Gastronomía

Paso de los Toros

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PAMPEANDO Y   TANGUEANDO. Director-editor: César J. Tamborini – Mes de Octubre del 2020

PASO DE LOS TOROS (Gastronomía, Nº 3)

La historia nos dice que el “agua tónica” nació en el siglo XVII cuando se mezcló un alcaloide que se extrae de la quina (quinina) con agua, para bajar la fiebre ocasionada por el paludismo. En el siglo XVIII comenzó a hacerse popular en Inglaterra. La tónica “Paso de los Toros” que se vende en Argentina contiene agua carbonatada, quinina, quasia, extracto de naranja, azúcar; acidulante INS 330.

En la época del creador de la bebida la fórmula era secreta, solo se conocía la ralladura de cáscara de naranja porque era necesario contratar mujeres para rallar las naranjas a mano. Utilizaban ralladores parecidos a los de cocina. Usaban sólo la cáscara y regalaban las naranjas peladas. Sólo Mangini conocía la fórmula, además de Vignoly, su empleado de mayor confianza. 

Como en el caso del tango “El Ciruja”, una apuesta fue el germen que dio origen a esta popular bebida de origen uruguayo. ¿Qué argentino de mi edad, no disfrutó del original sabor de “Paso de los Toros”, ya sea sola o acompañando otras bebidas? Pero seguramente también lo harán los más jóvenes, porque en mis viajes a la Argentina veo que aún existe en las estanterías de los negocios del ramo y puedo volver a re gustarla en mis papilas linguales. En la Argentina, donde el agua “Indian Tónic Cunnington” estaba firmemente arraigada desde 1940, Paso de los Toros comenzó su andadura en 1964, conquistando la mayor parte del mercado.

Es interesante saber de qué manera tuvo su origen, cómo nació en un pueblo uruguayo llamado “Paso de los Toros” (en el Departamento de Tacuarembó, y donde también nació Mario Benedetti), para deleite de sus consumidores. Fue en las primeras décadas del siglo XX cuando un inglés llamado Jorge Jones llegó al pueblo, llevando al mismo –según se cree- la primera pelota de fútbol.

En ese entonces Rómulo Mangini había llegado a ese sitio desde Montevideo, donde había nacido en 1883, y con sus estudios de química instaló en 1924 una fábrica de soda, incorporando dos años después refrescos frutales (entre otras, la “Manzanet” de dulce sabor), en una época que la tónica “Bull Dog”, importada de Inglaterra, era la más consumida en Uruguay. La fábrica estaba instalada en la calle Treinta y Tres y el local todavía existe frente a la estación de trenes, aunque se encuentra abandonado; actualmente la calle lleva el nombre de Rómulo Mangini.

Ambos –Jones y Mangini- se conocieron, y el primero desafió al otro para que fabricara una tónica similar  a la inglesa en calidad. Como Mangini no conocía la fórmula, Jones le indicó cuáles eran los componentes; al no conocer las proporciones de los mismos, el uruguayo debía realizar distintas pruebas que cataba el inglés antes de dar su aprobación después de muchos intentos en el transcurso de meses. Dos años habían sido necesarios para esto, obtener una bebida que no era dulce pero tampoco amarga. Jones dio su visto bueno: según su exigente paladar, la tónica uruguaya superaba a las importadas de Londres.

La bebida recibió el nombre de “Príncipe de Gales” y, con su exitosa salida a la venta en el pueblo, llegó a la vecina población de Durazno, una ciudad más importante que le dio el espaldarazo. Con el paso del tiempo, en la década de 1940, le cambió el nombre por “Paso de los Toros”, como homenaje al pueblo donde residía. Eran los años gloriosos para Mangini, en 1946 su bebida se vendía exitosamente en Montevideo, y en su fábrica llegaron a trabajar casi 100 personas.

El éxito comenzó a generarle un problema a Mangini: su fábrica no daba abasto y él carecía del capital necesario para ampliarla. Entonces le propuso a un distribuidor montevideano de apellido Sanguinetti que lo ayudara a conseguir apoyo de otros comerciantes, pero Sanguinetti le respondió: “Con esas agüitas sucias no vas a hacer mucho”.

Tuvo que conseguir nuevos socios, y en 1947 se sumaron Frank Marshall y Adolfo Caorsi, dos acaudalados vecinos de Durazno. Así, se fundó la Sociedad Anónima Agua Tónica Paso de los Toros y se empezaron a vender acciones en el pueblo. Diez pesos cada una. En 1949 las máquinas no daban abasto y los obreros tenían que repartir el trabajo en 3 turnos de 7 horas.

El crecimiento de la demanda era tan grande, que a principios de los años 50 Mangini y sus socios instalaron una segunda fábrica, en la avenida Millán, en Montevideo.

«Un día llegaron a Paso de los Toros unos representantes de Pepsi Cola que ofrecían comprar las acciones de la fábrica. Mucha gente las tenía olvidadas en los roperos, y fue un revuelo, todo el mundo buscándolas. Pepsi las pagaba muy bien y todos las vendieron, locos de la vida.» (Armúa, “Historia de Paso de los Toros). Hasta que, el 14 de febrero de 1955, la compañía norteamericana logró la mayoría absoluta y con eso consiguió la fórmula secreta. Un golpe duro para Mangini, que murió el 19 de enero de 1957. Su viuda falleció al año siguiente, y 3 años después, en 1961, la hija vendió el resto de las acciones ante la insistencia de Pepsi.

Un tal Álvarez, ex empleado de la fábrica, decía que el agua tónica original “era azulada. Uno la ponía a contraluz y veía el tornasol que formaba el aceite que llevaba, extraído de la cáscara de la naranja. La de antes le sacaba el dolor de estómago como si fuera un medicamento. Ahora es todo hecho en base a productos químicos. Nunca va a ser igual»,

Después de la muerte de Mangini, Pepsi cerró la fábrica de Paso de los Toros y la tónica fue fabricada solo en Montevideo, hasta que en 1992 inauguró otra planta en Colonia, y le puso el nombre de Mangini, donde comenzó a trabajar su nieto Roberto. Desde hace décadas, se produce también en Buenos Aires.

Sobre el nombre de la población, una versión indica que allí era el lugar donde el agua del Río Negro era más baja y se podía cruzar. De ahí surge el nombre “Paso”; y era allí donde los toros criados en el norte de Uruguay cruzaban para ir a Montevideo al puerto ganadero del Cerro, por eso también se lo denominó “de los Toros”.

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por César J. Tamborini Duca

Fuentes: Wikipedia – Revista “Viva” (22-XI-2009) pág. 44 y sig.

About author
César José Tamborini Duca, pampeano-bonaerense que también firma como "Cronopio", es odontólogo de profesión y amante de la lectura y escritura. Esta última circunstancia y su emigración a España hace veinte años, le impulsaron a crear Pampeando y Tangueando y plasmar en él su cariño a la Patria lejana.
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