Tangueando

Con Permiso, soy el tango (XXVII). Evaristo Carriego

Con permiso, soy el tango                                                                                                                                         el de Evaristo en Palermo;                                                                                                                                            con “Nica” y “Giorgi”  es el terno                                                                                                                           con el que se forjó “El Tango”.*

*Para aquellos que no lo sepan, Evaristo es el mítico Carriego, “Nica” es Paredes, de quien “Giorgi” (Borges) escribió la milonga “A don Nicanor Paredes”; y es autor también del hermoso tema “El Tango”.            

portada «Misas Herejes»

Palermo –según Paul Groussac- debe su nombre al siciliano Doménico de Palermo, casado con hija de conquistador y proveedor de carne desde 1605 hasta 1614. Borges relata que el hombre tenía un corral y chacra cerca del Maldonado, la “chácara” de Palermo. En 1877 se erigiría la Penitenciaría Nacional –popularmente conocida como “la Tierra del Fuego”- y en 1889 compraron casa los Carriego.

En esa casa de la calle Honduras nº 84 (actualmente 3784) construida en el tradicional estilo “chorizo” de las casas italianas vivió hasta su muerte Evaristo Carriego, que había nacido en Paraná (Entre Ríos) el 7 de mayo de 1883. Estaba muy cerca de la calle Serrano donde vivía la familia Borges.

Carriego, que era amigo del padre de Borges, era infaltable en su casa los domingos al regreso del hipódromo, y en esas frecuentes reuniones, donde el poeta describía a los compadritos y cuchilleros del Palermo de entonces misturando el criollismo romántico con el criollismo resentido de los suburbios (digamos de paso que se hizo amigo de Nicanor Paredes, caudillo de la parroquia palermitana, al que buscó –con sólo 14 años- en el mercado de la plaza Güemes), nació en el pequeño Jorge, partícipe presencial de las charlas, su admiración por esa vida de guapos y malevos; de hombres en el sentido machista de la palabra que  llevó a Carriego a describir los arrabales con sus pendencieros habitantes, y sentir admiración por los tangos, al mismo tiempo que mantenía amistad de criollismo con la gente cuchillera del lugar.

Murió muy joven; la muerte lo acorraló  con una mísera, vulgar apendicitis, pero como en esos años aún no se había descubierto la penicilina (obviamente tampoco otros antibióticos, que le sucedieron) la infección derivó en peritonitis que resultó fatal. Nos abandonó con solo 29 años el 13 de octubre de 1912.

Borges –que era 16 años menor-  describe el Palermo del año de la muerte de Carriego como un sitio que había evolucionado en 10 años. Salvo alguna cortada, el resto de sus calles estaba empedrada y se dejaba oír el cornetín del tranvía. Persistían los galpones de chapa llamados “salones” donde por diez centavos se obtenía compañera y pieza luego de las efusiones entreveradas del tango …y donde con una puñalada en el vientre amanecía algún compadrito muerto.

Evaristo Carriego

La población se había duplicado respecto de 10 años antes y Cattáneo  había desplazado a Juan Moreira en el imaginario popular. La gimnasia (el “fóbal”) había desplazado el “visteo”, dibujando así el Palermo de “La canción del barrio” que se editaría póstumamente.

Carriego frecuentó desde muy joven diversas tertulias literarias que en ese entonces tenían como un símbolo a Rubén Darío, y escribió en publicaciones de la época como “La Protesta”, “Papel y Tinta”, “Caras y Caretas”, publicaciones en las que dio a conocer sus poesías y cuentos breves; mientras sus amigos del “Royal Keller” escuchaban embelesados sus crónicas de organillos, de bailes y guapos; los patios de vecindad de los conventillos, hasta los velorios y-cómo no- la obrerita tísica. .

Su libro más conocido, “Misas Herejes”, fue publicado en 1908, mientras que el titulado “La canción del barrio” lo hizo publicar su hermano póstumamente. El ejemplar que poseo y cuya portada ilustra este artículo, fue editado el 5 de noviembre de 1946 en los Talleres Gráficos de la Editorial Tor, y a él corresponden las páginas de sus poemas a que hago referencia. Además, en éste está incluido el capítulo “La canción del barrio”.

