CaleidoscopioRecorriendo Buenos Aires

Recorriendo Buenos Aires (VIII)

Luna Park

Luna Park

Calle Corrientes

Dedicado a la memoria de mi gran amigo y compadre Roberto Faga, excelso amante de los «tungos» e inveterado caminante de la calle Corrientes -adonde ocasionalmente lo acompañaba- cuando en sus locales rebosaban las librerías de viejo y algunas salas de máquinas traga monedas, juego prohibido durante la dictadura militar de Onganía; y llegando a Balvanera mientras Baldomero Fernandez Moreno nos observaba desde sus «Setenta balcones y ninguna flor» de la Avda. Pueyrredón, hurgábamos en nuestros escuálidos bolsillos de estudiantes para entrar en algún fondín innominado, para saciar el hambre con un suculento plato de milanesas con papas fritas. 

Calle Corrientes que te conocí con retraso, porque desde 1938 tu ensanche me permite vislumbrar solo con la imaginación la Corrientes angosta que evoca el tango en sus brillantes páginas, que al cruzarte con el otro ensanche, el de la Avenida más ancha del mundo, muestras orgullosa el símbolo fálico del machismo implícito en esos mismos tangos. Calle Corrientes de cines y teatros, de librerías de viejo, de antros jubilosos, permite que quien te desconoció te conozca un poco, tratando de descorrer el velo de lo que fuiste y lo que sos, transitando tus veredas desde Bouchard hasta “el Abasto”.                        

Casi al inicio de la calle (ahora Avenida) Corrientes cuando se encuentra con Bouchard, está el más importante coliseo del boxeo argentino, el famoso LUNA PARK donde se velaron los restos de Gardel en 1936, donde se conocieron Evita y Perón en un acto solidario tras el terremoto de San Juan, donde actuó Frank Sinatra, puesto que se utiliza para recitales, actos políticos y otras actividades culturales y deportivas además del boxeo.

En Corrientes y Esmeralda, la mítica esquina donde “…amainaron guapos junto a tus ochavas / cuando un cajetilla los calzó de cross”… estaba el “Royal Keller”, conocido antro ubicado en un sótano al que acudían las minas de rompe y raja en busca de favores de clientes momentáneamente solitarios; y también la élite literaria juvenil de ese entonces representada por Roberto Mariani, Jorge L. Borges, los hermanos González Tuñón… Y el “cajetilla” o dandy que “calzó de cross” a algún guapo pendenciero no fue otro que Jorge Newbery, conocido “bacán” y afamado deportista, entre cuyas aficiones estaba la aviación y el boxeo.

Teatro Colón. Escenario y balcones.

Teatro Colón. Escenario y balcones.

Muy cerca, en Esmeralda 433, está el Teatro de Revistas “Maipo” y sobre Corrientes al 800 otros dos muy importantes: el “Ópera” en el 860, donde actuaron Ava Gardner y Edith Piaf; enfrente, en el 855 el “Gran Rex”. Un poco más adelante se encuentra el “Broadway”, en la Avenida Corrientes al 900. En otra Avenida cercana, en Córdoba 1155 está el “Teatro Nacional Cervantes”, construido en 1921 y cuyos espejos y azulejos fueron traídos desde España.

Obelisco

Obelisco

En Corrientes y Avda. 9 de Julio se encuentra el Obelisco construido en 1936, que con sus 67,5 metros de altura representa un ícono imperecedero de la ciudad; pero antes conviene desviarse por Suipacha –una cuadra antes- porque al llegar al nº 384 veremos la Confitería “La Ideal”, donde en su primer piso suele haber milongas y clases de tango. Una de las hermosas confiterías de Buenos Aires, un poco venida a menos por falta de mantenimiento. Muy cerca de ahí, en Cerrito nº 618 entre Viamonte y Tucumán se encuentra el magnífico “Teatro Colón” y confieso que no alcanzan las palabras para definir esta joya arquitectónica de la ópera mundial. Imprescindible visitarlo.

Llegamos al nº 1891 de la Avenida y en la esquina donde se encuentra con la calle Río Bamba vemos 3 placas recordatorias de uno de los grandes del tango, Enrique Santos Discépolo, autor de páginas memorables de nuestra música ciudadana como «Yira Yira», «Cambalache», «Uno», «Malevaje», «Sin Palabras», «Cafetín de Buenos Aires», «¿Qué sapa Señor?» (este último tiene clarísimas alusiones a la proclamación de la República Española el 14 de abril de 1931: «Los reyes temblando remueven el mazo / buscando un yobaca para disparar / …¿Qué sapa señor, que ya no hay Borbones?») Ese lugar es conocido como «Esquina Enrique Santos Discépolo».)

Esquina Santos Discépolo

Esquina Santos Discépolo

 

Esquina Santos Discépolo

Esquina Santos Discépolo

Continuamos por Corrientes y apenas sobrepasamos la calle Uruguay surge la irresistible tentación de fotografiarnos con las estatuas sedentes de dos de los más grandes exponentes del humor televisivo argentino, Alberto Olmedo y Javier Portales. Llegamos finalmente a la zona de Balvanera conocida como “el Abasto” porque fue el mercado proveedor más grande de América Latina en funcionamiento hasta 1984, para reabrir sus puertas en el año 1998, reciclado como un hermoso paseo de compras. Se puede acceder al mismo por la Avda. Corrientes 3247 o por su lateral, la calle Anchorena.

Alberto Olmedo y Javier Portales

Alberto Olmedo y Javier Portales

En la esquina de Humahuaca y Agüero se encontraba el bar O’Rondeman donde en 1910 comenzó a cantar profesionalmente Carlos Gardel; de ahí su apodo “el Morocho del Abasto”. En la calle Jean Jaurés 735 está la casa donde vivió Gardel con su madre, Berta Gardés, desde 1927 hasta 1933; en ese lugar funciona el Museo “Casa Carlos Gardel”. Entre las calles Anchorena y Jean Jaurés está el Pasaje Carlos Gardel, donde suele haber espectáculos callejeros de tango y folklore argentino, y se exhibe la estatua que el escultor Mariano Pagés realizó al cantor.

Estatua Carlos Gardel

Estatua Carlos Gardel

La Avda. Corrientes continúa hasta llegar al Cementerio de “La Chacarita” –donde entre otras personalidades, están las tumbas de Juan D. Perón y la de Carlos Gardel-; y desde su nacimiento en Avda. Eduardo Madero hasta concluir sus 6 Km en el sitio mencionado, es acompañada en el subsuelo por la línea “B” de subterráneos. 

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About author
César José Tamborini Duca, pampeano-bonaerense que también firma como "Cronopio", es odontólogo de profesión y amante de la lectura y escritura. Esta última circunstancia y su emigración a España hace veinte años, le impulsaron a crear Pampeando y Tangueando y plasmar en él su cariño a la Patria lejana.
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