Pampeando

Día de la Tradición

Día de la Tradición.

El día 10 de Noviembre se celebra el “Día de la tradición” como homenaje a José Hernández, autor del “Martín Fierro”, en el día de su  nacimiento  en 1834. Adhiriendo al homenaje tengo el gusto de transcribir un poema gaucho, cuya autoría pertenece al “vasco” Adolfo Zabalza, poeta y payador de Pergamino, Provincia de Buenos Aires. Para acompañar con una ilustración, elegí una caricatura que representa al “soguero”. Éste es el artesano que -facón en mano, bien chairado- corta en lonjas el cuero del ganado vacuno o equino, y hace tientos para con ellos confeccionar látigos, riendas, maneadores, lazos trenzados, maneas y todo tipo de aperos que se utilizan para las tareas en el campo. Al final, otra imagen con algunos de esos elementos de mi propiedad.

Reflexion criolla (Adolfo vasco Zabalza)

En mis años de trovero

he tranqueado muchas huellas,

bajo noches sin estrellas

o con la luz del lucero,

llevo en mi canto campero

un concierto de zorzales,

un bufido de baguales

galopando crin al viento,

y es mi canto el suave viento

que acaricia los trigales.

Nunca pierdo la ocasión

de templar una encordada

bajo la dulce enramada

de un viejo sauce llorón,

late fuerte el corazón

cuando mi criolla garganta,

cubre al campo con la manta

de su verso improvisao,

o el rasguido de un valseao

que ante mi rancho se planta.

Los años están haciendo

que mis manos ya cuarteadas,

no acaricien la encordada

aunque se queden sufriendo,

mis dedos están sintiendo

del tiempo su rigidez,

y aquella criolla altivez

de mis tiempos de trovero,

se ha quedao en el potrero

de mi presente vejez.

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Al escribir su poema “Martín Fierro”, José Hernández trazó una semblanza de la epopeya que representó el avance de la civilización cristiana, sobre otra civilización preexistente. Este avance se vio acompañado con el trazado de líneas férreas (en el caso que me ocupa, desde Buenos Aires en dirección sudoeste), a cuya vera nacieron distintas poblaciones hasta “Santa Rosa de Toay” en la entonces denominada “Pampa Central”, mucho antes de constituirse la Provincia de La Pampa.

Así nacieron Chivilcoy, Pehuajó, Trenque Lauquen, Catriló, y entre otras muchas localidades, Lonquimay. Llegamos a la época actual donde surgen valores distintos en algunos aspectos a los de la época de José Hernández, y uno de esos valores es otro poeta, el doctor Luis Alposta.

                                                                                             Francisco García Jiménez, Luis Alposta y Rosita Quiroga

Realizar una reseña del médico-poeta Luis Alposta deviene una ímproba tarea que excede el espacio de esta publicación, por ser su obra tan rica y extensa como escritor y conferenciante. Aunque para tener una mínima idea basta con citar su compromiso con la Academia Nacional del Tango y con la Academia Porteña del Lunfardo, siendo Académico en ambas. Su amistad con Edmundo Rivero con el que compartió la creación y difusión de tangos –Luis en las letras, Edmundo en la música- además de participar juntos en  una exitosa gira en Japón, por mencionar brevemente una extensa y meritoria trayectoria, en la que no podía faltar la autoría de varios libros.

Por eso como “lonquimayense”, siento el orgullo de recibir y ahora transcribir un poema que, cuando leyó mi Ensayo “Toponimia Histórica de Lonquimay”, nace de su ilustre pluma y me dedica –lo mismo que al pueblo-; en él  hace mención de mi inquebrantable y siempre  latente amor por el pueblo donde transcurrió mi infancia.

 A continuación,  apreciados lectores, podrán leer el mismo:

LONQUIMAY

 (a César José Tamborini Duca)

El amor por su pueblo es profundo

sentimiento que ignora distancias…

No hay lugar más hermoso en el mundo

que el que vio transcurrir nuestra infancia.

Podrá el triunfo batirle sus palmas

y otros rumbos buscar con anhelo

¡pero nunca sus ojos del alma

han de ver un más límpido cielo!

Lonquimay… En su canción hecha emoción siempre estarás…

Lugar feliz, donde nació, donde creció y echó raíz…

Puesta a volar su inspiración el corazón torna al hogar;

Es la emoción hecha canción ¡Su Lonquimay!

(por Luis Alposta)                                                                                                       

Algunos aperos en mi quincho de “Villa Lonquimay”. Veguellina de Órbigo. León (España)

About author
César José Tamborini Duca, pampeano-bonaerense que también firma como "Cronopio", es odontólogo de profesión y amante de la lectura y escritura. Esta última circunstancia y su emigración a España hace veinte años, le impulsaron a crear Pampeando y Tangueando y plasmar en él su cariño a la Patria lejana.
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