Tangueando

Con Permiso, soy el tango (XX). Roberto Mancini

Roberto Mancini

Roberto Mancini

Continuando con la segunda parte de la entrevista a Roberto Mancini que habíamos dejado pendiente tras la inserción del tango “En la Vía” para De curdelas, borrachos y boliches en el tango, encontrarán a continuación varios tangos e los que sale a relucir el tema del alcohol, aunque sólo se haga mención de una determinada bebida como ocurre en “Que me quiten lo bailao” del bandoneonista, bailarín, compositor y poeta Miguel Eusebio Buchino, cuando dice “…tengo dos pasiones bravas: el tapete y el champán”. Los siguientes continúan la lectura de https://pampeandoytangueando.com/tangueando/con-permiso-soy-el-tango-xx-roberto-mancini1/

2. MADAME IVONNE. Es un tango de Enríque Cadícamo al que puso música Eduardo G. Pereyra, y representa un ejemplo de lo que les decía, al describir a la mujer diciendo “…la que al ver que todo quedó en la distancia / con ojos muy tristes bebe su champán”.

Madame Ivonne es uno de esos tangos aptos para cantores con distintos estilos. A mí personalmente me gusta escucharlo por Alberto Castillo o por Julio Sosa. Éste –que también era poeta- introduce un recitado de su autoría. Dice así:

“Ivonne: yo te conocí en el viejo Montmartre cuando el cascabel de plata de tu risa era un refugio para nuestra bohemia, y tu cansancio y tu anemia no se dibujaban aún detrás de tus ojeras violetas… Yo te conocí cuando el amor te iluminaba por dentro, y te adoré de lejos sin que lo supieras y sin pensar que confesándote este amor podía haberte salvado… Te conocí cuando era yo un estudiante de bolsillos flacos y el París nocturno de entonces lanzaba al espacio, en una cascada de luces, el efímero reinado de tu nombre… Matmuasen Ivonne…”

de copas en los boliches

de copas en los boliches

3. ESTA NOCHE ME EMBORRACHO. Con letra y música de Enrique Santos Discépolo, fue estrenado por Azucena Maizani en el “Maipo”. El reo la ve pasar medio descuajeringada por los años, haciendo una descripción desalentadora sobre la figura de la percanta y recordando lo que había sido 10 años atrás, mujer hermosa y fatal que le hizo perder hasta el honor y ahora, para no pensar siquiera en lo que fue finaliza diciendo: “esta noche me emborracho bien, / me mamo bien mamao…”

4. COPAS, AMIGAS Y BESOS. Tango de 1944 con letra de Enríque Cadícamo y Mariano Mores, donde el protagonista proclama haber perdido su amor por su “lunatismo” (perturbación mental, paranoia), diciendo que “entre copas, amigas y besos, / la perdí por mi mala cabeza”.

5. LA ÚLTIMA CURDA. Estrenado por Edmundo Rivero con la orquesta de Aníbal Troilo, que puso música a este poema de Cátulo Castillo del año 1956. En esta ocasión el diálogo es con el bandoneón, al que confiesa su fracaso, cuando éste “lastima su corazón” con “lágrima de ron”, reconociendo que esa confesión “es una curda ¡nada más!”, y recordando su amor ausente, su fracaso, como en un “sermón de vino”, “y busca en un licor que aturda, / la curda que al final, / termine la función” para hacerle olvidar las penas que lo aquejan.

6. LA COPA DEL OLVIDO. Desorientado y sin saber qué hacer porque “anoche juntos, los ví a los dos”, casi sin darse cuenta entró al boliche con la intención de “ver si el vino, me hace olvidar”, diciendo al camarero y a los contertulios “¡Mozo! Traiga otra copa, / y sírvase de algo el que quiera tomar”. Es un tango con letra de Alberto Vaccarezza y música de Enrique Delfino, año 1921.

7. TOMO Y OBLIGO. Tango grabado por Carlos Gardel en 1931, que le puso música a los versos de Manuel Romero.   Ese mismo año también lo grabó Charlo.  Antiguamente al decir “tomo y obligo”  el   acompañante – aunque fuese ocasional- estaba obligado a aceptar una copa, rechazarla era considerada una ofensa. Lejos de su lugar de origen,

Con Lavallén, bandoneonista rosarino

Con Lavallén, bandoneonista rosarino

sin un amigo en quien confiarse, le dice al acompañante “…quiero en su pecho mi pena volcar. / Beba conmigo…” y comienza a relatarle su desdicha que indudablemente quiere ahogar en alcohol.

8. LA ÚLTIMA COPA. Francisco Canaro le puso música a la letra de Juan Andrés Caruso, y fue grabado con la voz de Guillermo Coral (Guillermo Rico). Otro que quiere ahogar en una “noche de farra y alegría” su amor, pidiendo “Eche amigo, nomás, écheme y llene / hasta el borde la copa de champán”; el champán es la bebida emblemática en las letras de tango, seguramente reminiscencias francesas de cuando el tango triunfaba en París.

