Tangueando

FEDERICO GARCÍA LORCA, TANGO Y LUNFARDO

FEDERICO GARCÍA LORCA, TANGO Y LUNFARDO (por César J. Tamborini Duca)

No cabe duda de la afición de Federico García Lorca por la música y, así como en su viaje a Nueva York se interesó por la música de jazz, y en Cuba por las habaneras, en la Argentina se despertó su amor por el tango, dedicando numerosas trasnochadas a la salida de los Teatros, para escuchar esa música. Debemos tener en cuenta sus conocimientos musicales, puesto que hasta 1916 su vocación se inclinaba  más a este arte que a la literatura, estudiando piano desde muy joven.

Federico dedica en Buenos Aires numerosas madrugadas a escuchar la música popular de los porteños, el tango. Y lo asimiló porque encontraba en él gran similitud social con el “cante jondo” granadino, con el flamenco andaluz tan sensual.  Se hizo amigo de  Discépolo, de Israel Zeitlin (Clara Better o César Tiempo, seudónimo éste último utilizado más habitualmente), de Lola Membrives, de Carlos Gardel…

Cuentan que, acompañado por César Tiempo, tuvieron un encuentro casual con Gardel. Hechas las presentaciones del caso, ya en el departamento del “Morocho”, éste interpreta “Caminito”, “Claveles Mendocinos” “El Ciruja” y “Mis flores negras”. Durante su estadía ya había hecho irrupción con su magia el bandoneón, cuyo sonido fascinaba al poeta granadino.

El 4 de enero de 1934 asistió al estreno de su obra “Bodas de Sangre” en el Teatro Avenida, por la compañía de Lola Membrives, y agradeciendo los aplausos entusiastas del público presente expresó “Busco (en Buenos Aires) sus bandoneones, la música dormida de su castellano suave y los hogares del pueblo donde el tango abre el crepúsculo de sus mejores abanicos de lágrimas”.

Lorca en Buenos Aires en 1933

Se hospedaba en el Hotel Castelar de la Avenida de Mayo 1150, en la habitación nº 704 que lleva actualmente su nombre y en cuyo subsuelo funcionaba la Peña Signo donde se bailaba el tango, a cuyo embrujo sucumbió; lo asemejaba al flamenco andaluz, por ser una creación del pueblo, anónima en sus orígenes. Con motivo de la reapertura de la habitación 704 el 23 de octubre de 2012, actuó la cantante hispano–argentinaÁngeles Ruibal, y alumnos de la Escuela de Danzas “Aída Mastrazzi”. Durante el acto, presidido por el Director del Hotel Ingeniero D. Armando Mayorga, asistieron representantes de la Embajada de España y del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires además de otras personalidades, y se leyó un discurso enviado por D. Francisco José Martín Suárez, Alcalde de Fuente Vaqueros, localidad natal del poeta granadino.

Según Fermín Chávez, el poeta granadino hizo esta alusión al tango: “Buenos Aires tiene algo vivo y personal; algo lleno de dramático latido, algo inconfundible y original en medio de sus mil razas que trae: el tango. Toda Buenos Aires late en el Tango”.

Por eso buscaba la compañía de la gente de tango y su complemento, el lunfardo, pues también disfrutaba del habla orillera, jerga que al igual que el caló practicado en España, principalmente en su Andalucía natal, era fruto del lenguaje del bajo mundo. Así, trabó amistad con “el Malevo Muñoz” (Carlos de la Pua) que en ese tiempo era el máximo exponente con sus poemas y prosas en el que conviven proxenetas, malevos, ladrones y prostitutas, del lenguaje lunfardo. Todo lo cual lo llevó a decir: «Yo creo que el ser de Granada me inclina a la comprensión simpática de los perseguidos. Del gitano, del negro, del judío… del morisco que todos llevamos adentro. Granada huele a misterio, a cosa que no puede ser y sin embargo es…»

Su afinidad por la cultura y la gente, le hizo permanecer en la Argentina más tiempo del que tenía previsto. Durante los seis meses en Argentina, además de estrenar “Bodas de Sangre”  escribió “Nana del caballo grande”.  En el Buenos Aires dorado de los años ’30, su presencia era habitual en los sitios de moda donde, sus noches tangueras, le permitían dialogar con los poetas, los músicos, los bohemios. Entre sus amistades figuraron Alfonsina Storni, Borges, Pettoruti, Oliverio Girondo.

