Mi periplo literario en Argentina comenzó el día 27 de abril (año 2023) cuando acudí a la Biblioteca Pública “9 de Julio” en Castelar, por invitación para presenciar una clase de historia del tango dictada por la profesora Stella Maris Rivas. Me sorprendí por la calidad de la exposición y por el interés mostrado por los aproximadamente 15 asistentes, todos pibes de unos 80 años (a excepción de Ana Malharro, “Maestra de ceremonia» de las actividades).
Uno de los asistentes era bailarín experto, como así también dos de las “chicas” participantes, que realizaron florituras de tangos de salón. Ocasión propicia también para escuchar una magnífica versión de “La Cumparsita” por la orquesta del cordobés Jorge Arduh. Quedé gratamente sorprendido por las distintas actividades llevadas a cabo por la Biblioteca: “Taller de poesía”, “de lectura”, “de pintura”.
Al día siguiente, 28 de abril, realicé la primera presentación de mi último libro, titulado “Cada Tango es una Historia”, a la que asistieron unas 30 personas entre las que tuve el honor de contar con la presencia de la poetisa e historiadora Martina Iñíguez que viajó ese día desde Campana para dar lustre a la actividad. Se encontraba también, entre otros, el bandoneonista Víctor Salinas quien -al final de mi presentación- nos deslumbró con sus ‘solos’ de bandoneón al mejor estilo de Roberto Di Filippo. También la profesora Stella Maris Rivas (encargada de presentarme), y la profesora Teresa Villalba, Directora de la Institución.
una parte del público firmando a Martina Iñíguez
Un señor Raúl Ferreyra- que dirigió durante años su programa radial titulado “Cada Tanto tiene su Historia”, sorprendente coincidencia casi total con el título de mi libro- me entregó lo que había sido un programa de su actividad
Posteriormente Ana Malharro, “alma mater” de las actividades de la Biblioteca, me escribió unas líneas donde expresaba que la habían felicitado por la actividad y que mi exposición había gustado mucho.
El viernes siguiente, día 5 de mayo, realicé la segunda presentación, en esta ocasión en la prestigiosa “Academia Porteña del Lunfardo”. La presentación del autor fue realizada por el Secretario de la misma Ingeniero Eduardo Bernal, que realizó una síntesis biográfica y me cedió la palabra para que comenzara la exposición de motivos del libro, realizada con el entusiasmo proporcionado al encontrar en el selecto grupo algunos amigos, además de conocer personalmente a uno de mis primos.
con Eduardo Bernal, Academia del Lunfardo
Siguiendo los lineamientos de la anterior, hice una breve reseña del contenido del libro, matizada con algunas interpretaciones personales sobre el machismo, el matriarcado y conceptos afines. El lunes día 8 mi esposa y yo fuimos invitados almorzar por el amigo Eduardo Bernal en el Restaurante “Las Cañas” (calle Montevideo, entre Corrientes y Sarmiento).
El periplo capitalino concluyó el día martes 9 con la Firma de Ejemplares en la Feria del Libro de Buenos Aires realizada en el predio de la “Rural” palermitana. Ese día también compartimos almuerzo en el Restaurante “Roldán” con mi colega y amigo Oscar Ranalli.
con el «gomía» Oscar
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YAPA. Pero la vida puede deparar sorpresas inesperadas. Llamamos “Lenguas Muertas” aquellas que -aunque se conozcan- dejaron de utilizarse, desaparecieron del habla cotidiana; lo mismo sucede con algunas palabras en desuso, como si estuvieran “muertas”. Las personas de mi edad recordarán cuando nuestra madre nos enviaba al almacén con la lista de la compra: 1 Kg de azúcar, fideos para sopa, ½ kilo queso cuartirolo, 1 paquete maizena… y -al retirarnos- pedíamos ¿me das la yapa? Y nos daban un caramelo, por ejemplo.
