Tangueando

Charlemos de Tango (II). «El tango es un sentimiento triste que se baila»

Octavilla para las minas escribidoras de “Le nouvel hedonisme” (Cronopio):

César en León

 Percantas que me amuraron

en lo mejor de mi vida;

con mi palabra atrevida

les envío este laburo

-me fue laborioso y duro

y espero que estén contentas-;

de no, pasaré las cuentas 

por versos que no admiraron.

 “El mejor músico para mí sería el que no conociera únicamente otra tristeza que la de la felicidad más profunda; un músico así nunca ha existido hasta ahora” (Nietzche, “La ciencia gaya”).

Con el enorme placer de dirigirme a los lectores de  www.pampeandoytangueando.com  y ofrecerles el  segundo artículo de esta serie para rebatir un aspecto relacionado con un concepto muy conocido de nuestra música.

Todos los que llevamos el tango amarrado “al de la zurda” oímos alguna vez la frase del gran poeta popular que dijo “el tango es un sentimiento triste que se baila”;  algunos habrán leído la de Leopoldo Lugones: “el tango es un reptil de lupanar”.  Ni lo uno ni lo otro.   

Yo me imagino el tango con su escenografía milonguera de paicas vestidas de percal y compadritos con su pantalón a rayas, polainas, saco cortito ajustado al cuerpo con ribetes brillantes en el contorno, el “massera” echao  pa’tras y el infaltable lengue, vocablo derivado del kimbundu  “lengo”. O más precisamente lengó, porque las palabras derivadas de la etnia Bantú se agudizan como casi todas las nacidas en Angola, para transmitirse a distintos dialectos africanos como el kimbundu, en el cual es habitual encontrar palabras con el sufijo ngo, como le-ngó,  ta-ngó  y otras. Y esto nos aproxima a una idea  sobre el origen de la palabra que designa nuestra música y baile popular.

También me imagino otro escenario, un ‘tano’ desaliñado con su camiseta de tirantes agujereada y el pantalón con rodilleras y la bragueta desabrochada, sentado en una banqueta de enea un poco tioca, bajo una pérgola con su parral, o a la sombra de una higuera escuchando los tangos propalados por Radio del Pueblo mientras se toma unos mates,  rememorando el partido en que Boca le ganó a San Lorenzo con golazo del pibe Rojitas que dejó sentados a tres defensores en el área con su electrizante “gambeta”, y había escuchado hacía unos minutos en otra radio.

Pa’  mí que el tango nació en la zona sur adonde los negros de San Pedro Telmo bailaban sus candombes acompañados por el sonido del tambor, expresando su alegría porque irían  “a tocá tangó”.  Pero simultáneamente nació en la zona norte, donde compadritos y gauchos matreros confraternizaban en los arrabales palermitanos… ¡cuando no competían con el facón!

Portada y partitura Eufemio Pizarro

Y ocurrió que nació también en la zona oeste, en cuyas veredas porteñas limitadas por muros de rejas y glicinas rebotaban en tango poemas milongueros silbados por los reos del rioba; canturreados por las grelas veinteañeras atareadas en baldear esas aceras perfumadas o cuando con su alegría mañanera caminaban rumbo a la fábrica desde Boedo hasta las textiles de Balvanera, y donde Homero Manzi resucitó en tango la figura de un hombre de acción y coraje, Eufemio Pizarro, muerto en reyerta “escolasera” por “El Pibe Oscar” en una timba de la Casa Balear, de la calle Colombres nº 841. Historia que escuchamos en las voces de Julián Centeya y Alberto Arenas:

https://www.youtube.com/watch?v=wsWtDyFS5xQ

Fabriqueras de unas y otras zonas suburbanas que anhelan la llegada del fin de semana, no tanto por el previsible descanso sino para sacudirse la monotonía del laburo diario, con la sensualidad de sentir el abrazo del garabo que la dirigirá en la caminata y la corrida, el corte y –tras la pausa- la quebrada lujuriosa, mientras la seduce con su porte de compadrito  y su labia de “caburé”.

Retomando las proposiciones o pretendidos asertos del inicio que podemos considerar mas bien una dicacidad, quiero señalar que hay tangos muy divertidos, jocosos, que son la antinomia de “sentimiento triste”. Un ejemplo es “JUSTO EL 31”, en el que un hombre se consuela al liberarse de una situación embarazosa que sobrevino “una noche de hambre”  en clara alusión al apetito sexual. El autor se vale de una aparente paradoja, “gracias a que el zurdo / que es tipo derecho” para reforzar el contenido irónico del tema, al declamar el garabo  que se fue el día antes del que ella pretendía abandonarlo, generando en la grela un lógico acceso de rabia e impotencia, y entonces  “se morfó la soga / de colgar la ropa”, como expliqué en “Argentinidad en griego”: https://pampeandoytangueando.com/lunfardo/argentinidad-en-griego-justo-el-31/

Tenemos otro ejemplo en “AS DE CARTÓN” tema donde el reo se ufana en un boliche de haber protagonizado unos combates fenomenales, lo hace para “chupar de arriba” mientras los crédulos parroquianos prestan oídos a sus numerosas hazañas, hasta que… “cae al boliche un veterano” que descubre su impostura, y lo deschava como “cebador de mate en una timba”, menester propio de personas subordinadas a otras de más prestigio en una actividad dada; para colmo de males “cayó al boliche” su mujer con la imperiosa orden que marchara para el bulín “a barrer la pieza y cuidar la comida” no quedando al presunto malevo otra alternativa que imprecar  “Huy Dió, ya no habemo má guapo”.

Se Dice de Mí. Tango por Tita Merello

“SE DICE DE MÍ” o “EN EL CORSITO DEL BARRIO” son ejemplos que simbolizan el aspecto jocundo del tango, y como éstos existen muchos otros que permiten rebatir su pretendida tristeza, porque no siempre es así. En cuanto a considerarlo “un reptil de lupanar”,   en el siguiente número  mencionaré temas muy alejados de esa calificación. (continuará)

por César J. Tamborini Duca

About author
César José Tamborini Duca, pampeano-bonaerense que también firma como "Cronopio", es odontólogo de profesión y amante de la lectura y escritura. Esta última circunstancia y su emigración a España hace veinte años, le impulsaron a crear Pampeando y Tangueando y plasmar en él su cariño a la Patria lejana.
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