Este soneto quiere ser un homenaje recordatorio de las maestras de mi pueblo, Lonquimay, que supieron o al menos pretendieron brindar la mejor educación: Srta. Margarita Moyano, Srta. Esther Chaves, Sras. de Mazzoni, de Andía, de Montero (en la foto con Primer Grado), Srta. Inés, Srta. Ibarra, Srta. Costa…
“In memoria” de mi hermana Norma.
NO ES POSIBLE EL OLVIDO
Las amargas luces de distancia
obscurecen los días del migrante,
que comprende, ser hoy, alguien distante
de poblados, de chacras y de estancias.
El potro, el caldenal, el trigo
la llanura infinita de la pampa
acelera su latido en una trampa
de recuerdo, y de nostalgia de su abrigo.
Es el fuerte sentimiento del amigo,
es jugar en el campito a la pelota,
es recuerdo de sus calles que han traído
el certero sentimiento que no hay otra;
es palabra de los padres: “ven conmigo”
y es la cruel amargura del no olvido.
César J. Tamborini Duca – febrero 2021
«La cruel amargura del no olvido…» Estimado César, ¿cómo le haremos para olvidar lo que nos duele? ¿Cómo pedirle a la vida que nos abra nuevas ventanas ajenas a las que están abiertas? ¿Cómo olvidar la primera bicicleta o el primer beso? ¿Cómo olvidar el amor que siempre vive escondido dentro del corazón, pero que todos los días levanta la cabeza? Y así, de a poquito a poco se van pasando los días y los meses y la vida. Qué se le va a hacer. Va un abrazo.
hermosa semblanza, querido César, como emotiva la foto con su implícita evocación sobre tu hermana viajera de última hora.
Ahora, por más que me esfuerzo no puedo distinguirte en esas imágenes, si es que estás. Año 1949, la pucha, yo tenía un año de vida y todavía a ras del piso me faltaba ver «la llanura infinita» y tramposa, que cuando más te acercabas, más se alejaba. Siempre es emotivo retroceder en el tiempo, » el tiempo que seca rosales y rudas y bojes, el tiempo que es la muerte y está en los relojes…» al decir de «Chamico» Nalé Roxlo; ese tiempo de todos al que le pedimos que «no nos eche un manto de olvido» desde los versos y la voz magníficos de Juancito Quevedo.
Abrazo, salud y pesetas.
david
Pues soy el primero de la izquierda, David. Seis infantiles años. Gracias, para vos y para Víctor Muñoz. Un abrazo