ENUMERACIÓN DE SUS VERSOS

Su lirismo ‘rubeniano’ desborda en los felices versos de “Doña Sylla Silva de Mas y Pi”, en los de “A Carlos de Soussens”, en los versos pareados “A Juan Mas y Pi”, en el recurso al quijotismo de Rocinante y Clavileño en “A Juan José de Soiza Reilly” (“ENVIOS” p. 29 a 37); y en el capítulo titulado “OFERTORIOS GALANTES”. Sin dejar por ello de rememorar su barrio palermitano para citarlo en sus versos de “La canción del barrio”: “otro chisme”, “mamboretá”, “la francesita que salió a tomar el sol”, y otros del mismo estilo

Su nobleza y sentido moral lo manifiesta en “Por el alma de Don Quijote” en versos a él dedicados: “…dedico estos sermones, porque sí, porque quiero, / al Único, al Supremo famoso Caballero/ …al santo de los santos Don Alonso Quijano/ … todas nuestras bellaquerías”… (p. 13)

No olvida al gaucho que había descripto con maestría Juan María Gutiérrez, el Juan Moreira del que Carriego dice “… Aquél que también tuvo sus ribetes de loco, / …tu primo Juan Moreira, finalmente vencido / … mas sin tornarse cuerdo: tu increíble pecado / …de dar en la cordura por miedo a la Conciencia” (p. 14 y 15); donde alude nuevamente al Maestro (Quijano) y ese su pecado de volverse cuerdo. ¡Genial!

En la “Apostasía de Andresillo” encontramos la reafirmación de su admiración por Cervantes. Esas alusiones al Quijote, a su dulcísimo hermano Jesucristo, al afán de “Justicia” están anticipando a otro grande de nuestras letras, Enrique Santos Discépolo y su siglo XX. Pero va aún más lejos en sus premoniciones, pues el siglo XXI queda reflejado cuando dice “Ginesilla, ha dejado de ser titiritero: / por sospechosas artes ha ascendido a banquero” / …“El bachiller Carrasco, sin reposar momento / pontifica en la cátedra de su doctoramiento, / deslumbrando a los bobos, que serán sus secuaces, / y acallando la grita de los puros y audaces” (p. 24).

En la calle Honduras

Aparte de su lirismo, no deja de asombrar la cultura que atesoraba pese a morir tan joven; y sin visitar España fue capaz de describirla en los sentidos versos de su “LA GUITARRA” (p. 80): …”En las manos del majo su gracia encela / el alma de las chulas –sangre bravía- / y, en su Carmen de amores, vino y canela, / ¡revientan los claveles de Andalucía! / Castañuelas, jaleos, ricos mantones, /… y sigue así en hispánicos versos.

Así, en una sucesión de rimas transitan hechos y personajes en su mundial poesía, hasta… llegar al conventillo del arrabal donde la “ronda obligada de los vigilantes” dan su “sinfonía de alertas” mientras “ladran algunos perros sus serenatas” como postrer homenaje a los poetas que se inspirarían posteriormente en sus versos.

Dejó su legado en la influencia sobre los poetas populares que le sucedieron y recibieron su inspiración. Seguramente la influencia de Rubén Darío le proporcionó las bases para descubrir las posibilidades líricas del arrabal porteño y fue capaz de dibujar con maestría poética los personajes porteños en que destacaban el barrio, los cafés, los vecinos, los guapos, para describir distintos arquetipos con sus miserias, sus alegrías, sus trabajos, las vivencias de esos habitantes alejados del lujo y el confort. La poesía que destilaban sus poemas sirvió de espejo para la creación de muchos tangos, y su noctambulismo bohemio me inspiró esta glosa:

Noctambulismo: Los noctámbulos suelen ser personas a los que algunos incrédulos pueden tachar de egoístas puesto que impiden que se vea su sombra. Sin embargo la luminosidad que emana de sus acciones, de su pensamiento, pueden considerarse como una sombra de bohemia adherida a su espíritu. (César José Tamborini Duca)

 En 1927 José de Grandis escribe su tango “Cotorrita de la suerte” que musicaliza Alfredo de Franco: ¡Cómo tose la obrerita por las noches! / Tose y sufre por el cruel presentimiento / de su vida que se extingue y el tormento / no abandona su tierno corazón;”… Encontró su inspiración en “RESIDUO DE FÁBRICA” (pág. 74): “Hoy ha tosido mucho. Van dos noches / …El taller la enfermó, y así vencida…” En “LA QUEJA” (pág. 77), continuación del anterior con sus versos “… lleva el estigma que dejó el tajo / con que, al marcharse, le abrió la cara”… veo, personalmente, inspiración para el tango “Por seguidora y por fiel”.

