El origen de las palabras

Virgen de Luján

Basílica de Luján

LA VIRGEN DE LUJAN

En la historia que voy a relatar viene a cuento aquello de “¿qué fue primero, el huevo o la gallina?” Porque los hay que pensarán que Luján se llama así por la Virgen, pero también los habrá que dirán que la Virgen se llama “de Luján” por estar precisamente en ese paraje. Misión doble la de este artículo, primero determinar las circunstancias por los que la Virgen se encuentra en ese sitio, para posteriormente indagar en la toponimia, de la que resulta el nombre de la conocida Virgen del peregrinaje bonaerense.

Nos tenemos que remontar a la época de la colonia, cuando para ir de un extremo al otro del Virreynato del Río de la Plata, al salir de la gran aldea que era Buenos Aires había que dirigirse hacia el oeste con una primera etapa en los pagos de Morón, la siguiente escala era en Luján donde había que atravesar el río homónimo, se accedía luego a la “Guardia de Luján” (la que hoy se conoce como ciudad de Mercedes) para finalmente torcer el rumbo hacia el norte para pasar por Córdoba, Tucumán, Salta, y finalmente el punto final que era el Algo Perú (actual Bolivia).

En una ocasión en una caravana de carretas que se dirigían hacia el norte se transportaba la imagen de una virgen hacia ese destino, pero al intentar vadear el río Luján la carreta en cuestión quedó atrapada en el fango y no había manera que los bueyes pudieran desatascarla.

Morenada, de José L. Lanuza

Cuando vaciaron el contenido para alivianarla la carreta se movió; vuelta a cargar la virgen y los otros enseres con el resultado que se atascó nuevamente. Fue bajar la imagen de la virgen para que nuevamente se moviera la carreta. Los conductores de la caravana decidieron que el deseo de la Virgen era quedarse en ese sitio, adoptando entonces el nombre de Virgen de Lujan.

José Luis Lanuza evoca el episodio de esta manera: “Recordaban los vecinos, entre aspavientos y santiguamientos, el milagroso episodio de la llegada de la Virgen y el moreno a los pagos de Luján. La cosa había ocurrido por 1630, en tiempos del Gobernador Céspedes, aquel que anduvo en perpetua trifulca con el obispo.  Pasaba la tropa de carretas por el pago, después de haber vadeado el río Luján por el paso del Árbol Solo. A la tarde se detuvieron los troperos a orillas de la cañada de la Cruz, a la vista de un rancho de adobe y paja de la hacienda de don Rosendo.  

 A la madrugada siguiente cuando quisieron seguir viaje, los bueyes no pudieron arrastrar una de las carretas. Comprendieron los paisanos que era uno de los cajoncitos del cargamento el que se hacía pesado, porque la Virgen que iba en él quería quedarse en el lugar. (Otra imagen pequeña pudo llegar felizmente a su destino: Sumampa, en Santiago del Estero). Una virgen, pues, se quedó en el lugar. Y el portugués que la conducía, para solemnizar el milagro, dejó también a su esclavito Manuel, negrito de Angola comprado en el Brasil, de ocho a diez años. Se lo regaló a la Virgen. Y el negro creció y envejeció sirviendo fielmente a su señora. (“Morenada”, de José Luis Lanuza; EMECÉ editores, Buenos Aires, 1946, p.22 “El esclavo de la Virgen”).

Nos falta ahora averiguar el por qué “de Luján”, el origen del topónimo, y para eso tenemos que remontarnos más atrás aún, al año 1536 cuando se fundó Buenos Aires por primera vez. Cuando el granadino Pedro de Mendoza llegó a la tierra de los “buenos aires” fue muy bien recibido por la gente que habitaba esos lares (querandíes, o sarandíes, puelches para unos estudiosos del tema, pampas verdaderos para otros; me inhibo de dar otros nombres para no “marear la perdíz”).

Pasión y Muerte de N. S. de las Pampas

En el libro “Pasión y Muerte de Nuestro Señor de las Pampas” lo relato así: “Los españoles trajeron vacas y toros, y setenta y dos caballos y yeguas. Al llegar los recibieron unos 3.000 querandíes (o ‘Sarandíes’) con sus mujeres y niños, y les llevaron pescados y carne diariamente a pesar de la escasez, pero cuando dejaron de ir a aprovisionarlos un solo día, Mendoza envió para averiguar qué ocurría a un alcalde llamado Pavón; pero el mal comportamiento de éste hizo que los indios lo molieran a palos junto a 2 soldados que lo acompañaban.

El hermano del Adelantado, don Diego, fue enviado con un contingente de soldados para tomar represalias; esto ocurre el 15 de junio de 1536, originándose un combate en el que las boleadoras, enredándose en las patas de los caballos, tornaban inútil la caballería de los españoles que ¡hecho inaudito! caía derrotada por vez primera a orillas del río Luján, llamado así para perpetuar la memoria de uno de los caídos, el capitán Pedro Luján. Don Diego fue muerto de un bolazo, siendo acompañado en su desventurada suerte por Juan Manrique, Galaz de Medrano y otros caballeros entre los que se encontraba también el sobrino del adelantado, Pedro de Benavídez. Contrariamente a los aborregados súbditos de Moctezuma y Atahualpa, los nativos de la pampa demostrarían durante siglos la tenaz resistencia a ser despojados de sus tierras”.

Misa en la Basílica. Foto Patricia Cabral

Colofón: queda explicada de esta manera la toponimia del río como así también del “pago” y por último el nombre de la Virgen de Luján que rememora también una calle cercana al Guadalquivir en Sevilla, en el Barrio de Triana.

About author
César José Tamborini Duca, pampeano-bonaerense que también firma como "Cronopio", es odontólogo de profesión y amante de la lectura y escritura. Esta última circunstancia y su emigración a España hace veinte años, le impulsaron a crear Pampeando y Tangueando y plasmar en él su cariño a la Patria lejana.
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