Mugica Laínez
Confieso que no me atraía el nombre del libro cuando lo vi en el estante de una Librería de Viejo, pero sí el de su autor, Manuel Mugica Laínez, de larga y merecida fama como autor que se documenta prolijamente antes de realizar un trabajo; ya lo había demostrado con su “best seller” BOMARZO en el que dio muestras acabadas de su conocimiento de los “césares” romanos (sin que pudiera completar los míos) (¡).
Lo mismo ocurre con este fantasioso recorrido por un escarabajo de lapislázuli incrustado en una pulsera. No es fácil detallar lo inverosímil ¿cómo hacer para ensamblar el amor –de un escarabajo tallado en lapislázuli en el Antiguo Egipto- ese amor por la reina Nefertari? ¿Y que ese escarabajo dotado de consciencia pueda establecer un insólito diálogo con la estatua de Neptuno-Poseidón?
Todo escrito magistralmente por Mugica Laínez en un relato realizado “mentalmente” por el escarabajo y que finalmente trasmite –mágicamente- al escritor que puede así narrar la historia con su pluma.
Así, el escarabajo puede informar al lector el nombre del orfebre que lo talló, el devenir del tiempo en el brazo y luego en la tumba de la reina egipcia Nefertari (y sus himeneos con el faraón Ramsés). Aunque previamente al desarrollo histórico se explaya en su encuentro con el dios Poseidón (el Neptuno del tridente) en las profundidades del Mar Egeo, sin dejar de señalar el nombre del escultor que esculpió la estatua ‘parlanchina’.
El Halicarnaso, Jonia, la Isla de Lesbos, Naucratis; en una comunión entre egipcios y griegos; y también persas ya que no olvida a los reyes Darío y Jerjes ni la batalla de Artemisio. Se entremezclan Temístocles, las Nereidas, Corinto, Samos, Jonás, el “Nautilus”… y Khamuas, hermano menor de Ramses, que con la formulación de unas palabras mágicas hizo que el escarabajo tomara consciencia, y aunque no hablaba podía trasmitir mensajes a quienes como él estaban dotados de esa particularidad humana. Ergo, Poseidón.
Si bien se trata de una novela, Mujica Laínez, a través de diversas aventuras como la que transcurre en Naucratis con las prostitutas, nos hace recordar aspectos de la historia a los que ya tenemos un cierto grado de conocimiento, y a los que no, los instruye; pero no solo en los aspectos históricos, también en la geografía donde transcurre la acción. Y al tratarse de Historia Antigua, sus personajes y los dioses mitológicos de la época.
Egipto, Grecia, Roma, la España de Felipe II a Felipe IV y el Conde-duque de Olivares, París y Notre-Dame, Buenos Aires y un lugar del interior de Argentina, una serranía que si bien no nombra, seguramente son las sierras de Córdoba.
No está ausente la comedia, en una tragicómica obra teatral de Aristófanes, delirante argumento para visitar al dios Júpiter, que diera término a la guerra del Peloponeso. ¡Y la extravagancia de la convivencia del escarabajo inanimado –pero consciente- con los escarabajos peloteros!
Menciona el conocido hecho histórico del asesinato de Cayo Julio César en el Senado romano, ni la mención del sueño premonitorio de Calpurnia que le había rogado no fuera a la sinecura. Pero el escarabajo, siempre sobreviviendo a las peores catástrofes y encontrado en los restos de la pira de César, fue vendido a un “arrancador de muelas, reparador de incisivos y caninos y facilitador de mordeduras” ¡un dentista!
Por cierto, dentro de las artes no dejó pasar la ocasión para mencionar afamadas pinturas, como la “Natividad” de Botticelli (de la National Gallery) y la “Coronación de la Virgen” de los Uffizzi. Las menciones como al pasar, de Marcel Proust, de Sarah Bernhardt. No podían faltar Carolus Magnus (Carlomagno) y su sobrino Roldán, en su épica travesía hacia España, cruzando los Pirineos hasta el Ebro; Pamplona, donde las tropas carolingias destrozaron a Emires moros y dieron origen a la “Canción de Roldán”. El regreso al Castillo de Aquisgrán por la vía romana que une Astorga con Burdeos pasando por Roncesvalles.
Los vastos conocimientos de “Manucho” –como era conocido en el ambiente literario- le permitían aquí y allá salpimentar su novela con otros nombres ilustres, como Gaudí en Barcelona, el Amadís de Gaula, el Rey Arthur y los caballeros de la Tabla Redonda. , Godofredo de Anjou,… personajes que llegaban a la quimérica isla de Avalón en el Canal de la Mancha.
El devenir del tiempo llevó al “Escarabajo Narrador” a Venecia, a Rávena, a las discrepancias entre güelfos y gibelinos, a Dante Alighieri, Marco Polo. Florencia y el David de Miguel ángel. Roma y el asedio de las tropas de Carlos V. Conoció al Conde Cagliostro y a Casanova.
Benvenuto Cellini. Los Médicis y los Orsini de “Bomarzo”. Una larga relación de Miguel Ángel Buonarotti y su obra, que culmina cuando un soldado español que participó en el saqueo de Roma retorna a su Santillana del Mar natal, “la de las piedras y los blasones”. Tal como si hubiese participado de la gran expedición de aquél granadino –que también tuvo parte del gran saqueo y le permitió financiar la expedición- fundador de Buenos Aires (me sorprende que Mugica Laínez no mencionara a Pedro de Mendoza). En la localidad del Marqués de Santillana el soldado contaba supercherías realizadas a la par de Ponce de León, pese a que nunca había estado en América.
En ese viaje milenario del Escarabajo no podía faltar una breve semblanza de la “Reina del Plata” ni la injusta relevancia del fatuo Rivadavia. Claro que eso es harina de otro costal, como el injusto tratamiento del “Restaurador de las Leyes”. Pero ésta es una crítica literaria de un extenso y minucioso trabajo novelesco.
14 CON EL TANGO – obra de BEN MOLAR
César J. Tamborini Duca
Académico Correspondiente para León
Academia Porteña del Lunfardo