El tango “De todo te olvidas” (con el subtítulo “Cabeza de novia) escrito por Enríque Cadícamo en 1929, y música de Salvador Merico, rememora las 3 cuartetas del poema “TU SECRETO” (p. 48). Lo grabaron el 10 de octubre de 1929 la orquesta de Roberto Firpo con la voz de Teófilo Ibañez:  “…¿Qué es lo que te pasa?, cuéntame te ruego / que me confidencies tu preocupación… / ¿Acaso tu pena es la que Carriego, / rimando cuartetas, a todos contó? / ¡De todo te olvidas, cabeza de novia / …! En la carátula de la partitura se dedica: “A Evaristo Carriego, que con sus motivos humildes nos supo llegar al corazón”.

También Carriego en uno de sus poemas rememora un tango estrenado el 25 de Diciembre de 1905 en el bodegón “Lo de Ronchetti” (Lavalle y Reconquista), creación de Villoldo (letra) y Saborido (música), que tenía más de cuplé que de tango, y titularon “La Morocha”. El poeta lo menciona en “EL ALMA DEL SUBURBIO” (pág. 63 y 64) de esta manera: “…En la calle, la buena gente derrocha / sus guarangos decires más lisonjeros, / porque al compás de un tango, que es “La Morocha”, / lucen ágiles “cortes” dos orilleros”… Nótese en este caso la referencia a los “dos orilleros que bailan”, para los que dudan que –en sus comienzos- el tango era bailado por parejas de hombres ¡que eran guapos: malevos y compadritos! De armas tomar, ligeros para el facón.

Más adelante, en “EL CASAMIENTO” (pág. 118 a 122) pone de relieve ciertas costumbres morales de la burguesía de la época, al expresar que “El tío de la novia, que se ha creído / obligado a fijarse si el baile toma / buen carácter, afirma, medio ofendido, / que no se admiten cortes, ni aun en broma. // …La casa será pobre, nadie lo niega: / todo lo que se quiera, pero decente”… Haciendo en este caso un relato costumbrista con las distintas incidencias que se producían en un acontecimiento cuyo festejo no se ceñía a reglas tan estrictas como las actuales.

Viejo Ciego”, cuya letra escribió Homero Manzi y la música Sebastián Piana y Cátulo Castillo, fue estrenado el 6 de noviembre de 1926 por Roberto Fugazot. Menciona al vate en su última estrofa: “…Parecés un verso del loco Carriego; / parecés el alma del mismo violín / puntual parroquiano, tan viejo y tan ciego…”. Digna de mención es la grabación de Francisco Fiorentino con Astor Piazzola.

El último organito” también con letra de Homero Manzi y música de su hijo “Acho” Manzi, nos recrea a ese último organito que “irá de puerta en puerta / Hasta encontrar la casa de la vecina muerta / …Y allí molerá tangos para que llore el ciego, / el ciego inconsolable del verso de Carriego, / que fuma, fuma y fuma sentado en el umbral…”. Esa mención al “verso de Carriego” está inspirada en dos de sus poemas: “HAS VUELTO” y “MIENTRAS EL BARRIO DUERME”.

De “HAS VUELTO” voy a extractar: “Has vuelto, organillo. En la acera / hay risas. Has vuelto llorón y cansado / como antes. / El ciego te espera / las más de las noches sentado / a la puerta…” (pág. 125 y 126). “MIENTRAS EL BARRIO DUERME”, extenso (desde pág. 173 a 177 inclusive):  “…¿y en qué sueño de amargura / se hallará abstraído el ciego? / Allá solo, en el altillo, / moliendo la misma pieza / quizás suena un organillo / …cuanto le apena el tener / que fumar sin poder ver / el humo del cigarrillo”.

Más adelante …”la canción ingenua, la de siempre acaso / esa preferida de nuestra vecina / la costurerita que dio aquel mal paso”… Este último verso da inclusive el título a uno de sus sonetos, pero en todos se aprecian los temas recurrentes en él: el mencionado de la costurerita, el ciego, la esquina del suburbio, el organito, el otoño, el guapo, la luna, el conventillo oscuro, las calles sin pavimentar y el arroyo que las surcan, el jazmín del país. Hace honor a la sensibilidad de Carriego, “El último organito” en la voz de Edmundo Rivero con la orquesta de Aníbal Troilo.

