Mujeres Argentinas

Camila O’Gorman (I)

Dedicado a la historiadora y escritora                                                                         María Sáenz Quesada, Directora de la                                                                         Revista “Todo es Historia”

Retrato de Camila O'Gorman

Retrato de Camila O’Gorman

Una breve digresión. Antiguamente el concepto de la decencia, de la moral, el sentimiento de la honorabilidad era tan acendrado y tan distinto del actual que había ciertas circunstancias que para la familia eran más denigrantes que un asesinato, tales como un divorcio o una fuga himeneica. Veamos sino el siguiente comentario de Lord Archer: “En una ocasión tuve oportunidad de preguntarle a Lady Longford ¿Alguna vez has pensado en divorciarte de Lord Longford? Ella respondió: Cielos, no. Asesinarlo, sí, pero divorciarme… Nunca”. Lo cual trae a mi memoria un comentado episodio de mis abuelos paternos (en este caso, hace solo 100 años); según escuché decir el abuelo (un pedazo de pan) quería separarse de la abuela, conocida por su vehemencia en cualquiera circunstancia; los 10 hermanos de mi abuelo se reunieron con él y le espetaron: “si querés, matála; pero divorciarte… ¡NO!” Y el pobre abuelo resistió estoicamente hasta el final de sus días.

Lo cual debe enseñarnos, al juzgar una conducta, trasladarnos al contexto de una época; para comprender el drama que significó la muerte de Camila O’Gorman y el cura Gutiérrez hay que situarse en la época que ocurrió (mediados del siglo XIX, aún con resabios de una sociedad colonial) y la moral que imperaba en las familias en ese entonces, transformando la fuga de 2 jóvenes amantes en inaudito acto criminal; lo que hoy no dejaría de ser algo anecdótico.

La historia. Lazos familiares. Camila O’Gorman había nacido en Buenos Aires en 1828 en el seno de una familia acomodada. Nieta de la célebre “Perichona” y amiga de Manuelita Rosas, solía frecuentar reuniones y bailes de alta sociedad.

El padre de Camila, Adolfo O’Gorman, era sobrino del médico Miguel O’Gorman, figura destacada del Buenos Aires Virreynal que fue fundador de la primera Escuela de Medicina, el “protomedicato”. A su vez el padre de Adolfo era hijo de Don Thomas O’Gorman y Dª Ana Mª Perichón de Vandevil y Abeille, conocida como “La Perichona” y famosa por su escandaloso romance con el Virrey Don Santiago de Liniers y Bremond. La madre de Camila, Dª Joaquina Ximenes Pinto, era descendiente de una antigua familia española, establecida en el país en el siglo XVII.

Camila tenía 18 años cuando conoció al cura Wladislao Gutiérrez, que provenía de una familia tradicional tucumana, cuyo tío era gobernador de esa provincia y lo recomendó a las autoridades de Buenos Aires, como veremos posteriormente.

Las causas que llevaron al patíbulo al presbítero Gutiérrez y a Camila O’Gorman fueron referidas en el diario “La República”, fundado a principios de 1866 por Manuel Bilbao, que había llegado a Buenos Aires el año anterior. Afirmaba Bilbao que, según los datos que tenía, los informes que le dieron reputados juristas respecto de las disposiciones legales que regían el caso, contribuyeron para que Rosas tomara esa decisión.  El “Restaurador de las Leyes” había pedido una opinión fundamentada a los más afamados hombres del foro, los doctores Dalmacio Vélez Sarsfield, Baldomero García, Nicolás de Anchorena, Lorenzo Torres y Eduardo Lahitte.  En vista que para juzgar éste caso se carecía de leyes argentinas, recurrieron a las españolas que regían durante el período colonial y se basaron en las leyes del Fuero Juzgo, del Código Gregoriano,  y algunas leyes de la Recopilación.  Una de ellas dispone “Robando algún ome, mujer viuda de buena fama, casada, relijiosa, o yaciendo con ella si lo fuere provado en juicio, debe morir por ende”. Todos los consultados, excepto Lahite, aconsejaron la ejecución de los reos de culpa.

