuestro país:
José María Gutiérrez: “Cartas de un porteño”
Lucien Abeille: “Idioma nacional de los argentinos”
Juan Manuel de Rosas: “Gramática y Diccionario de la lengua pampa”
Jorge Luis Borges: “El idioma de los argentinos”
Platón: Diálogos, “Banquete”
Dionisio Schoo Lastra: “El indio del desierto”
Bruce Chatwin y Paul Theroux: “Retorno a la Patagonia”
Américo Castro: “Español, palabra extranjera: razones y motivos”
Cesar J. Tamborini Duca: “Monólogo sobre el lenguaje de los argentinos” León, 27 de Junio de 2006 / “CHE, lunfardiadas” / “Miscelánea sobre la lengua”.
Bertil Malmberg: “La América Hispanohablante”
César J. Tamborini Duca
Académico Correspondiente para León
Academia Porteña del Lunfardo
Academia Nacional del Tango