Trayecto Hospital de Órbigo – Astorga
En la etapa de hoy nos dirigimos a Astorga, ciudad bimilenaria nacida como campamento romano con la Legio X Gémina hacia el año 14 a.C. Asentamientos astures anteriores le adjudicaban el nombre “Astúrica” y bajo el dominio romano se le agregó “Augusta”, de donde devino su nombre actual, constituyéndose además en la “capital” de una extensa zona, la “Maragatería”.
Confieso que la música fue quien trajo a mi conocimiento este extraño nombre, cuando en mi juventud escuchaba el tango “Siga el corso” con estos versos: …”y entre grito y risa, / linda Maragata, / jura que la mata / la pasión por mí”… El devenir del tiempo me hizo conocer su origen histórico, que se remonta a Pelayo. Su yerno Alfonso I tuvo un hijo extramatrimonial con la esclava mora Sisalda, al que por tener origen “moro y godo” le pusieron por nombre Mauregato (que significa precisamente “el moro godo”).
Mauregato ascendió al trono y se instaló en Pravia en el año 783, y la leyenda dice que firmó un tratado de paz que establecía el “Tributo de las 100 doncellas” que debían entregar todos los años a los moros; cuando Ramiro I los venció en la Batalla de Clavijo que tuvo lugar en tierras riojanas, se dejó de pagar el tributo. Aunque las leyendas son “leyendas” y descreo de ellas, siento placer en conocerlas.
Pero volvamos a la memoria de esta etapa, que más adelante les comentaré algo más sobre maragatos y Maragatería, al discurrir el Camino por esa zona.
13-IV-2010: Salimos desde Veguellina de Órbigo para retomar el Camino en el Passo Honroso después de recorrer aproximadamente 1,2 Km. Nos dirigimos en dirección a Villares de Órbigo por la calle Camino de Santiago; al final de ésta vemos el Teleno de frente. Tomamos la derivación de la derecha (la otra nos llevaría a la carretera) por lo que el Monte Teleno va quedando a nuestra izquierda.
Es éste un camino compactado que va acompañado durante un largo trecho por un canal de riego. Al aproximarnos a Villares de Órbigo vemos campos trabajados: cultivos de ajo (típico en la zona), lúpulo, un labrador empuñando la mancera tirada por un burro (que parece bicolor por estar esquilado en la mitad superior de su cuerpo), otro sembrando patatas.
Entramos a la población por la calle Camino de Santiago y lo intrincado de sus calles está compensado por una señalización excelente. A la salida cruzamos enseguida una pista asfaltada y después de recorrer aproximadamente 1 Km nos encontramos con una magnífica área de descanso con 2 mesas y bancos de pizarra, una parrilla y una fuente.
Acometimos la ascensión del Monte de la Colomba entre encinas y algunos robles. Llegamos a un sitio de pequeña área de descanso con un banco y la imagen de un peregrino gigante que se observa desde lejos, una cruz, etc. y, al poco trecho, vemos a la izquierda una cárcava u hoya excavada. Cuando el camino se bifurca hay que tomar el de la izquierda.
En todos estos senderos transitamos por tramos anchos empedrados, otros estrechos también con piedras, y la sorpresa de… ¡un arenal!; a la derecha una laguna. Todo un paisaje agreste, salvaje, que justifica hacer algún par de kilómetros de más para evitar la monotonía del trayecto que discurre a la vera de la carretera.
Pistas de tierra, caminos de monte que va ascendiendo entre numerosos viñedos, encinas, robles y pinares (éstos, sembrados). Se desciende a un valle y se cruza el arroyo Grillo, se vuelve a ascender y contemplamos frente a nosotros una hermosa vista del Teleno nevado y la ciudad de Astorga. A la derecha contemplamos un extenso pastizal y un aprisco y a la distancia los Picos de Europa nevados.
Finalmente accedemos al Crucero de Santo Toribio y bajamos por el Camino de la Cañada hasta San Justo de la Vega, pueblo que atravesamos por su calle principal –que al mismo tiempo es la Nacional 120- desviándonos luego por la Calle de los Vientos, alcanzando nuevamente la carretera tras cruzar el Río Tuerto por un puente peatonal anexo al carretero, excelente solución para evitar la peligrosidad de éste y que debería aplicarse en Villarente. (Solución actualmente llevada a la práctica).
Enseguida abandonamos la carretera por un camino paralelo a ella, accediendo a Astorga por la Puerta del Sol después de cruzar nuevamente el Río Tuerto por un puente romano. El Camino nos lleva a la Plaza Romana conocida como la “Domus del mosaico del Oso y los Pájaros”, magníficos restos de la que fuera construcción perteneciente a un alto funcionario, con un complejo termal incluido. A pocos metros de distancia un cilindro metálico simboliza el punto de partida de esta encrucijada de vías del imperio romano. A pocos metros se encuentra la “ergástula”.
Mas adelante pasamos por la Plaza de San Bartolomé y enseguida por la Plaza Mayor, sede
del Ayuntamiento en su lado principal, y soportales rodeando sus otros costados. Célebres son los dos maragatos conocidos como Juan Zancuda y Colasa, que coronan la torre del campanario y marcan las horas en el reloj de la espectacular fachada del Consistorio.
Continuando el Camino llegamos a la Iglesia de Santa Marta y al conjunto monumental representado por el Palacio de Gaudí y la Catedral. Saliendo fuera del recinto por Puerta Obispo y dirigiéndonos después de atravesar el Patio del Aljibe a la Avda. de Ponferrada, desde la Estación de Autobuses tenemos una vista espectacular de las murallas y por detrás la Catedral y el Palacio Episcopal (de Gaudí), en el cual funciona el “Museo de los Caminos”, muy interesante para visitar si se dispone de tiempo.
Regresamos a Puerta Obispo y tomamos la calle San Pedro para, girando a la izquierda, atravesar la N-VI y continuar el camino que nos llevará a Ponferrada, no sin antes haber degustado el exquisito Cocido Maragato (recomendado en época invernal) y disfrutado de la vista de esta hermosa y encantadora ciudad, conociendo además la casa donde vivía Mercedes Espina, hermana menor de Concha Espina. La misma está situada en la calle Martínez Salazar, entre el Seminario y la plaza Modesto de la Fuente, a pocos metros de uno y otro sitio.
La escritora santanderina estuvo en casa de su hermana desde el 12 hasta el 20 de abril de 1912, estadía que le permitió escribir “La Esfinge Maragata”, verás relato costumbrista y sorprendente si tenemos en cuenta el poco tiempo que estuvo en la zona para conocer lo que describe tan acertadamente.
No quiero terminar esta reseña sin resaltar dos aspectos de interés para los argentinos: fueron maragatos los que poblaron la ciudad de Carmen de Patagones, la más austral de la provincia de Buenos Aires; y hay quienes encuentran similitudes entre la vestimenta de los maragatos y la de los gauchos afirmando la influencia que aquellos tuvieron en la conformación del característico atuendo gauchesco, y que se puede apreciar en la descripción que en su novela hace Concha Espina de la vestimenta lugareña.
En este tramo recorrimos en total 19 Km.