“La herencia es la riqueza de los muertos”
Sobre la vida y la muerte hay verdades que son irrefutables y tenemos un ejemplo en lo siguiente: en la vida se cumplen tres etapas inevitables (bueno, la única que se puede evitar es la primera): nacer, vivir y morir. Todos los que pasamos la etapa primera indefectiblemente llegamos a la tercera etapa donde todo vuelve a la normalidad: la NO existencia. Esa es la realidad y es la verdad incuestionable.
De todos modos, nunca se deja de lamentar la NO existencia.
También Antonio Machado hizo hablar de la muerte a Homero y a Epicuro, nada menos, en su libro “Juan de Mairena”:
“Sobre la muerte, señores, hemos de hablar poco. Sois demasiado jóvenes… Sin embargo, no estará de mas que comencéis a reparar en ella como fenómeno frecuente y, al parecer, natural, y que recitéis de memoria el inmortal hexámetro de Homero:
Oieper phyllon toide kai andrón
Dicho en romance: ‘Como la generación de las hojas, así también la de los hombres’.”
“De la muerte decía Epicuro que es algo que no debemos temer, porque ‘mientras somos. la muerte no es, y cuando la muerte es, nosotros no somos’. “
La muerte según Borges:
También Borges tiene algo que decir, pues en uno de sus poemas expresa en un par de versos: “morir es una costumbre / que suele tener la gente”.
En “El inmortal” expresa: En Roma1 conversé con filósofos que sintieron que dilatar la vida de los hombres era dilatar su agonía y multiplicar el número de sus muertes”. (“Nueva Antología personal”, Club Bruguera, Barcelona, Buenos Aires, 1968, Pág. 146).
Y en “Hombre de la esquina rosada”: “-Para morir no se precisa más que estar vivo”, dijo una del montón, y otra, pensativa también “-Tanta soberbia el hombre, y no sirve más que pa’ juntar moscas” (ibid, pág. 186).
1Seguramente se refiere a Séneca, quien en “Epístolas Morales”, dirigida a Lucilio se burla del protector de escritores y artistas, Mecenas, que dice estar dispuesto a aceptar la enfermedad y la deformidad con tal que la vida dure más: “Hazme débil de mano, / débil de pie lisiado, / haz que me salga una gran joroba, / deja que mis dientes temblorosos se caigan; / mientras me quede la vida, todo está bien, / aunque tuviera que sentarme en la punta / perforante de un poste, déjame conservarla”.
El filósofo romano agrega: “Pero ¿se puede definir como vida una muerte que se arrastra? ¿Es posible, entonces, encontrar a alguien que deseara pudrirse entre torturas y morir miembro por miembro y expirar el alma gota a gota en lugar de exhalarla de una sola vez?”. Finaliza Séneca diciendo “ Quae, ut scis , non semper retinenda est; Non enim vivere bonum est, sed bene vivere” (“No es apropiado, ya sabes, mantener la vida de todos modos; de hecho, no es en sí mismo un bien; es, en cambio, vivir correctamente”).
Pero además, menciona una obra de Kafka, diciendo: “Es la historia del hombre que pide ser admitido a la ley. El guardián de la primera puerta le dice que adentro hay muchas otras y que no hay sala que no esté custodiada por un guardián, cada uno más fuerte que el anterior. El hombre se sienta a esperar. Pasan los días y los años, y el hombre muere. En la agonía pregunta: ¿será posible que en los años que espero nadie haya querido entrar sino yo? El guardián le responde: Nadie ha querido entrar porque a ti solo estaba destinada esta puerta. Ahora voy a cerrarla”. (Jorge L. Borges, “Nueva Antología personal”, Ed. Bruguera, Barcelona, 1980, p. 251)
En el mismo libro menciona a Leibniz: “cada individuo encierra a priori todos los hechos que a éste le ocurrirán”. Se supone que también incluye el final de su vida.
Y “En el idioma de los argentinos” asevera: “Al Universo no le permiten escamotear una partícula de materia pero sí una infinitud de almas”.
“Para la muerte” significa el final de estos versos epigramáticos de Landor:
“Con nadie yo luché; no fue preciso;
Natura fue mi amor, el Arte, luego,
La vida con su ardor bastó a mi frío;
Sus llamas ya decaen, heme pues presto”.
Y preguntado Lawrence de Arabia por el coronel Wilson
“-¿Teme que le maten?
-La muerte es una señora con la cual no he tenido tratos más que de lejos. Hasta ahora no se acercó mucho. Pero creo que si la viese de cerca, no la temería”.
(“Lawrence de Arabia”, de Elliot Dooley, Editorial Bruguera, Barcelona, 1967, pág. 20)
Manuel Mugica Laínez: “…y si tenía que morir, puesto que todo el mundo muere, a causa de una ley disparatada que nadie entiende cómo sigue en vigencia…· (“El Escarabajo”, Plaza & Janes, Barcelona, 1982, pág. 397)
Diálogo mortal
-Charlie dice: “Un día nos vamos a morir, Snoopy”
-Snoopy responde: “Cierto, pero los demás días no”.
Otra vez Borges, que dice en su poema “EL TANGO”:
…”Hecho de polvo y tiempo, el hombre dura
menos que la liviana melodía
que sólo es tiempo”…
Veamos una opinión más actual, de Rosa Montero en este caso. Porque hablamos de la muerte y conviene establecer un vínculo con su contraparte, “Maneras de vivir”. Así se titula la columna que domingo a domingo entrega a sus lectores Rosa Montero en la Revista “El País Semanal”, y en la del 26 de junio leemos: “Nos enseña [la mujer del parche en el ojo por un cáncer cerebral] que aprender a morir (a soportar el miedo de la muerte) es la mejor vía para aprender a vivir”.
Colofón:
Para concluir, el amigo Rodolfo Leiro que nos observa desde el lado opuesto de la vida, dejó escrito el soneto un “brindis por la muerte”:
BRINDEMOS
Brindemos por la muerte, camarada,
en esta negra noche en que la vida
con fúnebres responsos nos convida
a palpar el vil rostro de la nada.
Brindemos por la muerte, camarada,
con el macabro vaso que nos tienta,
como boca despótica y sedienta
en un carmín de lutos trastocada.
el ademán cerval, diestro negrero,
disoluto, impúdico, logrero,
enciende sus fogatas obsecadas,
por eso, en esta noche en que la vida,
con lúgubres responsos nos convida,
brindemos por la muerte, camarada.
Rodolfo Leiro, poeta y escritor argentino (Tomado de Asolapo Argentina)