Antes de componer un tango que se llamó «Nueve Puntos» -velocidad máxima de los tranvías eléctricos que fueron asombro de los porteños a poco de comenzar el siglo XX- Francisco Canaro («Pirincho») había sido canillita, colgándose y descolgándose, para vender los diarios, de aquellos heroicos «tranwais» de tracción a sangre que solo tenían una velocidad regulada: el trote de su yunta de caballitos.A la «carroza dei tutti» le desengancharon los pingos y se quedó mocha y con el diablo dentro. Por las mismas vías en las que se silenció el antiguo golpetear monótono de los cascos equinos en las calles llanas y el trajinar de los cuarteadores en las barrancas, corrió ese otro tranvía que iba como suspendido por un «trolley» desde un cable. El cochero de la corneta y las riendas fue reemplazado por el «motorman» que, con una manija, regulaba la energía desde la caja de velocidades de la plataforma. Nueve puntos era el máximo. El pueblo, siempre chispeante, se apoderó de la expresión «estoy con los 9 puntos» o «ando con los nueve» sucintamente, que valió por «estar preparado para cualquier evento».
Canaro era un muchacho muy espabilado y ambicioso. Con viveza ingénita se puso a tono con el acelerado paso del tiempo que superaba, de un día para otro, la carrindanga cornetera de los Billingurst y los Lacroze, moviendo a esos mismos iniciadores a pasarse con capitales e ideas al «eléctrico» y consideró que el tango cuajaba en el entusiasmo del público; que era llegado el momento de ponerle también los «nueve puntos». Y no trepidó en el bautismo que le correspondía a su página musical flamante. Concretó en su título con grafismo, la mención de aquella velocidad máxima, vertiginosa para la época y prueba mortal, a veces, para los pibes canillitas que desempeñaban su simpático oficio callejero trepando a los tranvías en marcha.
Sin querer, como en toda efectiva obra modesta, el músico intuitivo hizo un símbolo del momento de transición que vivía la ciudad. Y al rotular un tango con el signo móvil del nuevo vehículo, demostró que, por más que hubiesen desenganchado la yunta, reemplazado al cochero compadrito y acallado la corneta de cadenciosos requiebros, seguía presente el tango.
En la esquina donde ya la superada carrindanga había doblado para entrar en vía muerta, el tango se subió al «eléctrico» que pasaba. Hace tiempo le llegó el ocaso del todo al tranvía de Buenos Aires. Pero no hay ocaso para un tango que se llama «Nueve Puntos», que hará hablar de aquel otras veces, como ahora.
De la Revista digital «Rosas de Otoño» nº 108; Editor Responsable Juan José Minatel (extraído de «Así
nacieron los tangos», de Francisco García Giménez)
¿Saben a que se refieren los nueve puntos?
Si lo saben no sigan leyendo…
Si no lo saben, si… Y como recordarán, cuando llegó el traway eléctrico yo dejé de viajar en el que era tirado por caballos.
Pues bien, el conductor de estos nuevos tanvías, llamado MOTORMAN, tenía una manija en cada mano.
En la derecha era del tipo manivela y si la giraba en el sentido horario la barra central, debajo del piso, iba enroscando una cadena que «tiraba» del sistema de frenos. Es decir, para frenar había que tirar la cadena. Luego la giraba en sentido anti horario y la cadena se aflojaba… En sistema un poco más seguro que el freno a piolín de las primeras chatitas Rugby
Pues bien. En la mano izquierda la manija era más pequeña y accionaba un relay con 12 puntos. Al girarla en el sentido horario a partir del punto neutro el tranvía se ponía en movimiento (generalmente arrancaba con tres puntos) y a llegar a los 12 puntos era la velocidad máxima.
Por eso se reglamentó que en las calles céntricas no podían circular a mas de 9 puntos que era una velocidad razonable (unos 30 kph)
Gracias Juanjo por tu magnífico aporte. Siempre es bueno conocer el porqué de los nombres, su origen; es un tema fundamental en el tango cuyos títulos a veces se prestan a confusión, como por ejemplo «EL ONCE» que muchos creen originado en el Barrio porteño del mismo nombre y se trata simplemente de una escala numérica relativa a las fiestas que realizaban anualmente los estudiantes de medicina. Desconocía yo el significado de «9 Puntos» hasta que lo leí en tu publicación, Rosas de Otoño.