Y entre los autores teatrales forjó amistad con Enrique Santos Discépolo, (del que admiraba su tango “Cambalache” y con el que se reencontraría posteriormente en Madrid, y del que había conocido ese lenguaje tan peculiar de sus tangos: …”Todo es igual / nada es mejor / lo mismo un burro que un gran profesor. / Es lo mismo el que labura / noche y día como un buey / que el que vive de los otros / que el que cura, que el que mata, o está fuera de la ley”.

                                        Lorca tocando el piano, Montevideo, 1934

“Todo Tango” realizó una entrevista a Tania sobre el encuentro en Madrid.  La esposa de Discépolo dijo: “Dos años antes Enrique había simpatizado a mares con él en Buenos Aires e incluso había compartido nuestra mesa en el departamento de la calle Cangallo. De ese conocimiento, en España, resultó una amistad fraternal. Federico y Enrique caminaban y conversaban largas horas”… “Le interesaba el tango y quería información: letras, títulos, anécdotas. Había profundizado hasta la esencia la canción popular española y se apasionaba por las mismas manifestaciones de todos los países, especialmente de la Argentina”.

                                                                                                   Entrevista con el poeta en la publicación argentina ‘Aconcagua’, en 1933.

Por su biógrafo Ian Gibson, sabemos que ya en la década del ’20 Federico había conocido el tango en España, a través de las actuaciones de Francisco Canaro, del Trío Irusta-Fugazot-Demare y de Gardel.

La anécdota. Interpreta al piano y canta “El Ciruja”

Proviene de una entrevista realizada en España a un grupo de poetas, donde se relata que en 1933 Federico García Lorca se encontraba  reunido con poetas y gente del teatro en Buenos Aires, en casa de Luisa Vehil (actriz nacida en Uruguay). Uno de los porteños presentes le preguntó su opinión sobre el tango, esperando como respuesta que no lo conocía, o que no le gustaba. Pero la respuesta fue más práctica: se sentó frente al piano que había en la sala  y comenzó a ejecutar “El Ciruja”… y lo acompañó con el canto.

Si Federico sentía pasión por Buenos Aires y su gente, la gente que llegó a conocerlo en la ciudad porteña lo admiraba a él, y otro de los grandes escritores populares, Raúl González Tuñón, le dedicó estos versos tras ser fusilado en Granada:

A la muerte del poeta Federico García Lorca

¡Qué muerte enamorada de su muerte! / ¡Qué fusilado corazón tan vivo! /  ¡Qué luna de ceniza tan ardiente / en donde se desploma Federico!

Los menudos rumores de la muerte  / alrededor del esqueleto niño / cuando suben y bajan las mareas / en donde se desploma Federico

¡Qué amor al que cayó por el acero / de un alba de asesinos y de obispos! / ¡Qué olor a siempreviva apasionada / en donde se desploma Federico!

¡Qué aire de antigua voz de estatua rota / rodea su sepulcro amanecido / cuando suben y bajan los claveles / en donde se desploma Federico!

Gloria Marcó (letra) y Quique Greco (música) también dedicaron un tango al insigne poeta español, titulándolo “TANGO A FEDERICO GARCIA LORCA”:  …”Bebiéndose la luz de Buenos Aires / se reencarnó su duende en un porteño, / Federico cambió la geografía / y nos plantó Granada en pleno centro… El tango, Federico, hoy es tu tango, / en setenta balcones florecidos, / amaneció la Alhambra en el Abasto / con su traje de luces y obelisco”…

Federico García Lorca. PELÍCULA de TVE:  Muerte de un poeta:

Podemos ver en las sucesivas fotos una placa de homenaje a Federico García Lorca en el frente del Hotel Castelar, en otra el poeta es recordado con un fragmento de “Antoñito el Camborio”; luego otra como homenaje de la ciudad de Granada al más universal de sus poetas. En una de sus vidrieras un cartel recuerda a Radio Stentor (LS8), primera emisora de radio del país que funcionó (desde el año 1929) en la calle Florida nº 8, y en 1933 inició sus transmisiones desde el Hotel Castelar.                                                                 

Antoñito el Camborio

BAR IBERIA es otra de las elegantes cafeterías ubicadas en Avenida de Mayo, en este caso en el número 1196, esquina Salta. Fue declarado “Esquina de la hispanidad” por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Esta misma Institución le dedicó otro homenaje por los caídos en defensa de la II República Española.

Es considerado el segundo más antiguo de Buenos Aires en actividad, después del Tortoni. Fundado en 1897, era el punto de reunión de los republicanos durante la contienda de la Guerra Civil. En la misma Avenida, justo enfrente, el Bar Español acogía a los franquistas y, de este modo, la contienda se trasladaba en Argentina a la “Avenida de los españoles” mediante sillas voladoras durante agrias discusiones.

EL CRIMEN FUE EN GRANADA                                                                                                                                         

 Antonio Machado, dedicado a Federico García Lorca

1. El crimen

Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.

El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
—sangre en la frente y plomo en las entrañas—
… Que fue en Granada el crimen
sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada.

2. El poeta y la muerte

Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
—Ya el sol en torre y torre, los martillos
en yunque— yunque y yunque de las fraguas.


Hablaba Federico,
requebrando a la muerte. Ella escuchaba.
«Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el golpe de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban…
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!»

3.

Se le vio caminar…
Labrad, amigos,
de piedra y sueño en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!

Semblanza                                                                                                                                                  

¿Y qué nos dice una breve biografía, aparte de sus escarceos con el tango y el lunfardo, que fue el motivo de este trabajo? No podemos dejar de reseñar, aunque sea muy sintéticamente, algunas de sus vivencias.              

Nació en una pequeña ciudad granadina, “Fuente Vaqueros”, donde vivió  (y como vimos, estudió música) hasta trasladarse a la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde tuvo ocasión de conocer a  Luis Buñuel, Rafael Alberti, Salvador Dalí, entre otros artistas de su generación.

El padre de Federico había sido un hacendado de buena posición, y en 1925 compró una finca a la que llamó Huerta San Vicente, sitio en el que pasaban los veranos hasta 1936, año de la muerte del poeta. La finca fue vendida al Ayuntamiento de Granada en 1986, y en 1995 se inauguró como “Casa-Museo Federico García Lorca”.  En una de sus salas Federico había escrito “Bodas de Sangre” y “Yerma”.

Viajó a Nueva York en 1929, lugar donde permaneció algunos meses, durante los cuales escribió su “Poeta en Nueva York”. Posteriormente visitó Buenos Aires (año 1933), donde como vimos antes permaneció más tiempo del que tenía previsto asistiendo a la representación de sus obras, en el Teatro Avenida. Al dejar nuestro país dijo: “Yo sé que existirá una nostalgia de la Argentina de la cual no me veré libre y de la cual no quiero liberarme porque será buena y fecunda para mi espíritu”.

Solía decir repetidamente “Yo nunca seré político. Yo soy revolucionario, porque no hay verdadero poeta que no sea revolucionario. Pero político no lo seré nunca, ¡nunca!”. Esta actitud ante la sociedad, le costó la vida. Producido su asesinato, no se supo el lugar exacto donde reposan sus huesos.

Lo último que vio Federico sería su Granada tomada por las tropas de Franco y el cuerpo de su cuñado, el alcalde socialista Fernández Montesino, arrastrado y fusilado; el 16 de agosto los guardias se lo llevarán, y lo fusilarán posiblemente ese día o el siguiente.  Los tiranos siempre intentan fusilar el arte porque son incapaces de comprender. Mientras no entiendan, mientras no se den un baño de cultura, no podrán admitir que sus crímenes, lo único que logran, es magnificar la figura que pretenden destruir.

Ian Gibson, irlandés investigador sobre Lorca, escribió “El asesinato de Federico García Lorca”, donde cuenta que uno de sus enterradores lo condujo al sitio preciso donde había sido enterrado junto a un maestro de escuela socialista y dos toreros (o banderilleros) anarquistas: en el camino que lleva de Viznar a Alfacar, al lado de un olivo añoso, estaba la fosa donde sepultaron a los cuatro. En 1986 cercaron y transformaron el sitio en un pequeño parque cementerio; al lado del olivo un recordatorio en piedra dice “A la memoria de Federico García Lorca y de todas las víctimas de la guerra civil”.

Colofón. Un fragmento del poema “GRANADA”:  “Tu elegía, Granada, es silencio herrumbroso / un silencio ya muerto a fuerza de soñar. / Al quebrarse el encanto, tus venas desangraron / el aroma inmortal que los ríos llevaron / en burbujas de llanto hasta el sonoro mar”.

LORCA TANGO”: Una mezcla de tango y flamenco, como no podía ser de otra manera:

por César J. Tamborini Duca

About author
César José Tamborini Duca, pampeano-bonaerense que también firma como "Cronopio", es odontólogo de profesión y amante de la lectura y escritura. Esta última circunstancia y su emigración a España hace veinte años, le impulsaron a crear Pampeando y Tangueando y plasmar en él su cariño a la Patria lejana.
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