Relatos y crítica literaria

Los tres gauchos orientales

Los tres gauchos orientales

Los tres gauchos orientales

Para los hermanos uruguayos, que son argentinos recalados en la otra orilla, a los que la apátrida gestión histórica separó, no por tumultuoso río, sino por vendida espada en manos efialtetas. Si estuvimos hermanados en tiempos de Artigas, Ramírez y López, seguimos hermanados en dos poetas gauchescos (Lussich y Hernández), y continuamos el hermanamiento en el tango y sus cultores. Me remito a una semblanza sobre la obra del poeta uruguayo.

Antonio Dionisio Lussich Griffo nació en Montevideo el 24 de marzo de 1848. Participó en la Revolución de Aparicio  cuya paz se firmó el 6 de abril de 1872; en junio de ese mismo año publicó en Buenos Aires su libro “Los tres gauchos orientales”, que es un testimonio de la realidad socio-política de Uruguay. En su carátula dice “Dedicado al señor D. José Hernández” – Buenos Aires, Imprenta de “La Tribuna”, c/Victoria 31 (1872). En la página siguiente está la carta dedicatoria a José Hernández, y la respuesta de éste desde el Hotel Argentino, el 20 de Junio de 1872.

Los personajes que conforman los 3 gauchos son Julián Giménez, Mauricio Baliente y José Centurión. En una de las estrofas de sus diálogos aparece escrito “Valiente”, pero en el resto figura con la letra “B”. Un destino común une a sus personajes, enganchados al ejército tanto en el caso de Hernández como en el de Lussich.

Al principio Giménez y Baliente dialogan en cuartetas octosílabas; luego sobrevienen 4 décimas de Julián Giménez, octosílabas también, para continuar en cuartetas, alternando con décimas en el resto del poema. Por ejemplo en la página 11, en una de las estrofas Baliente le dice a Julián: “Yo una haciendita tenía / y un rancho de material; / la suerte de par en par / tuitas sus puertas me abría. /

“Y sin mermar trabajaba /pasando alegres los días / ¡Cuándo yo me pensaría / que ansí mi suerte acababa”./

“Tuito, tuito se perdió / lo tuve que abandonar, / saqué lo que pude alzar / y a lo demás dije adiós”.                                                                                                                                                

los tres gauchos orientales

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“Y una prenda que tenía / su ricuerdo me entristece, / la vista se me humedece / al acordarme tuavía” . . .

Pero en algún momento llegan “los letraos” para provocar la desunión  con sus intrigas (p. 14). Para completar el trío se agrega Centurión en la página 17, dando lugar posteriormente, en la página 18, a la aparición del extranjero: “Si me hace acordar a un pión / estrangis que yo tenía, / era labia tuito el día / en su idioma aquél nación”. Como podemos apreciar se encuentran algunas semejanzas con el Martín Fierro. Veremos también una cierta remembranza del libro de Hernández en la primera cuarteta de la última estrofa en la página 26: “Ansina soy, y seré / ansina marcho viviendo, / el mesmo seguiré siendo / y el mesmito moriré”.

Transitoriamente se agrega don Fruto Costa, desde la última estrofa de la página 28 según relata Centurión, que en la página 31 luego de alabar sus condiciones de amigo dice utilizando otra palabra que también leemos en el Martín Fierro: “Y pa más, soy el puestero / del estrangis más bosal. (Hernández utiliza la “z”, bozal*).

La página 42 nos trae otro ejemplo, por lo menos en cuanto a similitud de una palabra rara, que según Borges la vio en la obra maestra de José Hernández y nunca más la había oído ni  leído, pango (confuso). Lussich escribe en los últimos 4 versos de la página citada: “se acabó el pango, y verá / por los güesos de mi agüelo, / que con la pata en el suelo / vamos a tener que andar”.

En la página 53, el verso 9 dice: “Tacheros lapolitanos” en indudable alusión a los napolitanos. Hernández utiliza el término “papolitanos” en boca de Fierro.

Un nuevo protagonista aparece al final, en la página 56, el gaucho Luciano Santos, matrero; es el que escucha “metido en un matorral”  “lo que prosiaron” los otros tres, y dice: “Escuchaba y lo escrebía, / pa’ ricordarlo algún día / como un cuento Nacional”. El poema lo finaliza este gaucho matrero en la página 59, que en la última estrofa menciona a un tal Gomensoro (citado anteriormente, entiendo que se trata del Presidente): Almita (admita) ño Gomensoro / de este gaucho la opinión / … ¡Quiera Dios pueda al paisano / con sus obras convencer, / yo al irme le hago saber / que soy su amigo Luciano!

Buenos Aires, Junio 21 de 1871

Es de notar la fecha al finalizar el poema. Si no se trata de un error de impresión, será la fecha que dio término al mismo. Se lo habrá enviado a José Hernández con la dedicatoria, y finalmente editado en Junio de 1872.

*bozal: se decía del idioma enrevesado que hablaban los negros, por extensión de los extranjeros italianos, cuando todavía no se había popularizado el vocablo cocoliche.

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César José Tamborini Duca, pampeano-bonaerense que también firma como "Cronopio", es odontólogo de profesión y amante de la lectura y escritura. Esta última circunstancia y su emigración a España hace veinte años, le impulsaron a crear Pampeando y Tangueando y plasmar en él su cariño a la Patria lejana.
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