"El apogeo del Régimen Rosista"

«El apogeo del Régimen Rosista»

Al haber sido responsabilizado don Antonino Reyes (que había sido edecán de Rosas) por el Acusador Público, de cómplice en la ejecución de Wladislao Gutiérrez y de Camila O’Gorman, el 25 de agosto de 1853 se le tomó declaración indagatoria. Preguntado sobre lo que supiese respecto de la ejecución de doña Camila O’Gorman contestó: “Que estaba en Santos Lugares cuando llegó doña Camila O’Gorman y un sacerdote; y que según las instrucciones recibidas de Rosas, debía hacerle poner grillos… cuando menos lo esperaba… recibió una nota por la cual se le ordenaba que hiciese en el acto fusilar a los dos, al venir el día.

El Dr. Estévez Saguí aceptó la defensa de Antonino Reyes y dice con respecto a este caso: “un extravío moral… condujo a un sacerdote y a una joven incauta, a abjurar el uno su ministerio y quebrantar sus votos, y a la otra a abandonar la casa paterna… un perverso, uno que también se llamaba sacerdote, los conoce… y los delata. Los manda aprehender un gobernador… Reyes ninguna parte directa ni activa tuvo en aquel asesinato; cuando él hizo apenas lo que podía hacer, hacer sabedor a Rosas del estado avanzado de embarazo en que se encontraba la desgraciada joven”. (“Memorias del Edecán de Rosas” redactadas por don Manuel Bilbao, Ed. Americana, Bs. As., 1943, extractado de p. 23, 27, 116, 161, 185).

El defensor acompaña el nº 7941 de la Gaceta Mercantil del 9 de Noviembre de 1848, en la cual se habla de la ejecución de Camila O’Gorman, atribuida a Rosas (y publicada por su orden): “El 16 de diciembre de 1847, el Cura de la Parroquia del Socorro Vladislao Gutiérrez, que seguía una vida escandalosa y había convertido la Iglesia del Señor y su sagrado Ministerio en sacrílegas profanaciones, abusando de la religión, fugó de esta ciudad en compañía de Camila O’Gorman, perdida para la sociedad y para su decente y honrada familia. Este escándalo inaudito… fue notificado al Gobierno por las Autoridades Eclesiásticas y Civiles. Inmediatamente libró… las órdenes correspondientes para la aprehensión de los dos criminales… (que) pasaron a Corrientes.  Allí vivieron públicamente en supuesta unión matrimonial… Remitidos a la provincia de Buenos Aires, y habiendo llegado al campamento de los Santos Lugares en un estado de frenética excitación y escándalo, el Exmo. Sr. Gobernador ordenó fuesen fusilados ambos criminales, después de suministrárseles los auxilios espirituales de nuestra Sagrada Religión”. (ibídem, p. 202 y 203).

La intrahistoria.

Wladislao Gutiérrez llegó a Buenos Aires recomendado a Rosas y al Presbítero don Felipe Elortondo y Palacios, por el Gobernador y por el Obispo de Tucumán, en notas que expresaban que era juicioso y lleno de aptitudes, y deseaba emprender una carrera. El Presbítero Palacios le indicó la eclesiástica y lo tomó bajo su protección, dirigiéndolo hasta que se hizo sacerdote.   

Pronto el Obispo de Buenos Aires lo nombró cura de la Parroquia del Socorro. Pero Gutiérrez abrazaba la carrera eclesiástica por necesidades del momento, no por vocación; las pasiones de la juventud solo esperaban una oportunidad para dominarlo, y el joven cura tuvo ocasión de conocer a Camila por ser amigo del hermano de la joven, que también era cura, por lo que era un invitado frecuente en el salón familiar.

"Historia Política Argentina". La Razón

«Historia Política Argentina». La Razón

Veamos ahora una nota periodística. En ocasión del Sesquicentenario de la Revolución de Mayo (1810-1960) el periódico La Razón editó un suplemento titulado “Historia Política Argentina” (Buenos Aires, 25 de mayo de 1960) En las páginas 24 y 25 del mismo describe estos sucesos, señalando que un día Camila “conoció en la sala familiar al sacerdote tucumano Vladislao Gutiérrez, sobrino del gobernador de la provincia norteña, coronel Celedonio Gutiérrez. El joven religioso era apuesto y gran conversador, impresionando a Camila, que luego asistió continuamente a la Iglesia del Socorro, en las actuales calles de Juncal y Suipacha… No tardó en encenderse entre ellos una pasión que, según testimonios posteriores, no escapó a la atención de numerosos fieles”.