Yapa proviene del quichua “yapana”, que significa algo así como “dar gratuitamente algo de poco valor”. Hace tanto tiempo que dejé de oírla que a mi entender ya estaba en desuso, la consideraba una “palabra muerta”. Sin embargo en los últimos días de abril, cuando fui a comprar facturas a una panadería en Villa Udaondo (en la calle Martín Fierro, casi esquina Segundo Sombra) la dependienta me dijo “esta tortita negra está rota, si la quiere se la doy de yapa”; mi sorpresa fue mayúscula pues se trataba de una jovencita de veinte y pico de años. Resultaba improbable conociera palabra y significado, y sin embargo así era.
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El día sábado 13 de mayo a las 23.30 tomamos el autobús para La Pampa y llegamos a Santa Rosa el domingo 14 a las 6.30 a.m. Nos alojamos a las 11 en el departamento reservado y media hora después pasaron a buscarnos para almorzar en “La Cuesta” en casa de los primos Sandra y Eduardo. Regresamos a media tarde-noche con tiempo para prepararnos y acudir a cenar en “Los Caldenes” con los “pibes” del Nacional (solo Goyo Gómez y Manuel Rojo) «Fueron tantos los que faltaron que si falta uno más no cabe» como diría Macedonio Fernández. Pese al cansancio acumulado ni mi esposa ni yo protestamos al poder acostarnos recién a la 1 a.m. del lunes 15.
Ese día desayunamos y fuimos al Registro Civil para reponer el DNI de Patricia, que había extraviado. Luego almorzamos en la casa del primo José Calvo, que me hizo una entrevista para su programa de You Tube.
El martes 16 a las 4 p.m. tuve una entrevista en la televisión, Canal 6 Comunitario, de Santa Rosa. (C6C)
El miércoles 17 una entrevista al mediodía en la televisión de la Cooperativa de Santa Rosa y posteriormente cenamos en el hogar de mis primos Estela Duca y Tony Gioppo.
Jueves 18. Es el día de la presentación en mi querido pueblo de Lonquimay, a las 19 horas, ocasión para el reencuentro con mis amigos de la infancia. Llegué con Patricia -mi esposa- y los amigos Manuel Rojo y Héctor Bergonzi. Algunas personas esperaban en la vereda: mi gran amigo de la infancia Jorge Gutiérrez, su esposa Tany, uno de sus hijos “el Pichi” con su esposa Verónica Lezcano; y otra señora que si bien no conocía supuse era Silvia Canulli, la Concejal de Cultura del pueblo, suposición corroborada cuando nos presentaron. Me dijo ¡cuántos recuerdos acudirán a tu memoria! Y cómo no.
con Jorge y familia con Silvia Canulli, intercambio obsequios
RECORDANDO. Mientras estaba sentado en el escenario observando la gente que llegaba y ocupaba su sitio, mi cabeza volaba en pos de los recuerdos. Esta es la hora en que muchos lonquimayenses, niños, adultos, novios, matrimonios, realizábamos una ceremonia diaria: ir a la Estación a ver el tren que iba desde Santa Rosa a Buenos Aires por ver si viajaba algún conocido; en el asiento de siempre viajaba Veinticinque, vecino de Trenque Lauquen que por las mañanas viajaba en un sentido y a esta hora del atardecer regresaba, siempre vendiendo Diarios y Revistas, ya saben: Noticias Gráficas, Antena, Vosotras, Rico Tipo, Radiolandia, Para Ti; ésta solía comprar mi mamá, siempre en compañía de mi viejo, que terminaban el paseo del brazo en esta plaza de enfrente, lugar donde se celebraban los actos importantes.
Plaza – Escuela
Cruzando la plaza estaba el Vivero Municipal con su enorme “tanque australiano” de agua, y enfrente la Escuela Nº 35, Escuela Primaria.