Y cuando en su poema “Cuando hace mal tiempo” escribe “La lluvia en los cristales”, no podemos dejar de pensar en el tango “Garúa” (ib. Pág. 142). Con el título “La que se quedó para vestir santos”  ¿podemos dejar de asociar con “La que nunca tuvo novio”? (ib. pág. 164)

Pese  que a Evaristo Carriego podemos relacionarlo  con el mundo de los lunfas, según Luis Alposta  parece que escribió un solo poema recurriendo al lunfardo, “Día de Bronca”. Este poema, en el que utilizó el pseudónimo “El Barretero”,  lo publicó la Revista policial “L.C.” el 26 de septiembre de 1912, muy pocos días antes de su muerte por una apendicitis complicada con peritonitis.

Día de bronca

Compadre: Si no le he escrito,

perdone… ¡Estoy reventao!

Ando con un entripao

que, de continuar, palpito

que he de seguir derechito

camino de Triunvirato;

pues ya tengo para rato

con esta suerte cochina:

Hoy se me espiantó la mina,

¡y si viese con qué gato!

 

Sí, hermano, como le digo:

¡Viera qué gato ranero!

mishio, roñoso, fulero,

mal lancero y peor amigo.

¡Si se me encoge el ombligo

de pensar el trinquetazo

que me han dao! El bacanazo

no vale ni una escupida,

y lo que es de ella, ¡en la vida

me soñé este chivatazo!

 

Mas, no hay como vivir mucho

para conocerlas bien:

no piense que de recién

se le pegan al más ducho.

Aunque uno lo crea un pucho,

al contrario, el buen gavión

no debe dar ocasión

al adorno carneril…

¡Nunca lo crea tan gil

al que le arruina el buyón!

 

Yo los tengo junaos. ¡Viera

lo que uno sabe de viejo!

No hay como correr parejo

para estar bien en carrera.

Lo engrupen con la manquera,

con que tal vez ni serán

del pelotón, y se van

en fija, de cualquier modo…

Cuanto uno se abre en el codo

ya no hay caso: ¡se la dan!

 

¡Pero tan luego a mi edá

que me suceda esta cosa!

Si es p’abrirse la piojosa

de la bronca que me da.

Porque es triste, a la verdá

-el decirlo es necesario-

que con el lindo prontuario

que con tanto sacrificio

he lograo en el servicio,

¡me hayan agarrao de otario!

 

Y lo peor es que la cama

la supieron preparar.

¡De llegarlo a sospechar

cómo les dejo el programa!

Créame: pese a mi fama

de vivo entré por el cuento…

Cuando mangié el argumento

no sé lo que me pasó:

¡de la bronca que me dio,

compadre, casi reviento!

 

Sí, me la dieron con queso…

pero no importa, a la larga

me han de pagar esta amarga

situación por que atravieso.

¡Ni qué hablar! Lo que es para eso

-se lo digo sin empacho-

siempre me tuve por macho

y ni una duda permito…

¡Ya verá que dibujito

les vi’hacer en el escracho!

 

Bueno: ¿que ésta es quejumbrona

y escrita como sin gana?

Echele la culpa al rana

que me espiantó la cartona.

¡Tigrero de la madona,

veremos cómo se hamaca

si es que el cuerpo no me saca

cuando me toque la mía!

¡Hasta luego!…-¡Todavía…

tengo que afilar la faca!

Por último recordar que también lo menciona el tango “Bien Bohemio” (letra de Sara Rainer y música de Juan Pomati y Tití Rossi): “…Yo he cenado muchas noches / con un verso de Carriego, / con diez guitas en el bolsillo / hasta supe sonreír”…

Para concluir, nada mejor que el tango “A Evaristo Carriego” compuesto por Eduardo Rovira en 1969 y ejecutado por Osvaldo Pugliese y Astor Piazzolla el 26 de junio de 1989 en Amsterdamm (una joyita, grabación en vivo):

por César J. Tamborini Duca

About author
César José Tamborini Duca, pampeano-bonaerense que también firma como "Cronopio", es odontólogo de profesión y amante de la lectura y escritura. Esta última circunstancia y su emigración a España hace veinte años, le impulsaron a crear Pampeando y Tangueando y plasmar en él su cariño a la Patria lejana.
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