Tangueando

ETAPAS EVOLUTIVAS DEL TANGO (II). El Modernismo y los tangos “darianos”

Quimeras de princesa. Un precedente de “La Novia Ausente” con influencia de la misma “SONATINA” lo encontramos en “Quimeras de Princesa” escrita en 1927 y registrada en SADAIC recién en 1937. Letra difícil de conseguir, debo agradecer a Eduardo Sibilín (de “Hermano Tango”) que me la envió.  Existe una afinidad entre la letra de este vals de Cadícamo (grabado por Luis Díaz con la Orquesta Típica Brunswick) y el poema de Darío, no solo en algunas palabras aisladas sino en el significado de algunos de sus versos.

QUIMERAS DE PRINCESA (Letra: Enrique Cadícamo – Música: Ernesto Di Cicco y Domingo D´Angelo)

Junto al clave sonoro

La princesa está…

Cesó su lloro

Se ha puesto a soñar.

En su castillo lejano

Marchitas manos

Tras la ventana

Que oculta el dolor.

Mira a través del cristal… Mientras deshoja una flor…

Ve venir a un caballero

En un brioso corcel,

Y a su lado un escudero

Que le acompaña fiel…

El polvo del camino va

Alzándose cual grueso tul,

Pronto ha de tenerla,

Bajando a la tierra

Es el príncipe azul.

Vuelve de pelear… Vuelve vencedor…

Cruza el puente del castillo

Y un arquero le da,

Una mano al llegado

Y le hace bajar.

Luego le muestra al arquero aquel guante

Que la princesa le dio al partir

Cuando fue a luchar.

Junto al clave sonoro

Le hace desarmar,

Un verso de oro se oye recitar,

Suaves palabras al viento

Le dice al pasar,

Y la princesa comprende que fue,

Un dulce sueño de amor… Un poco más de dolor…

Este vals de 1927 se registró en SADAIC en 1937. Fue grabado por la Orquesta Típica Brunswick, con la voz en el canto de Luis Díaz.

Apreciamos esa afinidad en los dos primeros versos del vals, con el primero “la princesa está” y el quinto “su clave sonoro” del poema rubeniano. En “la princesa persigue… la libélula vaga de una vaga ilusión” de la “Sonatina” (5º y 6º verso de la 2ª estrofa) podemos comparar su sentido con los dos últimos versos del vals: “la princesa comprende que fue, un dulce sueño de amor”.

Dice el vals “Ve venir a un caballero / en un brioso corcel” (1º y 2º verso de la 3ª estrofa), y la “Sonatina” “un caballo con alas hacia acá se encamina / …el feliz caballero que te adora”… (versos 2º y 4º de la última estrofa). “Vuelve de pelear, vuelve vencedor” en uno de los versos sueltos de “Quimeras…”, vemos correspondencia con el verso 5º de la última estrofa de la “Sonatina”: “y que llega de lejos, vencedor de la muerte”.

“Cruza el puente del castillo”  leemos en la parte central del vals, emulando “el palacio soberbio que vigilan los guardas” (4º verso de la 6ª estrofa de la “Sonatina”. Casi al final, “Quimeras…” repite “Junto al clave sonoro”.

Como podemos apreciar son demasiadas similitudes como para descreer de la influencia de Rubén Darío en la magnífica obra tanguera de Enrique Cadícamo.

Tus manos.  No podemos olvidarnos de un poema tal vez poco difundido de Enrique Cadícamo. Se trata del vals “Tus manos”, el cual destila casi en cada palabra inspiración de la poesía “Modernista” de Rubén Darío. Es una hermosura, ejemplo de “romanticismo” que debería ser más conocido, como pueden apreciar: 

TUS MANOS  (vals – 1930-1935) Letra : Enrique Cadícamo  – Música : Guillermo Desiderio Barbieri

Guardan claros de luna tus manos de abadesa

Y una luz milagrosa que las hace monjil,

No las tuvo tan bellas Eulalia, la princesa

Ni tan aristocráticas madame de Duplessi.

Tus uñas en el ampo de tus manos liliales

Resaltan como extrañas escamas de rubí,

Son de un rojo tan vivo tus uñas criminales

Que brillan como ardientes teorías carmesí…

Manos de alba poesía, donde dibuja finas

Y azules anagramas el lápiz del ensueño,

Olorosas o ideales manos alabastrinas

Que deshojan las flores mágicas del beleño.

