Mi primogénita Verónica escribió este cuentito en abril de 1983 cuando contaba tan solo 10 años y 10 meses de edad, y fui el depositario del mismo. Hoy es una joven mamá y me dió mi primera nietita -Juana, que ilustra el cuento junto a sus primos Camila y Mateo en el día de su último cumpleaños- y noto con cierto grado de pesadumbre su lucha cotidiana junto a su esposo en este mundo alienante que les hemos dejado, donde se conculcan tantas libertades y tantos beneficios (a nivel mundial) de los que gozamos los de mi generación. Lo peor no ha llegado, les tocará a nuestros nietos en la medida que no se produzca un giro radical en nuestra civilización acotada por el poder (sea sindical, político, financiero o una mezcla de todos los poderes). Por eso, como una manera de alegrarla, de retrotraerla a los felices años de su infancia, me atrevo a dar a la luz sin su conocimiento este cuentito, el cual seguramente constituirá un deliquio para ella, que acudirá a su recuerdo cuando lo lea.
La Estrellita Dorada y el Corazón Maravillado (autora: Verónica Tamborini; abril de 1983)
En el cielo flameante de estrellas, una noche común, allá arriba, no era lo mismo. Las estrellas eran iguales que las que se veían desde la tierra, pero una de ellas, la más bella, no era común, era dorada; en ese mundo maravilloso, sí, vivía una bella Estrella Dorada. Esa Estrella no se veía porque era la que estaba más alta.
En todo ese mundo maravilloso de estrellas, se hallaba una estrella masculina; aquella estrella no era igual que las demás; se la llamaba Corazón de Oro, porque tenía un pequeño corazón en el pecho y era dorado. Pero no se hacía el importante, era un Corazón Maravillado. La bella Estrellita Dorada le había cambiado el corazón y ahora él está enamorado de ella; por su buen corazón siempre le mandaba regalos y flores. Ella los aceptaba pero no estaba decidida a casarse, y entonces Estrellita Dorada le dijo: -«Yo aún no estoy decidida, mañana por la mañana te lo diré, si es que estoy decidida me casaré, y si no, no nos veremos más».
Y a la mañana siguiente, Corazón Maravillado entra al Palacio y como era muy temprano, lo detuvieron los guardias, pero llegó la estrellita y les dijo: -«Déjenlo pasar». Y cuando entró le dijo que sí, y contentos y felices se casaron y juntos se fueron de luna de miel. Y desde entonces se observan desde la tierra, muy juntitas, dos nuevas estrellas.
Qué lucida la muchachita, felicitaciones a los progenitores…….Del buen arbol, buenos frutos……Yolanda Elsa Solís Molina
Gracias PA!!! UN GENIO, que lindo recuerdo!
Es muy bueno recordar estas cosas. Gracias