Historia

Bicentenario de la Batalla de Salta

Bicentenario batalla de SaltaCon gran acierto de profundo conocedor de nuestra historia, el Dr. Gustavo Budiño, Director de los Servicios Legislativos de la Biblioteca del Congreso de la Nación Argentina y descendiente de don Manuel Dorrego, nos describe esta gran batalla protagonizada por el general Manuel Belgrano, cuyo bicentenario se cumplió el día 20 de febrero.

A doscientos años de aquella sublime  batalla, nuestro pueblo reconoce el patriotismo y el arrojo de un puñado de patriotas que supieron concebir un espíritu nacional que defendió los ideales independentistas , sustentado por el amor a estas tierras y el convencimiento pleno de ser un pueblo libre y soberano.

Un 20 de febrero,  una  gesta histórica consolidó el sentimiento nacional, en la cual el General Manuel Belgrano y sus tropas, junto a los hombres y mujeres del norte argentino libraron la Batalla de Salta, una fecha donde con coraje suplieron las desventajas que se tenían con el enemigo en aquellos momentos, donde el concepto de comunidad se estaba arraigando en un pueblo necesitado de tomar sus decisiones soberanas, y estos valientes lucharon por dejarnos un legado al cual debemos tener el compromiso de consolidar.

Las tropas  realistas, comandadas por el brigadier Juan Pío Tristán, se enfrentaron a las tropas patriotas al mando del General Manuel Belgrano,  en el lugar conocido como  la pampa de Castañares, en la provincia  de Salta.

El día 19, gracias a la inteligencia de Saravia, el ejército marchó por la mañana con la intención de acometer las tropas enemigas al amanecer del día siguiente. Tristán recibió noticia del avance, y dispuso sus tropas nuevamente para  resistirlo; alineó una columna de fusileros sobre la ladera del cerro San Bernardo, reforzó su flanco izquierdo, y organizó las 10 piezas de artillería con que contaba. En la mañana del  día 20,  Belgrano ordenó la marcha del ejército en formación, disponiendo la infantería al centro, una columna de caballería, al mando de José Bernaldes Polledo, en cada flanco y una nutrida reserva al mando de Manuel Dorrego.

La herida de bala que al inicio de la batalla recibiera Eustoquio Díaz Vélez, segundo jefe de las fuerzas y jefe del ala derecha, mientras recorría la vanguardia de la formación, no fue obstáculo para que volviera al campo. El primer choque fue favorable a los defensores, ya que la caballería del flanco izquierdo encontraba dificultad para alcanzar a los tiradores enemigos por lo empinado del terreno.

Poco antes de mediodía, Belgrano ordenó el ataque de la reserva comandada por Dorrego sobre esas posiciones, mientras la artillería lanzaba fuego granado sobre el flanco contrario. Al frente de la caballería, condujo él mismo una avanzada sobre el cerco que rodeaba la ciudad. La táctica fue exitosa; columnas de infantes al mando de Carlos Forest, Francisco Pico y José Superí rompieron la línea enemiga y avanzaron sobre las calles salteñas, cerrando la retirada al centro y ala opuesta de los realistas. El retroceso de los realistas se vio dificultado por el mismo corral que habían erigido como fortificación; finalmente, se congregaron en la Plaza Mayor de la ciudad, donde Tristán decidió finalmente rendirse, mandando tocar las campanas de la Iglesia de La Merced.

Aquel  20 de febrero de 1813 el General Manuel Belgrano al atacar a  las tropas realistas, que se habían emplazado en las puertas de Salta y se parapetaron en El Portezuelo, confrontó a los españoles dentro de un escenario  bélico  intenso y sangriento donde murieron 378 realistas y 103 patriotas en Campo de la Cruz.

La batalla duró cerca de tres horas y se inclina a favor de las tropas patriotas cuando se presentó, listo para la lucha, un contingente de gauchos, vestidos con ponchos azules. Este destacamento fue armado y comandado por la capitana del ejército Martina Silva de Gurruchaga, destacando la participación de las mujeres en la batalla, contribuyendo en la victoria final.

El general José María Paz en sus Memorias póstumas describió el orden de batalla:

“Nuestra infantería estaba formada en seis columnas de las que cinco estaban en línea y una en reserva, en la forma siguiente: 1° principiando por la derecha, el Batallón de Cazadores a las ordenes del comandante Dorrego, 2° y 3° eran formadas del Regimiento N° 6 que era el mas crecido, una á las órdenes del comandante Forest, y la otra, aunque no puedo asegurarlo á las del comandante Warnes, 4° del Batallón de Castas á las órdenes del comandante Superi, 5° de las compañías del N° 2 venidas últimamente de Buenos Aires, al mando del comandante D. Benito Alvarez, 6° y última compuesta del Regimiento N° 1 al mando del comandante D. Gregorio Perdriel. La artillería que consistía en doce piezas, si no me engaño, estaba distribuida en los claros, menos dos que habían quedado en la reserva…”

Esta fue la segunda oportunidad en que Belgrano y su ejército salieron  triunfantes sobre los realistas, ya que habían combatido con el ejército de Tristan en la batalla de Tucumán. En su parte de guerra, Belgrano sostendría que, “aquí concluye la dominación de los tiranos” y en abril de 1818 fue  distinguido con 40.000 pesos y un sable remachado en oro, que Belgrano donó para la construcción de cuatro escuelas.

El valor que tuvo esta batalla fue enorme ya que las tropas realistas fueron contenidas en su avance al sur y estos territorios no pudieron ser recuperados por ellos, también fortaleció la tesis de que la estrategia correcta para la liberación latinoamericana estaba relacionada con la campaña que finalmente llevo a cabo San Martín al cruzar los Andes y llegar al norte por el Pacifico para concretar la liberalización de los pueblos del sur.

Fue fundamental este hito histórico, ya que, en esta batalla fue la primera en que se combatió con el pabellón nacional flameando por sobre las cabezas de esos valientes, que con su sangre nos dejaron la identidad nacional como legado y como elemento de cohesión que amalgamó el territorio y su pueblo.

A ellos, el reconocimiento eterno….

 

Dr. Gustavo Budiño

Director Servicios Legislativo

Biblioteca del Congreso de la Nación

About author
César José Tamborini Duca, pampeano-bonaerense que también firma como "Cronopio", es odontólogo de profesión y amante de la lectura y escritura. Esta última circunstancia y su emigración a España hace veinte años, le impulsaron a crear Pampeando y Tangueando y plasmar en él su cariño a la Patria lejana.
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