En “Hombres pelearon” (“El Idioma de los Argentinos” – Biblioteca Borges – Alianza Editorial. Madrid, 1998, pág. 133 a 135) Borges relata el encuentro de dos hombres “en las orillas” como se decía antiguamente para referirse al arrabal: uno era “el Chileno” que venía de las orillas del sur, zona conocida como “Los Corrales”, que acompañado de su cohorte de malevos se dirigió hacia las orillas del norte, hacia Palermo. Le habían dicho que allí “había un hombre” al que llamaban “el Mentao” y con intención de provocarlo se dirigió al boliche donde éste jugaba una partida de truco. Pedro “el Mentao” se levantó aceptando el envite, sugiriendo salir a la calle donde se enfrentaron “a punta y hacha”: un hachazo malbarató la cara del Chileno y un puntazo en el pecho lo envió a “la quinta del ñato”. Ese relato me inspiró para contar en los versos de “Dos Esquinas” ese entrevero de cuchilleros.
Dos esquinas
De una esquina de Barracas
de los Corrales del Sur
atravesando barriadas
con su cortejo malevo
se fue ‘el chileno’ pal Norte
para el barrio de Palermo,
a provocar aquel hombre
en otra esquina cualquiera.
Los contemplaban pasar
almacenes con candiles,
con sus efímeras luces
y sus partidas de truco;
eran doce, ni uno más,
los taitas de aquel cortejo.
Los palermeros los vieron
en entreverados cortes
de cuchillos relumbrones;
los conoció el malevaje
en esas chispas y hachazos,
Pedro “el mentao”, el del Norte
sacó sangre a borbotones
de aquel pecho varonil
que nunca más volvería
a los Corrales del Sur
…por una cuestión pueril.
Y las guitarras cantaron
alborozadas la historia
que aún está en la memoria
de las dos esquinas patrias.
César J. Tamborini Duca
Del libro “CHE (lunfardiadas)” de César Tamborini, capítulo ‘Borgeando’ Ediciones Monte riego, 3ª Eición, marzo de 2017, pág. 116
Pueden escuchar “Milonga” para los orientales, de Jorge L. Borges, grabada en 1965 por José “Pepe” Basso, cantando Alfredo Belusi: