Tangueando

Con Permiso, soy el tango (XIX)

 

 

Se estremeció el lunfardo en la voraz rutina

Cafishio en Villa Ariza

Cafishio en Villa Ariza

de incomprensibles voces chamuyadas en la esquina,

resabio de amarguras clavadas como espinas

de arbustos ávidos de amor… al ofrecer sus rosas finas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tortazos en Villa Ariza (II)

En otra ocasión la cosa

fue culpa de una morena,

la morocha era mi esposa

que no tolera sin pena

 

que su cusifai la engañe

y menos en su presencia

por más que éste se apañe

mancusando displicencia.

 

Una rubia jactanciosa

de su pedigree alardeaba

ella creíba que era hermosa

porque con guita afanada

 

su papi la engalanaba

¡todo su briyo exhibía!

pero el cafishio exigía;

consintiendo amor manyaba,

 

que con cualquier manganeta

con la percanta maleta,

si mancusaba finura

sería jailaife de altura.

 

Junó entonces pelechando

lo que su alma de canero

Tango Tortazos

Tango Tortazos

punga, rufián y diquero…

¡y a mireya desplumando!,

 

acostumbrado al esparo

la hizo entrar por el aro.

 

Para qué voy a narrar

los entreveros aquellos

cosas de no recordar…

terminaban en degüellos.

 

De las grelas las más mansas

de las mechas se tiraban

y arañaban a las gansas

que a sus cafhiolos junaban.

 

La Villa ganó su fama

así, a los brutos tortazos,

con la jeta hecha pedazos

quedaba la gente en cana.

 

Con permiso, soy el tango (XIV)

 

 

 

 

About author
César José Tamborini Duca, pampeano-bonaerense que también firma como "Cronopio", es odontólogo de profesión y amante de la lectura y escritura. Esta última circunstancia y su emigración a España hace veinte años, le impulsaron a crear Pampeando y Tangueando y plasmar en él su cariño a la Patria lejana.
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