En este otro frente donde ahora están los edificios de la Municipalidad y el Hospitalito era terreno baldío rodeado de eucaliptus en todo su perímetro, lo llamábamos “el campito”, sitio donde a determinada hora de la tarde jugábamos al fútbol los pequeños -los infantiles, hasta los 12 años aproximadamente-
Enfrente estaba la casa del Dr. Silva, ocupando una parte de la media manzana que por la época relatada pertenecía a mi abuelo, Antonio Alberto Tamborini. Lindando con su terreno la casa que perteneció en una época a los Crivelli con cuyos hijos varones (de nuestra edad) jugábamos mi hermano y yo, mientras con mi hermana lo hacía Edicta que aún vive en Santa Rosa. Casa que luego ocupó una familia cuyo nombre no recuerdo, pero sí que el hombre tenía un camión con el que trabajaba y cuyo emblema frontal decía “Mujeres y motores, alegrías y dolores”. Tengo el recuerdo que solía recitar “El Negro Falucho”.
En dirección a la esquina continuando la fachada de la vivienda-consultorio del Dr. Ariel Silva, estaba el despacho del señor Demarco, que murió asesinado por una puñalada asestada por “el gallego Negro” en ese campito mencionado. Dando vuelta la esquina, continuando sin interrupción los frentes edilicios pertenecientes a mi abuelo, la casa que habitábamos, ladrillo visto, puerta alta labrada, y con postigos y llamador (la típica mano), flanqueada por dos ventanales también altos.
Continuando la fachada, el Almacén de Ramos Generales de “Gómez, Garzarón & Cía” en cuyo terreno las estibas de materiales de construcción y los montones de leña servían de “trincheras” donde supuestamente nos tiroteábamos emulando a los pistoleros de las películas del Far West, utilizando pistolas y rifles de madera de nuestra confección.
Se sucedían terrenos baldíos hasta llegar a la esquina donde se veía un antiguo y hermoso chalet -enfrente- perteneciente a Joaquín Urrengochea y familia. Lindando con éste, el taller de mi viejo y mi tío César y a continuación la “Pensión Duro”.
En el lugar donde estamos, donde la añoranza invade mi pensamiento hasta llegar al momento de presentar mi nuevo libro, el Cine Teatro Monumental, donde además de películas se representaban obras teatrales (generalmente Compañías Teatrales de Buenos Aires que hacían giras por las provincias) y otros espectáculos, alcanzando a contemplar en mi niñez, por única vez, la actuación de la Orquesta Tamborini en la que mi viejo tocaba el violín, mi tío César el saxofón y… (cuando recordaba que Mollo tocaba el bandoneón, y creo que Manfredi también el violín, mis recuerdos se desvanecen al impulso de la presentación. Pero inserto lo que escribió el historiador del pueblo, Osvaldo Montero: 1930. Se forma una orquesta típica en la localidad, conjunto integrado por los Hermanos Emilio, César, Antonio y Ruby Tamborini, siendo acompañados en el violín por el Señor José Manfredi y en la batería por Benito Acosta).
Música: “Ya sale el tren”: Miguel Caló. Canta Jorge Ortíz:
Manuel Rojo hizo la presentación del autor y luego realicé la presentación del libro; hubo además un ‘show’ tanguero con la participación del cantor Héctor Bergonzi y la pareja de baile “Ana y Daniel”.
Viernes 19 fue la presentación en Santa Rosa, a las 19 hs., con la participación también de los mismos protagonistas mas el agregado de la cantante Ilda Susana. Como maestro de ceremonia, el inefable amigo Manuel Rojo que -en la foto- le está indicando algo al que se piró con un ejemplar del libro. También estuvo presente el amigo Pascual Fernández, Intendente Municipal (Alcalde) de Uriburu
con Manuel Rojo con Pascual Fernández
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La anécdota.
