Cuando en la R. Argentina utilizamos la expresión “hacer el verso” no estamos señalando una posibilidad poética que integraría una estrofa, mas bien se está indicando una actitud similar a “llorar la carta”. Pero ¿qué significa?
Consiste en utilizar una excusa, mas o menos pueril, para obtener un beneficio o liberarse de una obligación.
Nos enteramos que el Profesor tomará un examen para el que no estamos preparados, lo esperamos en la puerta para abordarlo antes de su entrada al aula y le exponemos que, porque estuvimos enfermos o lo está alguien en la casa se produjo una situación que nos impidió prepararnos, por eso solicitamos que nos permita postergar el examen.
También el caso del obrero o empleado, al que observan sus compañeros que está hablando con su Jefe en la oficina y comentan entre ellos: Perico “le está haciendo el verso” al Jefe, le está pidiendo un aumento con la excusa del nacimiento de un nuevo vástago que le supone incrementar sus gastos. O aquél que para liberarse del esfuerzo que significa descargar a hombros de un camión bolsas de escayola (yeso), argumenta al capataz una reciente cirugía que le impide hacer ese trabajo.
Otro caso sería el de un Empresario dirigiéndose al Director de la Sucursal Bancaria para que le aumente su crédito, o la posibilidad de girar en descubierto dada la apremiante situación de la industria y el comercio a causa de una crisis, como ocurrió con la crisis financiera del año 2008, o posteriormente con la del Covid 19.
¿Y el “METAVERSO”? Ah, es muy de actualidad desde que Mark Zuckerberg cambió el nombre de “Facebook” por “Meta”. Para seguir haciéndonos el verso, digamos. La cuestión es que se venden terrenos virtuales y hasta mansiones digitales. En qué consiste es muy difícil de comprender, pero mi opinión personal, es un verson (es decir: verso a la enésima potencia ¡cuidado!)
El tango no podía estar ausente en estas vivencias, y tenemos un par de ejemplos (en realidad, hay muchos): Esa mujer que en el trance de ser abandonada por su compañero le expone todo lo que ella hizo por él, ablandando su corazón hasta hacerlo “llorar como una mujer” (tango “Lloró como una mujer” cuya letra pertenece a Celedonio Flores). El tango “Recordándote” de José Pedro de Grandis lo menciona explícitamente en uno de sus versos: …”se acabaron las verseadas de mi numen peregrino”…
Otro tango se llama precisamente “Llorando la carta” y su letra y música pertenece a Juan Fulginiti: …”Al amigo y al extraño fui mostrándole la hilacha, / les lloré tanta miseria sin hacerles comprender / que pedía por el hecho de quebrar la mala racha / que a mi lado la desgracia te hizo un día conocer”… Podemos escucharlo en la voz de Enrique Campos con la orquesta de Francisco Rotundo:
También está la versión de Julio Sosa, que es ¡excelente!
La cuestión ahora para mí, consiste en cómo llorar la carta (o hacer el verso) a mis lectores para darles un ejemplo personal. ¡Ah, ya sé!:
Como un genial amigo, el Dr. Luis Alposta, tuvo la bondad de enviarme un artículo que a mi entender puede ser primo del que desarrollé, me pareció que resultaría de interés publicarlos conjuntamente. Al mismo tiempo –ya que me lo envió el día jueves 2 de enero de 2014, veré el modo de llorarle la carta para que no se enfade por el tiempo transcurrido.
César J. Tamborini Duca
MOSAICOS PORTEÑOS. ACERCA DEL BOLETO
La mentira es toda expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, cree o piensa
Pero veamos ahora otra palabra, cuya semántica clásica es de impecable dignidad y que el andar del tiempo transformó en un argentinismo menos solemne. Me refiero a la Bula romana. El origen de la bula viene de bulla-bullire (burbuja de aire que se levanta cuando bulle o hierve el agua). La imagen redonda de las burbujas del líquido en ebullición es la que dio signo a la esfera de plomo añadida a los escritos papales. En documentos no extensos, como la bola era pequeña, la palabra bula devino en buleta (datos obtenidos del prólogo que compuso José Edmundo Clemente para el libro Estética de la razón vital, de José Ortega y Gasset – Ediciones La Reja, Buenos Aires).
Después, cuando la ‘u’ latina se transformó en la ‘o’ española, buleta pasó a ser boleta o boleto con el significado de tarjeta de entrada / tarjeta para viajar / escrito para la compra y venta en las transacciones medianas.
Hasta aquí la etimología clásica; pero la imaginación popular suele sorprender a las palabras heredadas dándoles muchas veces un nuevo sentido. Es así como encontramos en el español popular la palabra bola con el significado de mentira o noticia falsa.
¡Pinocho!
Volvamos ahora al boleto, y recordemos que éste es una bola pequeña, o sea una bolita, la que por su mismo rodar fácil, entre nosotros se convirtió en sinónimo de mentira. Un boleto es una mentira de poca importancia y daño; el que la dice es un boletero, y cuando se trata de una mentira rotunda, la vemos agrandarse en bolazo.
Y otra más: Globo, del latín globus, que coincide con la anterior en el significado de bola, esfera, en aplicación figurada, y con el sentido de cosa inflada, también quiere decir mentira. Y esta metáfora encierra un sentido aleccionador, pues sabemos muy bien que todo globo que se suelta, tarde o temprano se desinfla.
«Mentiras criollas» tango – Letra y música de Oscar Arona – Canta Carlos Gardel: