Pampeando

Alambrados y ovinos

PAMPEANDO Y   TANGUEANDO. Director-editor: César J. Tamborini

Alambrados y ovinos.  (Pampeando) Nº 33 – Julio del 2020

El alambrado en Argentina.

“El alambrado del campo argentino empezó en 1843 y ha sido la base material del progreso de la Argentina, pues permitió identificar los animales pertenecientes a cada propietario”. (“Entre los gauchos”, Hugo Backhouse, Editorial Labor, Barcelona 1962, pág. 251). El año 1845, el Sr. R. Newton, introduce el alambrado, con lo que se evita la dispersión de las majadas y se las puede mejorar. Ello permitió el desarrollo de la cría de ganado ovino.

En 1845, en tiempos de JUAN MANUEL DE ROSAS, un estanciero inglés, RICHARD B. NEWTON, introdujo el primer alambrado importado de su país. Lo utilizó para proteger jardines y huertas en su estancia “Santa María”, en Chascomús, con un alambre que tenía el calibre de un dedo (es de suponer que era el único material que entonces se conseguía para esa finalidad).

La invención del alambre de púa, en 1874 en los Estados Unidos, fue un hito capital en la práctica de cercar los campos con solidez y seguridad. En la Argentina tal invención se presentó en 1878, pero recién una década más tarde comenzó a difundirse. Antes, en 1845, Mr. Newton, había traído alambre de Inglaterra, y fue en 1855 que Francisco Halbach que era cónsul prusiano alambró su estancia“”Los Remedios”, ubicada en los terrenos que ocupa actualmente el Aeropuerto Internacional de Ezeiza con alambrados de cuatro hilos.

El hecho marcó un hito para el desarrollo de nuestra ganadería y agricultura. Algunos estancieros criollos siguieron su ejemplo, tímidamente, al principio, pues el alambre costaba mucho y duraba poco. Pero cuando el acero utilizado se cambió por el hierro, que era más barato, más flexible y más duradero, se empezó a alambrar sin descanso.

Las calles de campo pampeanas eran arenosas. A veces el yuyal, los cardos, cubrían casi totalmente el alambrado, llegando en ocasiones a “voltearlo” por su peso.

Pero el alambrado de los campos tuvo un matiz socio-económico con respecto a la propiedad de la tierra, que pone de manifiesto el payador libertario Martín Castro. Al decir de Beatríz Seibel (“El cantar del payador”) “él denuncia las injusticias sociales y cree que esa es la misión única del payador”. Así, Castro reivindica el derecho de los aborígenes en “Hachando los alambrados”:

“Cómo pueden vender, digo / un retazo de mi pampa, / sin cometer el delito / de hacer una venta falsa; / si la tierra no es de naides / cómo pueden negociarla; / de haber un dueño es el indio / que es la tierra en cuerpo y alma, / después del indio no existe / más dueño que el sol y el agua”.

Actualmente el alambrado consiste en postes  generalmente de caldén o algarrobo, clavados en el suelo cada tantos metros y, entre poste y poste, se estiran 5 hiladas de alambra, de las cuales la del medio y la superior suelen hacerse con alambre de púa. Varillas de madera dura se colocan de trecho en trecho, como vemos en el dibujo. La tranquera está construida con los mismos elementos, no tiene rigidez (la parte inferior se sujeta colocando su poste en un aro metálico que sale del poste del alambrado, podía ser un simple alambre) de modo que al abrirla, se hace arrastrando por el suelo, donde queda tirada hasta el momento de cerrarla.

La lechuza (similar al búho), solía estar un tiempo prolongado parada encima de los postes del alambrado, inmóvil, con sus temibles ojos abiertos a la espera de alguna presa, vigilante atento en la soledad pampeana. Su alimentación consiste principalmente en roedores, pero también otros pequeños mamíferos, reptiles y algunos grandes insectos, como también -en ocasiones- pequeñas aves.

En la siguiente foto vemos una tranquera más rígida, ésta está construida en su totalidad con maderas duras, y sus correspondientes herrajes de hierro. (Por entre sus travesaños se atisba una vaca a la izquierda de la foto; y a la derecha un gaucho a caballo. Por estar alejados, no se los puede ver bien).

Ganado ovino

Se estima que los primeros ovinos llegaron al suelo rioplatense hacia 1549, cuando Ñuflo de Chaves al retornar de Lima (Perú), introdujo cabras y ovejas en Asunción (Paraguay). Aunque algunos historiadores sostienen que los primeros animales llegados al nuevo mundo eran Merinos, Wernicke afirma que eran ovejas ordinarias de razas Siria, Pirenaica y Berberisca. Esto parece más probable, ya que en esa época la corona de España tenía prohibida la exportación de raza Merino y el fenotipo de los actuales ovinos Criollos, explotados en la región noroeste (NOA) del país, se asemeja más al aspecto de los actuales ovinos de raza Churra española.

Oveja churra

Merino. Es una raza para lana. Procedente de grupos genéticos antiguos originada por mutación de los primeros ovinos de la zona central de Asia que pasan al Norte de África y los Árabes lo llevan a España, los monarcas españoles seleccionan animales con alta producción de lanas finas, pero los animales son muy chicos, con excesivos pliegues. En Francia se realizan cruzamientos que dan origen al Merino alemán de mayor contextura.