Manitas conventuales… melancólica cera…

Tus manos son un voto en las cuales yo dejo

Toda la fe sagrada del amante que espera

Que florezcan tus palmas, benditos sortilegios…

Qué amable que es la vida al calor de tus manos

Todo bajo su encanto se torna juvenil,

Cuando tocas el viejo teclado de tu piano

Tus manos son alondras soñando en el marfil.

Quiero que ellas me cierren los ojos cuando muera

Y acomoden la almohada de mi sueño final,

Solo así será dulce mi morada postrera

Y el frío de mis huesos no será tan mortal…

Por la vuelta. Estimo que no puede haber dudas en cuanto a la fuente literaria en que se inspiró Cadícamo para su tango POR LA VUELTA, y no es otro que el poema MARGARITA  de Rubén Darío, que se publicó en 1896 en “Prosas Profanas”.       Apreciamos en primer lugar, en el primer verso de “Margarita”, la interrogación “¿Recuerdas”…? Pregunta que en el tango se sitúa en primer lugar en la 2ª estrofa “¿Te acuerdas”…? Y de inmediato llega la respuesta …”hace justo un año / nos separamos sin un llanto”…

21-I-2019

En “Margarita” también hay un encuentro, una cena irrepetible “en una noche alegre que nunca volverá”. Cena de despedida que está implícita en “Por la vuelta”, cuando brindan por la vuelta, en esa despedida de “hace justo un año”, con un “adiós inteligente”. Observamos así coincidencia de sentimientos, pero también en el léxico, con la utilización de los mismos sustantivos (baccarat) e inclusive adjetivos (fino baccarat); o con igual significado (boca roja – labios escarlatas); un verbo similar (sorber – beber), y también hipónimos (boca – labios). Todo este léxico desarrollado en una misma secuencia: 

“Tus labios escarlata de púrpura maldita / sorbían el champaña del fino baccarat” dicen los versos 5º y 6º de Darío; mientras “Tu boca roja y oferente / bebió en el fino baccarat” expresan los versos 12 y 13 de Cadícamo.

El análisis de los dos poemas nos permiten inferir otras similitudes, tales como el recuerdo de momentos dulces y felices vividos en compañía de la persona amada. En ambos está presente la cita y la despedida.

POR LA VUELTA  (Letra : Enrique Cadícamo – Música : José Tinelli – 1937)                                                                                                                              

¡Afuera es noche y llueve tanto!

Ven a mi lado, me dijiste,

Hoy tu palabra es como un manto

Un manto grato de amistad.

Tu copa es ésta y la llenaste

Bebamos juntos, viejo amigo…

Dijiste mientras levantabas

Tu fina copa de champán…

La historia vuelve a repetirse

Mi muñequita dulce y rubia,

El mismo amor… la misma lluvia…

El mismo, el mismo loco afán…

¿Te acuerdas? Hace justo un año

Nos separamos sin un llanto,

Ninguna escena, ningún daño…

Simplemente fue un “Adiós”

Inteligente de los dos…

Tu copa es ésta, y nuevamente

Los dos brindamos “por la vuelta”,

Tu boca roja y oferente

Bebió en el fino bacará.

Después, quizá, mordiendo un llanto,

Quedate siempre me dijiste…

Afuera es noche y llueve tanto…

…Y comenzaste a llorar…

Influencia de Rubén Darío en otros poetas del tango.

Si bien este artículo nos acerca principalmente a la obra de Enrique Cadícamo en relación a la influencia recibida por Rubén Darío, éste también fue numen para la composición poética de otros autores, algunos de los cuales mencionaremos.

  1. CARLOS V. GERONI FLORES

Nos encontramos con uno de los tangos más preciosistas y, al mismo tiempo, nítido ejemplo de la influencia de Rubén Darío en la obra de los poetas populares del tango. El autor de “Sólo se quiere una vez” reproduce los versos de “Canción de Otoño en primavera” que se encuentran en la 1º estrofa del poema:

“Juventud, divino tesoro

¡te fuiste para no volver!

Cuando quiero llorar no lloro

Y a veces lloro sin querer…”

exactamente los mismos versos que encontramos en la 5ª estrofa del tango, precedidos por el verso  “…que incrédula decía los versos de Rubén”.

SOLO SE QUIERE UNA VEZ (Letra de Carlos Flores – Musica de Claudio Frollo)

(Versión cantada por Aldo Campoamor, con la orquesta de Astor Piazzolla en 1947)

La lluvia de aquella tarde
nos acercó unos momentos…
pasaste… me saludaste,
y no te reconocí…

En el hall de un gran cinema
nos cobijamos del agua,
y entonces vi con sorpresa
tu envejecido perfil.

Parados frente a frente, sin distinguirnos,
surgía tu silueta del chaparrón,
apenas el esbozo de un sombrerito
y el gesto de una grave preocupación.

No quise creer que fueras la misma de antes
la rubia de la tienda La Parisien,
mi novia más querida cuando estudiante
que incrédula decía los versos de Rubén.

“…Juventud, divino tesoro
te fuiste para no volver
cuando quiero llorar no lloro
y a veces lloro sin querer…”

Resuelto corrí a tu lado
dándome cuenta de todo,
quería besar tus manos
y nuestro idilio rehacer,

Comprendiste mi tortura
y te alejaste sonriendo…
Fue tu lección tan profunda!…
Solo se quiere una vez!

(Es interesante resalta que, en “Me da pena confesarlo” [letra de Le Pera – música de Gardel] uno de los versos dice “yo lloro sin poder llorar”, como emulando uno de los versos de esta estrofa).

  • CELEDONIO FLORES

Cátulo Castillo, en el prólogo para la 2ª Edición de “Chapaleando Barro” (1951) de Celedonio Esteban Flores, dice “…Podríamos estar en el año 1910. Ya el sarampión Dariano había prendido en los cenáculos célebres de entonces. Baudelaire y Verlaine encendían la lumbre de una sensibilidad ciudadana, a veces canallesca…”

Sin embargo y refiriéndose al “negro Cele” dice más adelante “Y su lenguaje es suyo como suya  su rima  y  son  suyos sus dramas, no importa si hampones, pero que tienen –en todo caso- la vibración más neta que es exigible al tango y a una estética particularísima, que no puede ser suplantada por el purismo, ni por la elaboración académica”…

Pero la influencia “dariana” fue evidente. Veamos: “Pero es que esa gente venía de la literatura o, al menos, se acopló a la literatura. Ocurre que no supieron o no quisieron extraer, de sus maestros, lo más señero. Así, las letras de Flores proceden en muchos aspectos de Rubén Darío. Pero del Rubén de Prosas profanas, no de aquel otro que escribiera los perennes Cantos de vida y esperanza. Recuerda Sábato… que la ‘princesa’ de la Sonatina se convierte, de esta manera, en la ‘bacana’ de Celedonio Flores (…)

El propio Flores, tal como lo recuerdan los autores de la Primera Antología Lunfarda, Gobello y Soler Cañas, da la explicación de su estilo y de las necesidades sentimentales que lo impulsaron al verso: ‘Quise escribirlos delicados, sutiles, finos…, pero había grandes contras en aquel camino. ¿Cómo te ibas a tirar contra Amado Nervo o Rubén Darío? El naipe no daba pa’ tanto, hermano. Entonces… me abrí  de aquella parada y escribí Margot’. (Osvaldo Rossler, El Negro “Cele”. El Mundo. Domingo 26 de junio de 1966. Del libro: Celedonio Flores “Cancionero”. Torres Agüero Editor. Tercera Edición. 1982, pág. 116).

Sin embargo en el citado “Cancionero” aparece un poema suyo que –emulando a Darío- titula “Sonetina” (pág. 104) cuyos dos primeros versos dicen:

“La bacana está triste / ¿qué tendrá la bacana?”

Pero no solo en estos dos versos donde cambia “princesa” por “bacana”, sino en muchas estrofas –cambiando palabras puristas por lunfardas- desarrolla su tema con el mismo significado. Por ejemplo la segunda estrofa de la Sonatina de Darío, el 4º verso dice “la princesa no ríe / la princesa no siente”. Y Celedonio dice “la bacana no ríe / la bacana no siente”. La cuarta estrofa comienza “¡Ay! La pobre princesa de la boca de rosa”; y Cele: “¡Oh la pobre percanta de la bata rosa!” Así sucesivamente, muchos de los versos del “negro” Flores son un espejo de la “Sonatina” de Darío pero con palabras lunfardas. Es un embeleso poder leer ambas simultáneamente.

No obstante Celedonio reconocía su límite, su pertenencia al “reaje literario”, y escribe “No tengo el berretín de ser un bardo, / chamuyador letrao, ni de spamento. / Yo escribo humildemente lo que siento / y pa’ escribir mejor, / ¡lo hago en lunfardo!… (“Musa rea”, Cancionero, pág. 103). También dice “…y no vas a creer que escribo / en este lenguaje rante / por irlas de interesante / ni por pasarme de vivo / Sino porque no hallo bien, / ni apropiado ni certero / el pretender que un carrero / se deleite con Rubén”.

Encuentro otras reminiscencias darianas en su libro “Chapaleando barro”, por ejemplo en “FLORES” (Pág. 49) “¡Cómo sabe mejor la poesía / campaneando la gracia de una flor!”. También en “PIERROT” (pág. 62): …”Si a veces lo encontraba en el jardín dormido / mamao de plenilunio, rendido de cantar”… Y en “MIRÁ SI SOY BUENO” (pág. 81): …¡”Qué linda está ahora, te dio de lleno / la plata de la luna sobre la cara”…

Sería interesante saber si Darío se había imbuido del lenguaje orillero de la Argentina, ya que sabemos (según Barcia) que al menos, en una ocasión, utilizó la palabra “atorrante”, signo evidente que alcanzó a conocer esta modalidad; figura en “El linchamiento de Puk” (de 1893) en un artículo publicado en la revista “Mundial Magazine” (París).

3. HOMERO EXPÓSITO

En este caso voy hacer una breve referencia a un célebre tango de los cantados por Roberto Goyeneche, “Naranjo en flor” cuya letra pertenece a Homero Expósito y la música a su hermano Virgilio, inspirado indudablemente por Rubén Darío; en su “Cantos de vida y esperanza” el capítulo X corresponde a “El verso sutil que pasa o se posa” y leemos en su cuarta estrofa: …¡Oh, saber amar es saber sufrir! /Amar y sufrir, sufrir y sentir / y el hacha besar que nos ha de herir…

Según César Onetti, cuando Homero le pidió a su hermano que le pusiera música a estos versos, Virgilio le contestó: –“Ahí está toda la canción ¿qué vas a inventar ahora?”-

Y escuchamos a Goyeneche cantar este tango escrito en 1944: ”Primero hay que saber sufrir, / después amar, después partir / y al fin andar sin pensamiento (…”) donde se aprecia la clara influencia del poeta nicaragüense.

COLOFON. Me permito hacer una comparación del tango con un árbol frondoso. En él encontramos por supuesto una sola raíz, que serían los proto tangos (sin entrar a considerar la semilla de la que germinó el árbol: genética de laboratorio musical en la que encontramos el ADN de habaneras, candombe, milongas, tanguillo andaluz…)

El robusto tronco estaría constituido por todos los tangos, habidos y por haber, sin divisiones. De este tronco, al ser el árbol tan frondoso, salen numerosas ramas, algunas principales y otras secundarias, cada una de las cuales puede merecer un calificativo acorde con el gusto o la sensibilidad de cada uno de los amantes del tango, porque son casi infinitos los temas tratados en ellos. Ahora bien, condicionado por el tema tratado en el presente artículo, me atrevo a adjudicar su nombre a dos de sus ramas principales:

  1. Los tangos sentimentales o post contursianos (o también los tango canción) originados a partir de la creación de la letra de “Mi noche triste” por Pascual Contursi; entre otros ejemplos podemos mencionar “La Mariposa” y “El Pañuelito”. Por sentimental entendemos una “apelación a los sentimientos”, donde se realiza un esfuerzo a fin de inducir emociones (por ejemplo a un lector …o a quien escucha canciones), guiando a las personas por los sentimientos.
  • Los tangos románticos o darianos, originados a partir de la poesía “Modernista” de Rubén Darío, cuyo principal cultor fue Enrique Cadícamo; sin olvidar otros autores que también contribuyeron al mismo, algunos de los cuales hemos mencionado. El romanticismo es una manera de sentir y concebir la naturaleza (plenilunio; una alondra), así como la vida y el mismo ser humano (las manos; la boca)…

Enlace de “Etapas evolutivas del tango (I):

About author
César José Tamborini Duca, pampeano-bonaerense que también firma como "Cronopio", es odontólogo de profesión y amante de la lectura y escritura. Esta última circunstancia y su emigración a España hace veinte años, le impulsaron a crear Pampeando y Tangueando y plasmar en él su cariño a la Patria lejana.
Articles

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.