Este artículo lo escribo como homenaje y dedicado a mi hijo Juan Manuel, quien por circunstancias de la vida se alejará del hogar paterno, buscando en el rincón nativo las oportunidades laborales que no encuentra en Europa. Bien preparado en informática y con mucha invectiva e iniciativa en el desarrollo de páginas web, voy a extrañar su aporte indiscutible, importantísimo, para el desarrollo y continuidad de ésta mi página, aunque seguramente a la distancia seguiré “escorchándolo” en busca de ayuda. Adío caro bambino, te deseo toda la suerte del mundo desde las lágrimas que me invaden en este momento y me impiden continuar diciéndote cosas por lo que me remito a solo una: que sigas siendo la buena persona que fuiste hasta ahora.
EL REGRESO por César José Tamborini Duca
El regreso, es el tiempo que no achica esta ausencia que tenemos, en la que el rostro es el espejo de ese tiempo y en que la vida es como una soga a la que se le van agregando nudos: tiene una extensión inicial que se va acortando a medida que vamos haciendo nudos.
Si habré desandado leguas
en un caballo barcino
galopándolo con tino
para evitar que se aplaste
antes de encontrar aguadas
o el ranchito de la amada.
Trajinando ese camino
en el regreso a la tierra
cruzando pampas y sierra
hasta llegar a destino.
Recorriendo mil senderos
enclavado en las entrañas
porfiando cada mañana
en superar los esteros.
En la Pampa el caldenal
fue aproximando al regreso
a esos pueblos que el progreso
despojó del arenal.
Y el son de la tierra amada
que hace gemir a la prima
de la guitarra argentina
me recibe en la alborada.
La Pampa
En un lejano rincón europeo La Pampa se hace presente en España a través de ejemplares de “Caldén” y “Margarita pampeana”, cultivadas con mimo en Villa Lonquimay (Veguellina de Órbigo – LEON) con semillas procedentes de la ciudad de Santa Rosa, capital de La Pampa y único Departamento (Distrito provincial) que no lleva nombre derivado del “mapudungu”.
Margarita pampeana, cuyo nombre botánico es Gaillardia cabrerae en homenaje al Dr. Ángel Cabrera, botánico argentino eminente reconocido a nivel mundial, es una de las poquísimas plantas florales que crecen exclusivamente en el territorio provincial, y es capaz de sobrevivir a períodos de sequía extrema, lo cual no es un fenómeno raro en la zona pampeana. Sus flores son en realidad cabezuelas de múltiples flores, una asociación que constituye un ejemplo de cooperación puesto que las flores centrales de las cabezuelas no son vistosas, pero su destino es la producción de semilla para que la especie sobreviva. Las flores periféricas de un hermoso color amarillo atrae a los insectos que realizan la polinización para contribuir a la formación de la semilla. Como decía Guillermo Covas en su interesante libro “Plantas Pampeanas” in aggregatis evolutio máxima (en la asociación se encuentra el mayor grado de evolución).
Se trata de una planta subarbustiva de unos 50 cm o más de altura; las hojas –olorosas- son de un color verde casi azulado; las flores como dijimos reunidas en cabezuelas alcanzan los 6 cm de diámetro, siendo sus flores centrales un botón constituido por infinitas y diminutas flores amarillas, pero al contener las semillas con un fondo negro le dan un color mas bien ocre; están rodeadas de otras de mucho mayor tamaño, de corola alargada y de un color amarillo intenso. Es típicamente pampeana, no se la encuentra en otras provincias argentinas, muy extendida en todos los rincones provinciales bordeando calles pueblerinas y caminos rurales.
Caldén. Botánicamente es conocido como prosopis caldenia. Árbol típicamente pampeano llamado huitrú en mapudungu (la lengua de los antiguos pobladores de la nación mapuche), en La Pampa se encuentra el único bosque de este árbol en el mundo y ese es el motivo que figure en el escudo provincial. Aunque también se lo puede encontrar por extensión en la zona pampeana semiárida de provincias vecinas: sur de las provincias de Córdoba y San Luis y oeste de la de Buenos Aires.
Cuando se hace centenario –puede llegar a vivir 700 años- resulta un árbol imponente con una larga raíz para buscar las aguas subterráneas, y ramas cubiertas de espinas apareadas de hasta 2,5 cm de longitud, sistema defensivo que la naturaleza provee a muchos árboles y arbustos. Su tronco puede llegar a pesar 5000 kilos y una altura de 12 metros, siendo su diámetro de dos metros aproximadamente en los centenarios. Su madera –que es muy compacta y dura- puede utilizarse en reemplazo del carbón pero también para carpintería fina, confección de mates, tablas para pisos y pavimentos, esculturas. En la zona pampeana donde viví cuando era chico, era muy utilizado en el campo como postes para sostener los alambrados, uso que seguramente persiste hoy.
Sus hojas constan de 1 a 4 pares de segmentos llamados “pinas” que están subdivididos en 20 o 30 pares de hojuelas llamadas foliolos, cuya longitud varía de 3 a 5 mm.
Sus “chauchas”, vainas maduras que contienen las semillas y que pueden ser utilizadas como forraje, constituyen un alimento de excelente calidad que palía la escasez de pasto en épocas de sequía. Tienen forma curvada y retorcidas sobre su eje, pudiendo llegar a medir 1 cm de ancho aproximadamente y 20 cm de longitud. En su interior las semillas están muy protegidas y es necesario su paso por el estómago de un animal para que luego germinen (es similar al caso de la planta de la yerba mate), por lo que me resultó muy laboriosa la germinación de mi caldén utilizando para ello un método físico.
Espero compensar la ingente tarea con la satisfacción de saber que les gustó el artículo. Pero hay algo más como agradecimiento a la atención prestada a mi artículo. Maza es una pequeña población de la llanura pampeana enclavada en el centro-oeste de la provincia de Buenos Aires casi en el límite con La Pampa, con cuyas localidades vecinas mantiene vínculos comerciales, deportivos y sociales. A pocos kilómetros de Lonquimay, el conjunto orquestal “Los de Maza” junto a M. Moggia dedicaron a este pueblo su vals “Para vos, Lonquimay”, lindo ejemplo de confraternidad que personalmente agradezco insertando a continuación su música.
Fotografías: Facundo Tamborini y Oscar Ranalli
Música: Para vos, Lonquimay. Gentileza de Manso Blanco.
me encantó lo que escribiste .
En cuanto a el viaje de tu hijo , lo comprendo porque mi único hermano vive desde hace 12 años en Laredo USA. Y RECUERDO EL SUFRIMIENTO CALLADO DE MI MADRE que se hacía rezo por las noches
Y esperaba la llamada del teléfono que siempre llegaba .
ella era muy viejecita pero pudo verlo llegar dos veces a abrazarla y besarla
¡VAYA, SI TIENE SENTIDO ESCRIBIR TOCANDO LOS HORIZONTES DEL HUMANISMO!
AFECTUOSO SALUDO.
WALTER ERNESTO CELINA
Hermoso articulo Cesar.
Siempre se siente una enorme tristeza cuando que amamos se aleja de nosotros, especialmente un hijo,pienso y siento una gran tristeza al pensar cuanto mami debe haber sufrido cuando nosotros nos alejamos, pero asi es la vida. Todo va a ir bien con mi querido sobrino JuanMa, bueno lo vere cuando viaje a Argentina.
No recordaba la Margarita pampeana, es hermosa, me gusto mucho el articulo y que belleza el calden.
Que satisfaccion tener en tu casa un pedasito de La Pampa.
Un abrazo.