9. EL TABERNERO. En 1919 Raúl Héctor Costa Oliveri escribió el poema La canción del borracho. Posteriormente Miguel Cafre lo convirtió en el tango El Tabernero que grabó Gardel el 16 de diciembre de 1927. Bebe simplemente porque le gusta, no es cuestión de amores frustrados como en otros casos; por eso le pide al “buen amigo tabernero” que siga llenando su copa “¿No ves mi copa vacía? / Echa vino, tabernero, / que tengo el alma contenta / con tu maldito veneno”. Una joya: la versión de Aníbal Troilo con Francisco Fiorentino de 1941.

10. SENTIMIENTO GAUCHO. Juan A. Caruso puso los versos a este tango de los hermanos Francisco y Rafael Canaro, que fue grabado por Gardel en 1925. Hermoso tango, no por la historia que describe que es más bien triste, sino por el enfoque de la misma, por su descripción; ya desde el mismo título resulta contradictoria pues uno está tentado a imaginar al personaje vestido como un gaucho; nada más lejos de la realidad, porque lo que quiere insinuar el título es lo que en Argentina denominamos “gauchada”, ese sentimiento de solidaridad hacia el otro arrimando el hombro (que era muy habitual en el campo), o escuchando sus pesares para darle ánimo, como es el caso que nos ocupa; y ese es el “sentimiento gaucho” que simboliza el título, la “gauchada”.

La acción transcurre en el Bajo, la calle situada paralela al Río por detrás de la Casa de Gobierno hacia el norte. Son tan nítidos los detalles como si estuviésemos viendo una película, en la que un hombre se encuentra “borracho, todo sucio y harapiento” en la mesa de un bodegón, en un rincón apartado, suscitando en el narrador la compasión que lo insta a averiguar qué le ocurre. El borracho se aviene a contar la desdicha que lo lleva al estado de embriaguez: la desesperación porque la mujer amada se fue con otro. Sin embargo su amor es tan grande que si ella regresara, la perdonaría. “…si por celos un hombre a otro puede matar, / se perdona cuando habla muy fuerte el querer, / a cualquiera mujer”.

11. COPA DE AJENJO, tango cuya letra escribió Carlos Pesce y la música Juan Canaro, lo grabó Tita Merello con la orquesta de Francisco Canaro. Otra excelente versión es la de Oscar Larroca. El hombre la espera pese a intuir que no llegará “…y en esta copa de ajenjo / en vano pretendo mis penas ahogar”. Embrujado por los encantos de la mina perdió la dignidad y confiesa “…soy un borracho perdido / que en la copa del olvido / busca su felicidad”…

12. DESTELLOS es otra obra compuesta por el dúo Juan Andrés Caruso y Francisco Canaro, siendo para mi gusto la versión grabada por Julio Sosa con Leopoldo Federico una de las mejores. El bacán invita a beber, levantando la “copa de rubio champán” cuyos destellos le harán olvidar amores perdidos. Reconoce que muchas noches se embriagó, aunque de amor. “…Pero amigos, ella me olvidó / y en el fino cristal de esta copa, / me parece que veo la boca / que mil veces mi boca besó”. E invita a beber a los parroquianos porque  “…me quiero aturdir con champán”.

Alfredo de Angelis

Alfredo de Angelis

13. EL ENCOPAO. El gran maestro –pianista, compositor, director de orquesta- Osvaldo Pugliese es el autor de la música de este tango, cuyos versos pertenecen a Enrique Dizeo. Es del año 1942 y Roberto Mancini con su espléndida voz nos brinda una excelente versión del mismo. No saben los demás (arguye el protagonista del tango) “…que el que mata / su rabia entre unas copas / tiene su razón”… para hacerlo. Murmuran y lo apodan “el encopao” sin conocer qué le pasó para dedicarse a la bebida. Él asume que está siempre metido en el boliche de una esquina, “marea de caña y de recuerdos”. Pero aunque lo llamen “el encopao” con él nadie jugará, “porque los hombres se encuentran / y entonces, cara a cara / hay que corajear”.

14. NO ME PREGUNTEN POR QUÉ. Tango de Reinaldo Pignataro y Carlos Di Sarli, el parroquiano pide a los muchachos del café no le pregunten por qué llega borracho, que tengan piedad de él (hay una descripción de su aspecto lamentable al llegar) quien recuerda que “…En la luz de unos ojos divinos / se embriagaban mi alma y mi fe / y en la copa de miel de sus labios / hasta ayer de pasión me embriagué”… Pero ahora rememora su amor añorado y reconoce que necesita hundir su existencia, razón por la que busca el alcohol, exclamando al final “…¡Borracho!…/ refugiado en el alivio / del brebaje dulce y tibio / que nos prodiga el licor. / Tal vez me olvide de aquella / que hasta ayer fuera mi estrella / y hoy me mata de dolor”.

Hay más tangos para engrosar esta lista, entre otros “Tango y copas”, “Viejo curda”, “Sirva otra copa”, “Entre curdas” (también conocida como “el velorio”) jocosa milonga cantada por Jorge Vidal, “Mariposita” tango cantado por Mancini,  y algunos más que no menciono porque haría demasiado extenso el listado y luego no se sabría si están mareados por el mismo, o por los vapores etílicos que emanan de estas letras.

About author
César José Tamborini Duca, pampeano-bonaerense que también firma como "Cronopio", es odontólogo de profesión y amante de la lectura y escritura. Esta última circunstancia y su emigración a España hace veinte años, le impulsaron a crear Pampeando y Tangueando y plasmar en él su cariño a la Patria lejana.
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