Merino Argentino. La fusión de sangres Merino de distintos tipos introducidos desde España, Alemania, Austria, Hungría y Francia, a principios del siglo pasado, originó en la República Argentina una nueva raza especializada en la producción de lana muy fina. Es la más numerosa del mundo. Es la raza productora de la lana por excelencia, siendo además, por su finura y calidad, la de mayor demanda y mayor precio mundial. Se caracteriza por su color blanco, suavidad y densidad.

Es imposible establecer con precisión qué clase de Merino predominó en la formación del Argentino, ya que los Sajones, Negretes y Rambouillets intervinieron y se cruzaron entre sí, llegando a un animal de cuerpo más robusto y un vellón más pesado, que es el Merino Argentino a principio de este siglo.

Con respecto a la difusión en la Argentina las primeros introducciones se produjeron por el Señor Manuel José Labarden. El diario “La Razón” (“Historia Política Argentina” 25 de mayo de 1960, pág. 12) menciona que en 1824 siendo Gobernador de la Provincia de Buenos Aires el General Juan Gregorio de Las Heras, se introdujo el primer rebaño de ovejas merinas, de pura raza leonesa.

LA MULATEADA (milonga)

Letra : Carlos Pesce – Música : Julio Eduardo Del Puerto

Están de fiesta, en la calle larga

Los mazorqueros de Monserrat,

Y entre las luces de las antorchas

Bailan los negros de La Piedad.

Se enlaza Pancho, rey del candombe

Con la mulata más Federal,

Y en los cuarteles de la Recova

Sueña el mulato sentimental.

Baila mulata linda

Bajo la luna llena,

Que al chi qui chi, del chinesco

Canta el negro del tambor.

Baila mulata linda

De la divisa roja,

Que están mirando los ojos

De nuestro Restaurador.

Ya esta servida la mazamorra

Y el chocolate tradicional,

Y el favorito plato de locro

Que ha preparado un buen Federal.

Y al son alegre de tamboriles

Los novios van a la Concepción,

Y al paso brinda la mulateada                                                                                                                         

Por la más santa Federación.

Carlos Di Sarli con Roberto Rufino en el canto, nos entregan la milonga “La Mulateada:

por César J. Tamborini Duca

LA QUEJA DEL ALAMBRADO:

RINCÓN AMIGO

Martín Castro (1882-1971)

“El que inventó la guitarra

Tuvo la genial idea

De abrirle boca a la caja

Para que hablaran las cuerdas;

El payador legendario

Hizo tribuna con ella,

Y acusó a los que alambraban

Leguas y leguas ajenas,

Y no quedó un orejano

Ni de lana ni de cerda

………………………………………………

El payador fue el primer

Grito de desobediencia

Que se oyera en las esquilas,

Que no piono en una yerra

Y hachaba los alambrados

Con la tranquila conciencia

Que no podía consentir

La tradición con tranqueras,

Cuando ni se conocían

Los colores de la enseña”.

Son las estrofas 1ª y 4ª del libro “El cantar del payador”. Antología por Beatriz Seibel (pág. 70)

Walter Celina. Reflexiones sobre el alambrado

Ilustre señor de la Pampa: estuve leyendo tu interesante nota sobre Ángel Della Valle y mirando las imágenes. Encontré una concomitancia con los fenómenos económico-políticos y artísticos que ocurrían en la «banda oriental», transformada en estado caudillesco por aquellos años. Había entrado a latir la organización capitalista: garantía del derecho de propiedad con acreditación de los títulos, alambramiento de los campos, identificación de majadas, mejoras en las razas, interés por la cría de ovinos, inversiones extranjeras, etc.

Los pasos que se cumplían en el inmenso territorio argentino, con los primeros cercos de alambre del cónsul de Prusia Albach, seguido por R. Newton, tenían similar respuesta en Uruguay bajo el dominio del cnel. Latorre: liberó de todo impuesto la importación del alambre, dictó códigos reguladores, todo mirado por la diplomacia inglesa.

Algunas cosas sostenidas por el cónsul de la época parecen calcadas, hoy, cuando se habla de la estabilidad nacional, de la seguridad jurídica, del valor de los contratos, etc., todo para garantizar las inversiones foráneas…

La otra gran zona de paralelismo que te quería comenta es la artística. Te dejo el nombre de Juan Manuel Blanes y te invito a que veas en you tube un video en que se pasa revista de lo principal de su obra. Un retratista de excepción. También llegó a Florencia (y murió en Pisa), donde decantó su trazo ya privilegiado.

Sus primeras obras fueron lienzos encomendados por Urquiza, pintó 8 batallas. Transitó por las individualidades del campo, por composiciones familiares, hechos de la vida nacional y, ahora que tenemos la «malaria» del coronavid-19, captó una escena de un niño junto a su madre muerta -en Buenos Aires-, al momento de entrar una comisión médica al hogar.

Al gran «tiradentes» pampeano: ¡salud!

Walter Celina

About author
César José Tamborini Duca, pampeano-bonaerense que también firma como "Cronopio", es odontólogo de profesión y amante de la lectura y escritura. Esta última circunstancia y su emigración a España hace veinte años, le impulsaron a crear Pampeando y Tangueando y plasmar en él su cariño a la Patria lejana.
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