Debo resaltar en mi periplo pampeano la alegría que me produjo el encuentro de viejos amigos de la infancia en Lonquimay; y de la adolescencia -del Colegio Secundario- en Santa Rosa, capital provincial: Manuel Rojo, Rolando Pires… Pero además la enorme satisfacción producida en la Presentación de mi libro al constatar el siguiente hecho:
Años atrás mi esposa y yo viajábamos desde Santa Rosa para visitar Lonquimay, llevados por el matrimonio amigo constituido por Marta Pignata y Carlos Gómez. Marta ejercía la docencia como profesora y me pareció comprensible que bregara por la pureza del idioma castellano; en esa ocasión yo presentaba mi libro “CHE. Lunfardiada” y me hizo saber su disconformidad con el lunfardo.
con Marta y Carlos Gómez
Como suele ser habitual las personas que denuestan el lunfardo lo asocian con el tango y detestan el mismo. Marta, persona de absoluta sinceridad, asistiendo a la presentación santarroceña, al final de la misma se me acerca sonriendo para decirme: “César, hasta el día de hoy detestaba el tango, pero al oír hoy tu exposición sobre el romanticismo y los “tangos darianos” cambio de opinión, a partir de hoy me gustará el tango”.
¿Puedo pedir mayor satisfacción en el resultado de mi empeño en la difusión del tango? Solo esa frase compensa todo el sacrificio de viajes y cansancio acumulado. Gracias, Marta.
Posteriormente recibí un correo de otra persona que leyó el libro y expresó:
Me encantó tu libro!! Es entretenido, llevadero y muy bien escrito. Un privilegio conocerte!! Y que me hayas dedicado el libro. Mil gracias. (Gracias por tus palabras, Marcela)
César J. Tamborini Duca
¡Vaya por delante César mis felicitaciones por el periplo y tanta gente «macanuda» que has reencontrado o conocido! Un enorme gustazo el que te has dado, tras pergeñar en un buen libro tanguero, tantas cosas que nos acompañan cada día… es la música popular que tal vez recorra diría que completas las circuntancias de hasta más allá de medio Siglo XX.
Siempre me traes recuerdos porque somos contemporáneos, descendientes de inmigrantes y nacidos en pueblos chicos y pampeanos. Nombraste a Jorge Arduh, de los tres cordobeses fuertes en el tango, a él y Torcuato Vermouth y su orquesta, los vi de chico en el Club Mitre de Baldissera. Creo que Arduh ya estaba en Buenos Aires, Y allí quiso el destino que llegara a conocer, charlar y entrevistar a Ciriaco Ortíz en El Viejo Almacén, entonces de Rivero y el maestro Carlos García. Ya había acumulado muchos «almanaques» pero seguía firme con el fuelle y sus constantes cuentos, dichos, salidas cordobesas!
Por mi parte sigo teniendo vigente lo de «yapa» y me alegra saber que sigue viva en nuestra tierra. Esa lista de tu mamá, la mía, Juanita, me la daba para ir hasta la despensa (con un pequeño mostrador donde servía sólo vinos en sus tres colores de entonces, tinto, blanco y clarete) de don Santiago Cañada, é sí que gallego de verdad, creo que compostelano, en medio de tantos gringos.
Tu descripción de casas, consultas, el talle de tu padre y otros negocios, los fui viendo… esos pueblos nuestros a los que Argentina debe tanto, una red social y encausadora de la riqueza agrícola y ganadera, rumbo a los puertos o frigoríficos. Me has emocionado con esa recorrida!
Pues eso… a seguir contando las historias del tango o de lo que quieras, lo haces con conocimiento y un sentido de lo vivido y mamado en esos años nuestros, cuando éramos unos pibes llenos de sueños. Algunos los concretamos, otros quedarán en el tintero…
Desde Pontevedra, un abrazo y mis reiteradas felicitaciones!!
César: Mis felicitaciones por ese periplo hermoso y la sana envidia del encuentro con tanta gente querida. Es emotivo el relato y merece el recuerdo, Envío un gran abrazo porteño y transoceánico: Haidé Daiban
Regresar a los orígenes, ya sea una vez al año o cada cinco o más, es emocionante para uno y para los que reciben nuestra muestra de afecto. Creo que ustedes Eduardo, Haidé, son conscientes de esos estados emocionales y yo les agradezco profundamente sus palabras. Con un gran y emotivo abrazo a la distancia.