Gutiérrez visitaba diariamente la casa de Camila, realizaban paseos a caballo por el bosque de Palermo, y un día deciden abandonar todo y se fugan, el 12 de diciembre de 1847, sin contar más que con su amor; su intención era establecerse en Brasil pero sin medios materiales, sin dinero, una total imprevisión. La fuga se mantuvo en secreto unos días, no querían que se enterara el Gobernador en la esperanza que los jóvenes se arrepintieran y regresaran. Recién a los 9 días el padre de Camila, el Provisor y el Obispo de la Diócesis se dirigieron a Rosas denunciando el hecho y calificándolo con los términos más duros.

Adolfo O’Gorman, en escrito que dirigió al Gobernador el 21 de diciembre, la describe: “la niña es muy alta, ojos negros y blanca, pelo castaño, delgada de cuerpo, tiene  un diente de adelante empezado a picar” y al enterarlo de la fuga decía que “era el acto más atroz y nunca oído en el país”. En términos similares –calificando de “suceso horrendo” se dirigió el Provisor.

Revista "Todo es Historia"

Revista «Todo es Historia»

Mariano Medrano, Obispo Diocesano, también escribe al Gobernador el día 24, diciendo que: “Estamos llenos de dolor, … en cualquier punto donde los encuentren a estos miserables, sean traídos para que procediendo en justicia sean reprendidos y dada una satisfacción al público de tan enorme y escandaloso procedimiento”. (“Poder y sexualidad”, Nazareno Miguel Adami, Todo es Historia, nº 281, noviembre 1990, p. 10).

Todos concluían pidiendo al Gobernador un “castigo ejemplar”, eufemismo con el que se solicitaba la ejecución. Es de notar (y no la transcribo por lo extensa) la carta que el Secretario de la Curia, el Presbítero don Felipe Elortondo y Palacios, envía a Rosas el 22 de enero de 1848 para dejar a salvo su responsabilidad, que algunos le querían atribuir.

Por otra parte la fuga sirvió de pretexto a los unitarios de Buenos Aires radicados en el exterior para lanzar furibundos ataques contra Rosas, pustulando desde sus madrigueras. Mitre dice desde Bolivia en el diario El Comercio del 27 de abril de 1848: “Se sabe que las Cancillerías extranjeras han pedido al criminal gobierno que representa a la Confederación Argentina, seguridades para las hijas de súbditos extranjeros, que no tienen ninguna para su virtud”. Y Sarmiento escribe desde Chile en El Mercurio: “Ha llegado a tal extremo la horrible corrupción de las costumbres bajo la tiranía espantosa del Calígula del Plata, que los impíos y sacrílegos sacerdotes de Buenos aires huyen con las niñas de la  mejor sociedad, sin que el infame sátrapa adopte medida alguna contra esas monstruosas inmoralidades”.

Rivera Indarte, el delincuente refugiado en Montevideo, también se expresa en términos similares que no deben sorprender en un sujeto de su catadura, cuyas diatribas en sus famosas “Tablas de Sangre” llegan al colmo de tratar de incestuosa a la noble Manuelita, hija de Rosas.  También Alsina, desde “El Comercio del Plata” de Montevideo dirige sus dardos envenenados al Gobernador (que no tenía culpa alguna), acusando además al cura de “robar las alhajas del Templo. ¿Hay en la tierra castigo bastante severo para el hombre que así procede…? Esta frase indicaba con bastante claridad que se debía aplicar la última pena que reconoce la ley, la pena de muerte.

Así se pronunciaban los enemigos de Rosas, sentenciando al desgraciado párroco a ser fusilado con ignominia, desde la tribuna de la prensa. Con una malignidad refinada e injustificada incitaban al castigo, que luego condenarían. La cuestión para los unitarios era obtener una ventaja política aún apelando a la mentira mas ruin para desprestigiar al gobierno, al que presionaban para que diera “un castigo ejemplar”, al que luego calificarían de criminal. (continuará)

https://www.youtube.com/watch?v=TJnICL1W6fY

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César José Tamborini Duca, pampeano-bonaerense que también firma como "Cronopio", es odontólogo de profesión y amante de la lectura y escritura. Esta última circunstancia y su emigración a España hace veinte años, le impulsaron a crear Pampeando y Tangueando y plasmar en él su cariño a la Patria lejana.
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