Tangueando

Tristeza y orígenes del tango. Su procacidad (II)

Pedro Fígari: Candombe

Pedro Fígari: Candombe

“Estando en el bolín poliyando

se presentó el mayorengo:

a portarlo en cana vengo,

su mina lo ha delatao”

de Benigno Lugones (1879)

Orígenes del tango (continuación)

En esta ocasión vamos a continuar con la propuesta de https://pampeandoytangueando.com/tangueando/tristeza-y-origenes-del-tango-su-procacidad/. En “El hombre que habló en la Sorbona” Alberto Gerchunoff resume magistralmente el alma de Buenos Aires a través de su música heredera de juglares y trovadores, en una simbiosis migratoria que da origen tanto al tango como al “nuevo hombre”, el hombre argentino fruto de esa fusión cosmopolita. Gerchunoff dice que “Buenos Aires tiene un alma. De sus madejas de calles , de su haz hirviente de arterias, de sus barrios en que el silencio sorprende, brota el acento unísono de un pueblo que trabaja y que canta, (…) ¿Cuáles son las canciones de Buenos Aires? Ya representan, en su abundancia variable, una literatura musical y poética (…) Es el producto de la germinación anónima, del coplero que vive escondido en la barriada y del compositor sin escuela y sin reatos artísticos que se libra al impulso de su inspiración con el procedimiento elemental de los juglares de otra época. Son los que recogen el dolor popular (…) y lo dispersan con el compás del tango, con la cadencia tradicional de los terruños lejanos.

(…)En sus balbuceos audaces encontramos nuestra historia sentimental, con la verdad brusca que no nos proporciona el alfabeto de las creaciones eruditas. (…) El tango de Contursi cuenta, pues, como la copla campesina, el dolor de los humildes y al esparcir sus congojas en la larga lamentación, la ciudad se reconoce en el movimiento y en los recios vocablos de su estrofa fugitiva. Pero Contursi, como todos los trovadores sencillos y sinceros, no se envanece con su éxito. Sabe que su mérito está en su simplicidad y aunque su ruda poesía, esquemática y rápida, se vocea en la mansión cuyos umbrales no ha traspuesto, continúa fiel al caserío gris en que se desenvuelve su vida, sin imitar a los protagonistas de sus canciones que van en pos de su desventura al apartarse de su sitio y al reemplazar el vestido modesto con el atavío magnífico. Contursi prefiere prudentemente ser un cantor del pueblo y renovar su canción no bien empieza a debilitarse su boga. (…)

Italianos, españoles, franceses, rusos (…) venidos en la descubridora carabela del inmigrante, movidos por la instintiva proeza, se moldean en esa alma versátil y su sentir diverso se corporiza en el sentir con que les nutre la tierra favorable, que con su humus les da color y con su aroma les da la sensibilidad definida e indefinible de la raza que se está haciendo con la levadura potente de todas las razas, que se descortezan aquí de su apariencia ancestral. Es eso lo que bulle en el canto porteño. El que gime esas canciones ha venido, a su vez, de los rincones distantes. Se llama Contursi, Betinotti, Böhr, como responde al nombre indígena o hispánico. En conjunto, no son ya ni hispánicos, ni itálicos, ni indígenas, sino de esa cosa plural y única que es Buenos Aires; Buenos Aires, la de las profundas y rectas calles, Buenos Aires, la “amada ciudad” como la denominó Rubén Darío en su poema secular”. (“El Hombre que habló en la Sorbona”, de Alberto Gerchunoff, Colección Los Raros, Biblioteca Nacional, 1ra. Edición, Colihue, Bs. As., 2007, pág. 197 a 200).

Qué hermosa visión nos muestra Gerchunoff de ese conglomerado de razas que dieron origen al tango. En mi modesta opinión todas las versiones son válidas pues el tango aceptó y adoptó música de distintas procedencias, desde los candombes africanos, adaptados muchas veces a “milongas candombe” de las que tenemos ejemplo en el canto de Alberto Castillo (Baile de los Morenos), Susana Rinaldi (Oro y Plata; Ropa Blanca), Mercedes Simone (Pena Mulata; Negra María; El Tamboril); las habaneras cubanas como cuando el actor canadiense German Mc Klay en 1865 personificara “El Negro Shicoba”, habanera escrita en compases de 2 x 4; el tango andaluz y también el ‘chotís’ madrileño, pudiendo mencionarse Viejo Madrid de Mariano Mores como ejemplo de esto último. Y por qué no la música clásica, si nos atenemos a la versión de Osmar Maderna al interpretar “El Vuelo del Moscardón” de Nikolái Rimsky-Korsakov en arreglos para tango en una versión memorable del pehuajense que obliga a irreductibles tangófilos –aunque sea por una vez- acercarse a una música con características totalmente distintas; el jazz, que permitió a 2 grandes intérpretes de una y otra corriente musical integrarse en una “REUNION CUMBRE”, Astor Piazzolla y Gerry Mulligan, bandoneón y saxo.

