Querido César, recién ahora me puedo comunicar contigo y comentarte, en apretada síntesis, mis impresiones sobre tu libro «Pasión y muerte de nuestro señor de las pampas» que he leído de un tirón por el interés que despierta. Aparte del rigor histórico se nota el empeño indeclinable de la invención, del fabulador nato, consecuente con un paisaje físico: El desierto, La Pampa, siempre proclive al espejismo y probablemente a los asuntos humanos más insospechados. Y en ese mar (dijo Borges, de la pampa) de soledad lunar revives los cúmulos de gentes. Estos elementos tienen una función narrativa, facilitan la inclusión de la imaginación, hacen que la verdad humana lo sea en la medida en que la verdad estética despliegue su poder de convicción. En territorios tan inhóspitos creaste figuras legendarias para metabolizar con infalible eficacia la realidad representada. Has escrito un libro para consultar y para imaginar. Recibe mis felicitaciones.
Juan
Se ha vuelto Juan Sosa a la Argentina, hemos vivido añares los dos en Madrid… nos amenazamos con encontrarnos pero, sus actuaciones por un lado, viajando España de punta a punta, mis compromisos como locutor y periodista, han hecho que el encuentro físico se fuera postergando… creo que por Quevedo alguna vez nos vimos, pero hace ya mucho. Ahora relataré cuanto puedo saber de él por amigos, como este César Tamborini de palabra pampeana clara, y otros. Nuestroas paisanos allá creen que nos resulta fácil vernos… minimizan las distancias de aquí y esas ciudades grandes que más separan que juntan. Un abrazo para ambos, Juan y César, César y Juan