[audio:Pena mulata.mp3]

 Pero no sólo hubo una integración con los distintos géneros musicales; también es la fusión, el conglomerado de razas que pisaron nuestro suelo y se mezclaron, y alguien batió la coctelera para que surgiera el tango, en ese italiano que lloraba su ausencia de la lejana tierra y se identifica en tantas letras como aquella que rememora “su

Zaraza. Tango

Zaraza. Tango

rubio amor lejano”; en esos “gallegos” que no solo nos legaron incontables cafés para ser inmortalizados en la música del 2 x 4 sino que participaron en la gestación de muchos temas; en esos “rusos” que podían ser polacos, o checos, o yugoslavos pero que nosotros metimos en el mismo saco rusófilo para decirles “no cantes, hermano, no cantes / que Moscú está cubierto de nieve…” ¡Y qué decir de la francesita aquella que el bacán se levantó en París!

No sólo las historias con visos de realidad que nos transmiten sus letras, también las historias noveladas de cuyos personajes literarios se nutren en no pocas ocasiones, tal el caso de “GRISETA” que nos dice “…soñaba con Des Grieux, quería ser Manón…” mencionando dos personajes de la novela Manón Lescaut del abate Antoine Prevost D’Exiles; en el mismo tango se alude a Rodolfo y a Schaunard, personajes de Scènes de la vie de bohême de Henry Murger: “…con caricias de Rodolfo y de Schaunard…”; en el tango “SÓLO SE QUIERE UNA VEZ” al mencionar “…los versos de Rubén…” se alude al escritor nicaragüense considerado el fundador del modernismo, Rubén Darío, quien en 1896 editó en Buenos Aires Prosas Profanas; también los personajes de La Dama aux camélias de Alejandro Dumas (h), Armando y Margarita Gauthier, mencionados en el tango homónimo de Julio Jorge Nelson.

En lo que respecta a la etimología de la palabra cuya posible procedencia africana mencionamos en el Cap. I (la entrevista a Borges) no podemos obviar los aspectos lingüísticos además de los fonéticos. En “sufijos olvidados”, capítulo perteneciente al libro Crecimiento del Habla  de Juan B. Selva  (Thesaurus, 1949),  el autor hace hincapié  en que muchos de ellos      (-ango / -anga) forman parte de palabras ausentes del Diccionario Académico al ser sufijos americanos, muchas veces venidos de África; atribuye al sintagma (-ngo) origen africano, y da una connotación despectiva a la terminación (-ango). Si nos atenemos a esta interpretación, podemos admitir que TANGO puede estar formado por tañer (tangere), prefijo tan en un sentido musical, y el sufijo ango. Sería una convocatoria –con un sentido peyorativo de la acción- a tocar o bailar.

Por otra parte Vicente Rossi (“Cosas de Negros”) menciona al hablar sobre la cultura negra en el Río de la Plata, que por onomatopeya del sonido de sus instrumentos, uno de sus vocablos era “tangó” (el africano le daba acentuación aguda) llamando así a su tamboril; dice que “…Tan-gó es la voz del tamboril… (al ser) dados con una mano y un palo… más claro dirá tan-gó”. “El vocablo tendría procedencia africana, si bien contaminada con el ‘tangir’ castellano o el ‘tangere’ del latin”.

En cuanto a la primera vez que aparece escrita la palabra tango en algún documento, dice Rossi que “la noticia más remota alcanza a 1808. Los cascarudos del zoco moruno-lusitano-godo improvisado donde hoy se levanta Montevideo, le fueron con chismes a su capataz (se refiere al gobernador) para que prohibiera ‘los tangos de los negros’ por el barullo que producían”. Continúa diciendo que “Al decir tangos engloban local, instrumentos y baile, y esta manera de interpretar fue sugerida por los  propios negros, que titulaban a sus reuniones por el acto principal de ellas: ‘tocá tangó’ (tocar tambor); por eso cuando pedían permiso para reunirse a candombear, decían ‘a tocar tangó’.”

[audio:El Esquinazo.mp3]

También Ricardo Rodríguez Molas, argentino estudioso del tema, menciona la existencia de una “casa y sitio del tango” en 1802. No elude mencionar el tango otro de los autores clásicos de la literatura argentina: Juan María Gutiérrez rechazó el nombramiento de Académico Correspondiente extranjero de la Real Academia Española otorgado el 11 de Diciembre de 1872. Ese rechazo originó una polémica con “Antón Perulero” (seudónimo del escritor español Juan Martínez Villergas) y en una de las réplicas escribe Gutiérrez:

“…esa misma lengua, su literatura y las musas, haciéndolas descender al bajo nivel del romance liviano,… de las seguidillas y tangos africanos de la familia de las zarabandas y chaconas de la época desgraciada del poeta-rey D. Felipe el 4º”. (La Libertad, 6 de febrero de 1876). Es de suponer que la referencia a la época del rey (que vivió entre 1605 y 1665) solo se trata de una figura literaria; caso contrario le estaría otorgando al tango una antigüedad inimaginable. (Revista Argentinos de León,  marzo de 2011, p. 18).

About author
César José Tamborini Duca, pampeano-bonaerense que también firma como "Cronopio", es odontólogo de profesión y amante de la lectura y escritura. Esta última circunstancia y su emigración a España hace veinte años, le impulsaron a crear Pampeando y Tangueando y plasmar en él su cariño a la Patria lejana.
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